jueves, 24 de noviembre de 2016

MATERIALISMO HISTORICO CAPITULO 7


MATERIALISMO HISTORICO. CAPITULO VII

 

LAS NACIONES Y EL MOVIMIENTO
DE LIBERACION NACIONAL


Como hemos visto, la lucha de clases es un factor importantísimo del desarrollo de la sociedad de clases antagónicas. En la época actual también tiene enorme importancia el movimiento de liberación nacional. Pasamos, pues, a examinar la teoría marxista-leninista de las naciones y cómo se formaron.

 
1. QUÉ SON LAS NACIONES


Además de las comunidades de clase, en la sociedad contemporánea existen comunidades nacionales. Las naciones han aparecido mucho más tarde que las clases. Si éstas se formaron en el período de establecimiento de la sociedad esclavista, las naciones son producto del desarrollo capitalista.

Su aparición fue precedida por ciertas formas históricas de comunidad humana, como la gens, la tribu y la nacionalidad.

La gens fue una comunidad de personas con vínculos de consanguinidad y nexos económicos. Se basó en la posición y aprovechamiento colectivos de los medios de producción. Varias gens se unían para formar una tribu. Ambas existieron en el régimen de la comunidad primitiva.

A las sociedades esclavista y feudal correspondió otro tipo de comunidad, la nacional que, a diferencia de la gens,  no se basaba en vínculos de consaguinidad, son en una comunidad de territorio, lenguaje y cultura. Estos agrupamientos no eran muy estables porque aún no podía formarse una comunidad económica que abarcara a países enteros, sin la cual no puede haber un vínculo estrecho entre los hombres. Cierto es que el intercambio de mercancías y los mercados existían también en la sociedad esclavista y en la feudal, pero su alcance era entonces limitado, local y no estaban en condiciones de superar el fraccionamiento económico y político.

Con el desarrollo del capitalismo se fue suprimiendo poco a poco el fraccionamiento económico y se formó un mercado único, que tuvo por resultado la trasformación de las nacionalidades en naciones. Lenin escribió que “las naciones son el producto inevitable de la época burguesa de desarrollo de la sociedad” 1.

 
1 V.I. Lenin, Obras Completas, t. XXI, ed., gág. 68 (Ed.)

 
Lo mismo que la nacionalidad, la noción posee comunidad de territorio, lengua y cultura. Sin embargo la nación es una comunidad cuya estabilidad se debe, según Lenin, a “factores económicos más profundos” 2. Así las tribus eslavas de la Rus de Kiev 2, aunque constituía una misma nacionalidad, con su lenguaje único y territorio común, aún no estaba constituida en nación. Los vínculos de carácter nacional surgieron únicamente en el nuevo período de la historia rusa (a partir del siglo XVII, aproximadamente), cuando se superó el fraccionamiento económico del país, se desarrolló la circulación mercantil, y los pequeños mercados locales se unieron para formar un mercado único de toda Rusia. La comunidad de vida económica es, por tanto es el rasgo más importante de la nación. Son los vínculos económicos lo que agrupan en un todo único a los hombres que pueblan un mismo territorio y hablan la misma lengua. En el proceso del desarrollo económico y político se forma también la comunidad psicológica de esos hombres y en las particularidades de su cultura y género de vida.

 
2 La Rus de Kiev o el estado eslavo antiguo fue una federación de tribus eslavas orientales desde finales del siglo IX hasta mediados del siglo XIII, bajo el reinado de la dinastía Rúrika.

 
No se debe confundir nación con raza. Las diferencias de raza son externas con respecto a ciertos caracteres biológicos: color de la piel, rasgado de los ojos, etc. Según estos caracteres, se distinguen tres razas: blanca, amarilla y negra.

Los ideólogos de la burguesía reaccionaría procuran explicar el nivel económico, político y cultural de los diversos pueblos, la posición que cada individuo ocupa en la sociedad, por caracteres raciales. Hablan así de las ventajas de la raza blanca, la cual según ellos, está predestinada por la propia naturaleza sobre las de color 3 Sin embargo,  la experiencia de la historia y los datos científicos demuestran que los seres de todas las razas tienen la misma capacidad. En lo que concierne al atraso de algunos pueblos no pertenecientes a la raza blanca, no es debido al color de su piel ni de sus cabellos, sino a las consecuencias de la opresión colonial que han sufrido durante siglos por la voluntad de los explotadores blancos. En la actualidad, los pueblos de los países, antes coloniales y dependientes, que se han liberado del yugo del imperialismo desarrollan con éxito su economía y cultura. China, Corea del Norte y Vietnam del Norte 4, por ejemplo países que están en proceso de de desarrollo socialista, progresan con singular rapidez.

 
3 Estos ideólogos reaccionarios habidos en la historia, fueron los que dieron pie a la teoría de la raza aria  de Hitler  y alas a sus siniestros personajes nazis. Esta teoría debería ser protegida, pues representaba una raza pura aunque para ello se tuviese que hacer un holocausto. Holocausto se realizó, pero afortunadamente, con la derrota de Hitler y la destrucción del nazismo en Alemania, no pudo llevarlo a la solución final. (ARP)

4 Con la derrota del ejército imperialista de los Estados Unidos, Vietnam del Norte se liberó del yugo imperialista-colonialista y se consolidó con el nombre de República Socialista de Vietnam. (A.R.P.)

 

 
2. EL MARXISMO-LENINISMO Y LA CUESTION
NACIONAL COLONIAL

 

Las naciones que se constituyen en el capitalismo son naciones burguesas. Aunque la inmensa mayoría de ellas está compuesta por la clase obrera y otras capas de trabajadores, el papel predominante la desempeña la burguesía, a la cual pertenecen todos los medios de producción, el poder estatal y los instrumentos de influencia ideológica. Por eso la economía, la política y la ideología burguesas determinan en lo fundamental la fisonomía de la nación. La presión y el dominio de las naciones económica y militarmente más fuertes sobre las más débiles son ley del desarrollo de las naciones burguesas. Por eso el desenvolvimiento de las naciones en el capitalismo está indisolublemente ligado con la agudización de la lucha de los pueblos oprimidos por su liberación. La cuestión nacional, o sea, el problema de las formas y medios de liberación de las naciones oprimidas, de la liquidación del yugo nacional y de establecimiento de relaciones de igualdad entre los pueblos, presentan en el capitalismo una agudeza particular y es una de las cuestiones importantes del desarrollo social.

El marxismo-leninismo atribuye mucha importancia a la cuestión nacional, por eso exige que se lo enfoque de manera histórico-concreta. Esto quiere decir que para resolverla acertadamente es preciso tomar en cuenta el desarrollo de la sociedad en diversas épocas, las particularidades de cada país, la correlación de la fuerzas de clase tanto en el ámbito internacional como dentro del propio Estado, el grado de actividad de las masas trabajadoras de las distinta naciones, el nivel de su conciencia, organización, etc.

El contenido de la cuestión nacional no permanece inmutable en las diversas etapas del desarrollo del capitalismo. En la época de la formación de la sociedad capitalista esta cuestión, por regla general, no rebasaba los límites de Estados aislados. Los Estados multinacionales como Rusia, Austria-Hungría y algunos otros, en los que había naciones opresoras y oprimidas, era fundamentalmente el campo de la opresión nacional y de la lucha de liberación nacional. El problema nacional se reducía en ellos, en esencia, a la cuestión de la minorías nacionales y su lucha por liberase, por obtener el derecho a desarrollar su propia economía y cultura.

Al entrar en la época el imperialismo, las relaciones nacionales cambiaron. El mundo se dividió en un puñado de naciones dominantes –los imperialistas más desarrollados- y una mayoría de naciones y países coloniales y dependientes. Lenin consideraba que esta división era “lo más esencial e inevitable bajo el imperialismo”. Se formó el sistema colonial del imperialismo. El capitalismo, que en los albores de su historia contribuyó a liberar a los pueblos del yugo feudal y de la dominación de la iglesia se convirtió en el mayor explotador de las naciones, estrangulador implacable de la libertad de los pueblos. El contenido de la cuestión nacional cambio, por lo tanto, y sus fronteras se ensancharon considerablemente. De problema interno de Estado, se transformó en cuestión internacional ligada al destino de muchísimos millones de seres del mundo entero.

La cuestión nacional en el imperialismo ya no es un problema de minorías nacionales dentro de un Estado, sino una cuestión nacional y colonial. Implica, ante todo, la lucha de los pueblos contra el yugo colonial, de su liberación y de su ulterior desarrollo progresista.

Al señalar la importancia de la cuestión nacional, Marx, Engels y Lenin no consideraban, sin embargo, que fuera un problema fundamental del movimiento revolucionario. Siempre lo supeditaron a la teoría de la dictadura del proletariado, que es lo principal del marxismo, y lo examinaron desde el punto de vista de los intereses del movimiento proletario internacional, de la lucha por la paz, el socialismo y el progreso social. Además, se basaban en que, dentro de la sociedad capitalista, el cuestión nacional, en  principió, es insoluble integralmente. Se la puede resolver sólo en la sociedad socialista.

Lenin descubrió dos tendencias contradictorias en el desarrollo de las relaciones nacionales bajo el capitalismo. Una de ellas se manifiesta en el despertar de la vida nacional y los movimientos nacionales. La otra tendencia se expresa en el desenvolvimiento de las relaciones mutuas de diversas naciones, en la supresión de las barreras nacionales y en la formación de una economía única, del mercado mundial 5 La primera tendencia predomina en la época del capitalismo ascendente. La segunda, en la del imperialismo, cuando el socialismo viene a sustituir inevitablemente al capitalismo.

 
5 De este genial y teórico proyecto de crear  una “economía única del mercado mundial”, la burguesía capitalista se ha apropiado de la misma, llevándolo  a la  práctica con la creación del Mercado Común, el   TTIP (Tratado de libre comercio entre la unión Europea y Estados Unidos), que de momento no se sabe qué es, pero se intuye  y la globalización de la economía entre países.  Ahora bien, el pensamiento del genial proyecto que Lenin, no era  que  sirviera de base para la obtención  acumulativa del capital, sino que la economía única del mercado mundial fuera en beneficios del ciudadano y, no que estos, tengan que soportar las crisis socializándoles las pérdidas para poder rescatar al gran capital financiero (han, son, y serán los provocadores de  las grandes crisis)  a costa de sumir en la miseria a los ciudadanos. (ARP)


Ambas tendencias dimanan de las demandas del desarrollo de la sociedad y son progresivas por su sentido histórico interno. Sin embargo en las condiciones del capitalismo adquieren formas tan monstruosas, que son incompatibles con su contenido objetivamente progresista. El imperialismo crea bancos y consorcios internacionales gigantescos, una economía mundial que lo abarca todo, agrupando e internacionalizando cada vez más la vida económica, política y cultural de la sociedad. Sin embargo, semejante agrupación y “aproximación” de las naciones bajo el dominio de los monopolios capitalistas sólo se puede llevar a cabo por la violencia, mediante el robo colonial y la opresión de unos pueblos por otros más desarrollados y fuertes. Pueblos enteros, grandes y pequeños, continentes inmensos, se han convertido en victimas de la expansión colonial  de un puñado de imperialistas rapaces, que reprimen con la mayor crueldad toda tentativa de liberación. Así, pues, la tendencia de las naciones a agruparse y aproximarse bajo el capitalismo entra en contradicción inconciliable con la tenencia a la independencia nacional, a la formación de Estados nacionales.

Las mencionadas tendencias del desarrollo de las relaciones nacionales encuentran su reflejo en la ideología y política burguesa y se manifiestan en forma de nacionalismo. Inconciliable con cualquier manifestación de nacionalismo burgués, el marxismo-leninismo requiere al mismo tiempo que se distinga el de las naciones dominantes (chovinismo de gran potencia y racismo) del nacionalismo de las oprimidas. La ideología chovinista 6 de nación dominante y del las ruinas de los imperios coloniales, se han elevado como creadoras de la nueva vida y activos participantes en la política mundial, como fuerza revolucionaria demoledora del imperialismo. La disgregación del sistema colonial implica el comienzo de un nuevo período histórico en el desarrollo de la humanidad.

           6 Preferencia excesiva por todo lo nacional con desprecio de lo extranjero. (ARP)

Estos pueblos están llamados a desempeñar un gran papel en la solución de un importantísimo problema actual: evitar la nueva guerra mundial, conservar y consolidar la paz. Constituyen, con los pueblos de los países socialistas, las dos terceras partes de la humanidad, y eso es una ingente fuerza capaz de hace retroceder a los agresores imperialistas.

 

Esencia social y tareas del movimiento de liberación nacional

 

Los enemigos más acérrimos del colonialismo, fervientes partidarios de la igualdad nacional y la independencia de los pueblos son la clase obrera y sus partidos marxistas, pues están empeñados en llevar hasta el fin las tareas de la revolución nacional, antiimperialista y democrática, contra las tendencias de las fuerzas reaccionarias a frenar el progreso social. Sin embargo, el movimiento nacional-liberador no es proletario, socialista, por su carácter: no se plantea la misión de derrocar al capitalismo e instaurar una sociedad nueva. Al mismo tiempo es capaz de resolver y resuelve importantes tareas sociales, como la supresión de las costumbres y reminiscencias feudales, la destrucción de los restos del colonialismo y la extirpación de las raíces de la dominación imperialista, la limitación y desplazamiento de los monopolios extranjeros y la creación de la industria nacional propia, la realización de reformas agrarias radicales, el reforzamiento de la independencia política y la aplicación de una política exterior independiente y pacífica, así como la democratización de la vida social.

La solución de estas tareas generales democráticas y nacionales tropieza con la resistencia enconada de las fuerzas imperialistas, que tratan de retener las antiguas colonias y semicolonias dentro del sistema de economía capitalista y llevarlas a la órbita 7de su reaccionaria política agresiva. Por eso la lucha consecuente contra el imperialismo  y, ante todo, contra el imperialismo de EE.UU., baluarte principal del colonialismo, es la condición fundamental del éxito de la revolución nacional-liberadora


7 Hoy más que nunca las antiguas colonias y semicolonias siguen bajo la órbita del sistema capitalista, pero su custodia, ya no se debe a la ocupación directa de las colonias por la fuerza, sino que están sometidas y subyugadas  por capitalismo financiero. (ARP)

 
La solución de las tareas democráticas nacionales de interés general en los países coloniales permite agrupar de vanguardia de la nación. Además de la clase obrera, a la cual pertenece el papel más activo en la lucha contra el colonialismo. Participan en ella grandes masas de campesinos y otras capas medias, así como la parte de la burguesía nacional objetivamente interesada en llevar a cabo las tareas fundamentales de la revolución antiimperialista y antifeudal,  particularmente en la creación de la economía y del mercado local y en la defensa de éstos contra los atentados de los imperialistas extranjeros. El bloque de todas estas fuerzas progresistas y patrióticas puede servir de base política para un Estado de democracia nacional. Los pueblos poco desarrollados en el aspecto económico tienen ante sí amplias perspectivas para formar Estados de este tipo.

La participación de la burguesía nacional en el movimiento de liberación nacional contemporáneo no modifica su carecer progresivo. No obstante, la clase obrera de un nación oprimida tiene en cuenta la inconsecuencia de la burguesía, su inestabilidad y su propensión a las transacciones con el imperialismo y el feudalismo.

La fuerza más importante del movimiento de liberación nacional está constituida por la alianza de la clase obrera y los campesinos. Fuera de esta alianza son imposibles la conquista y defensa de la independencia nacional, la realización de profundas trasformaciones democráticas y la garantía del progreso social.

La lucha por la libertad y la independencia de los pueblos coloniales no implica que la clase obrera y sus partidos marxistas consideren que el objetivo final sea la conquista de la independencia nacional. La experiencia de la historia atestigua que la conquista de la independencia política trae aparejada  toda una serie de graves problemas. El más importante es el que se refiere a la elección del camino que debe seguir el proceso liberador: la vía del desarrollo capitalista o del no capitalista.

Diversas clases y partidos proponen distintas soluciones de ese problema. La burguesía pretende encauzar el desarrollo de la nación por la vía capitalista y conservar la propiedad privada y la explotación. Procura velar con todas sus fuerzas las contradicciones de clases existentes dentro de la nación, que no sólo se resuelven con la obtención de la independencia nacional, sino que agudizan cada vez más. A medida que se exacerban estas contradicciones, la burguesía se inclina al compromiso con la reacción interior y las fuerzas imperialistas exteriores.

Otra cosa son las amplias capas del pueblo, los trabajadores. Se convence por experiencia propia de que la vía capitalista no les promete nada bueno. Las masas populares a tomar conciencia de que la única ruta que lleva a la libertad y felicidad de los pueblos es el socialismo. Sólo el socialismo es capaz de terminar con el atraso secular de los pueblos coloniales y dependientes que se hayan sacudido el yugo del imperialismo y asegurar el ascenso rápido de su economía y cultura, satisfacer las demandas materiales y espirituales de los pueblos y desembarazarlos para siempre de la explotación, la miseria, el hambre y la amenaza de una nueva guerra mundial.

La elección del camino del desarrollo es un asunto interno de los pueblo. Con la moderna correlación internacional de fuerzas se tiene la posibilidad real de que el sistema socialista mundial preste poderoso apoyo a los pueblos de los países liberados del colonialismo, de modo que éstos puedan resolver el problema en interés propio, es decir, elegir la vía no capitalista de desarrollo, que está garantizado por la lucha activa de la clase obrera, de las masas populares y de las fuerzas antiimperialistas de la nación y responde a los intereses de su inmensa mayoría. Así, en el curso del movimiento nacional–liberador  se crean las premisas para llevar acabo las trasformaciones socialistas de la vida social.

 

4. EL SOCIALISMO Y LAS NACIONES

 
               Solución de la cuestión nacional de la URRS

 

La sociedad capitalista, basada en la propiedad privada y la explotación, que    estimula las discordias y la enemistad entre los pueblos, no está en condiciones de resolver la cuestión nacional. Únicamente el socialismo, luego de haber terminado con la explotación y el antagonismo de las clases, pone fin a las discordias nacionales y asegura un verdadero florecimiento, confianza mutua y aproximación de los pueblos. Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista: “En la misma medida en que sea abolida la explotación de un individuo por otro, será abolida la explotación de una nación por otra. Al mismo tiempo que el antagonismo de las clases en el interior de la naciones, desparecerá á la hostilidad de las naciones entre sí”

Lenin elaboró  un programa concreto para resolver la cuestión nacional. Sus principios fundamentales son: democratización completa de la vida social en base al socialismo, instauración de una verdadera igual entre todas las razas y naciones, concesión a estas últimas del derecho a la autodeterminación, inclusos hasta la separación y formación de estados independientes y cohesión internacional de la clase obrera de todas las nacionalidades del país. Penetrado de respecto a los pueblos grandes y pequeños, de profunda solicitud por sus necesidades y esperanzas más íntimas, el programa nacional de Lenin contribuyó  a unir a los obreros y campesinos de la numerosas nacionalidades de Rusia en una sólida alianza encabezada por la clase obrera, alianza que fue uno de los factores más importantes de la Gran Revolución Socialista de Octubre.

La revolución socialista rompió en Rusia las cadenas de la opresión nacional,  quebrantó la vieja hostilidad que existía entre los pueblos y abrió el camino para que colaborasen en todos los aspectos y se aproximasen. Brindó a los pueblos el derecho a determinar su destino y a desarrollar el Estado nacional, la economía y la cultura.

Desde el principio de la existencia del de los Soviets, el problema nacional fue objeto de particular atención del Partido Comunista y Estado socialista. El 15 de noviembre de 1917 el Gobierno soviético adoptó la Declaración de los Derechos de los Pueblos de Rusia, que proclamaba solemnemente la igualdad y soberanía de todos pueblos que habitaban el país, el derecho ilimitado que tenían a la autodeterminación incluida la separación y formación de Estados independientes, la abolición en todos los privilegios y limitaciones nacionales y del desarrollo libre de todas la minorías nacionales y grupos étnicos.

La adopción de la Declaración de los Derechos de los Pueblos de Rusia, implicó la supresión en la República soviética de la opresión nacional y la institución de la igualdad política y jurídica de las numerosas naciones y nacionalidades. Al mismo tiempo se colocó un sólido cimiento para la unión voluntaria de todas las naciones y nacionalidades en un Estado único. Esta unión culminó en la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas soviéticas (30 de diciembre de 1922), que fue el primer fundado sobre la nacional y la libre voluntad de sus integrantes. La formación de la URSS reforzó el poderlo económico y militar de las repúblicas soviéticas, afianzó su posición política y creo las premisas necesarias para que los pueblos siguieran aproximándose y lucharan unidos por el socialismo.

Por supuesto, la causa de la liberación nacional de las naciones no podía limitarse a la supresión del yugo nacional ni a igualar a las naciones en sus derechos políticos y jurídicos. Lo más importante era el secular atraso económico y cultural heredado por la nueva sociedad de la Rusia autocrática. El Estado socialista soviético resolvió con éxito esta difícil tarea. No sólo brindo a las naciones antes oprimidas el derecho a su libre desarrollo, sino que les ayudó a superar el atraso y alcanzar notables resultados en el desarrollo de la economía nacional y la cultura.

Al restablecer la economía destruida por la guerra, el Partido Comunista y el gobierno soviético encararon de inmediato la industrialización de las repúblicas nacionales. Merced a la atención continua del Partido y el Estado, a la ayuda desinteresada de otras naciones y, ante todo, del pueblo ruso, en las repúblicas anteriormente atrasadas surgieron nuevas ramas industriales y se aseguró un ritmo de incomparable rapidez a su desarrollo. Es sintomático que este ritmo fue mucho más rápido que el del desarrollo de la industria en toda la URSS. En las repúblicas nacionales se crearon nuevas ramas industriales: metalúrgicas del automóvil, de la electricidad y otras. En Georgia, por ejemplo, se construyeron unas mil empresas industriales en los años de poder soviético. En Armenia, en el mismo período, se construyeron unas quinientas fábricas, minas, centrales eléctricas, etc.

Ha cambiado también la agricultura de las repúblicas nacionales. Se ha hecho colectiva, latamente mecanizadas.

El desarrollo de las fuerzas de productivas en las repúblicas soviéticas ha dado lugar al surgimiento de cuadros nacionales cualificados y a una intelectualidad numerosa. Se ha superado también el atraso cultural. Los pueblos de la Unión Soviética no sólo han hecho una revolución en la vida económica, sino en la cultural.

Todas las repúblicas de la Unión Soviética son naciones sin analfabetos y dispone de una tupida red de escuelas, institutos de investigaciones científicas y establecimientos culturales. En ellos se ha creado una nueva cultura, socialista por su contenido y nacional por su forma. Con relación al nivel de cultura, las repúblicas soviéticas han dejado atrás no sólo  los países capitalistas de Oriente, sino también a los países desarrollados de Occidente.

Así, pues, como resultado de la victoria del socialismo en la URSS, de apéndices agrarios y abastecedores de materias primas, atrasados en lo económico y cultural, de la Rusia zarista, las antiguas regiones nacionales periféricas se han convertido en de vanguardia, poseedores de una industria altamente desarrollada y una agricultura productiva, con su propia clase obrera y numerosa intelectualidad.

Las antiguas naciones burguesas se han trasformado en naciones socialistas, cualitativamente nuevas. Sobre la nueva base económico-social, múltiples nacionalidades se han consolidado también como naciones socialistas, habiendo evitado la vía del desenvolvimiento capitalista y, mediante la ayuda de otros pueblos más desarrollados, se han elevado al nivel de los de vanguardia.

El desarrollo de las naciones no se produce en la URSS por el reforzamiento de las barreras nacionales, de la limitación y del egoísmo nacionalista, como ocurre en el capitalismo; sino de la aproximación, ayuda mutua y amistad entre ellas. El desenvolvimiento impetuoso  y multilateral de cada nación, por un lado, y la aproximación, cada vez mayor, de las naciones socialistas en base al internacionalismo proletario, por otro, son dos tendencias progresistas interdependientes que se manifiestan en la cuestión nacional y actúan en las condiciones del socialismo. En consecuencia, como dijo Jruschov en el XXII Congreso del PCUS, en la URSS, “se ha formado una nueva comunidad histórica de hombres de diferentes nacionalidades que tienen rasos distintivos comunes: el pueblo soviético. Poseen una patria socialista común: La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, una base económica común: la economía socialista; una ideología común: el marxismo leninismo; un objetivo común: edificar el comunismo; muchos rasgos comunes de espíritu y psicología”.

Así, pues, el programa marxista de la cuestión nacional compuesto por Lenin se ha realizado en la URSS. Mediante el dominio completo de las relaciones de producción socialista, se han establecido nuevas relaciones entre los pueblos: relaciones de colaboración fraternal y ayuda mutua. La amistad de los pueblos de la URSS, consolidado 8 como consecuencia de la victoria del socialismo, se han trasformado en la fuerza motriz de la sociedad socialista, se ha convertido en una de las fuentes importantes de su fortaleza y vigor. La solución completa y consecuente de las cuestiones más complejas y delicadas del desarrollo de la humanidad, sirve de palmaria manifestación del triunfo de las ideas del marxismo-leninismo, de las ideas del internacionalismo proletario.

8 Se había consolidado debido al sacrificio y la solidaridad de millones de seres humanos que se habían liberado de la explotación del hombre por el hombre. Pero la consolidación se vino abajo, debido sobre todo a  los contrarrevolucionarios burgueses, que durante todo el tiempo que existió  y consolido el socialismo en la URSS estuvieron larvados volcando la consolidación del socialismo en la Unión Soviética. (ARP)

La experiencia de la construcción nacional en el país soviético, ha mostrado que sólo la revolución socialista crea condiciones par la liquidación completa de la opresión, para la unión voluntaria de los pueblos, libres e iguales, en un Estado unido, para el florecimiento auténtico y la aproximación de las naciones. Esta experiencia es aprovechada actualmente por los Estados del sistema socialista mundial para resolver los problemas nacionales, tanto dentro de cada país como en toda comunidad de los países socialistas. Esta valiosa experiencia tiene también gran importancia par los pueblos de los jóvenes Estados nacionales soberanos, que se han liberado del yugo colonial y para los que luchan por su liberación del colonialismo. Los éxitos de la URSS son para ellos fuente de inspiración y fuerza en su ardua lucha contra el imperialismo y el colonialismo. Ven su porvenir en el presente de las naciones socialistas.

 

Aproximación progresista de la naciones durante la
edificación  del comunismo

 
 
La edificación del comunismo implica una nueva etapa en el desarrollo de las relaciones nacionales en la URSS, etapa que se distingue por la aproximación progresista de unas naciones a otras y su completa unión. La construcción de la base material y técnica del comunismo lleva a una unión más estrecha aun de los pueblos soviéticos.

La creación de la base material y técnica del comunismo contribuye al desarrollo multilateral de la economía de las repúblicas federadas, al perfeccionamiento constante de la división del trabajo entre ellas, al desenvolvimiento de los vínculos económicos existentes y al establecimiento de otros nuevos. La economía comunista requiere la interrelación más estrecha de las repúblicas soviéticas. Por eso, a medida que se avanza hacia el comunismo, se acrecienta la aportación de cada una de ellas a la causa común del desarrollo de las fuerzas productivas del país y su acercamiento económico es cada vez mayor. Contribuye a ello la creciente construcción de centros industriales, el descubrimiento y la explotación de riquezas naturales, la roturación de tierras vírgenes, la incorporación de zonas lejanas a la producción y el desarrollo de todos los tipos de transporte. Como resultado se amplían las comunicaciones mutuas y el intercambio de experiencia de producción y conquistas culturales.

La aproximación de las naciones durante la edificación del comunismo expresa en que la frontera entre repúblicas federadas, dentro de la URSS, pierden su importancia pasada. Es compresible; todas ellas tienen derechos iguales, su vida se levanta sobre una base socialista única, y se satisfacen en igual medida las demandas materiales y espirituales de cada pueblo. Todas ellas están unidas en una familia por intereses vitales comunes y van, hombro con hombro, aun fin único.

Por la composición de su población, cada república soviética se va haciendo más y más multinacional, cosa que también atestigua la incesante aproximación mutua de los pueblos soviéticos. En cualquier república viven y trabajan como hermanos los ciudadanos de las nacionalidades más diversas. Las empresas socialistas también son multinacionales por la composición de su personal.

En base a los éxitos de la edificación comunista, la supresión de la fronteras de clase y del desarrollo de las relaciones sociales comunistas, se refuerza la uniformidad social de las naciones y se desarrollan los rasgos comunitas de su cultura, moral y género de vida, lo que asegura el fortalecimiento de la confianza mutua y la amistad entre ellas, haciéndose más firme su unidad espiritual. Florece en todos los aspectos la cultura socialista de los puebles de la URSS, y las culturas nacionales se enriquecen y aproximan mutuamente. Se desarrolla la cultura internacional, común para todas las naciones, que recoge los mejores adelantos de toda la humanidad. El tesoro de la cultura de cada nación se enriquece con las obras que adquieren carácter internacional, lo que implica formación de la futura cultura, única para toda la humanidad, de la sociedad comunista.

La aproximación de las naciones en el curso de la edificación comunista es un proceso objetivo. Pero esto no significa, ni mucho menos, que dicho proceso trascurra sin obstáculos. El desarrollo de la economía y la cultura de las naciones socialistas y su aproximación paulatina presuponen un lucha inconciliable contra las manifestaciones y las reminiscencias del nacionalismo y chovinismo, contra las tendencias a la limitación y al exclusivismo nacional, contra la idealización del pasado y el encubrimiento de las contradicciones sociales en la historia de los pueblos, contra las costumbres y hábitos caducos.

La aproximación entre las naciones aun será mayor cuando venza el comunismo en la URSS. Se acrecentará su comunidad económica e ideológica. Alcanzará un nivel incesante su cultura, y se desenvolverán por completo los rasgos comunistas de su fin fisonomía espiritual.

El proceso de aproximación de las naciones culminará en última instancia en la fusión de las mismas. Ahora bien, la fusión de las naciones, la supresión de las diferencias existentes entre ellas, constituye un proceso mucha más prolongado que la supresión de las diferencias entre las clases. Con la victoria del comunismo desaparecerán las diferencias de clases, pero las nacionales, sobre todo las de lenguaje, se mantendrán aún mucho tiempo. En nuestra época, cuando se ha formado y desarrolla el sistema mundial del socialismo, el proceso de aproximación de las naciones ha rebasado ya los límites de un Estado adquiriendo importancia interestatal. Las relaciones de unidad y colaboración fraternales se han consolidado también entre los Estados del sistema socialista: La experiencia del desarrollo  de dicho sistema demuestra que estas relaciones responden a lo supremos intereses nacionales de cada Estado. La colaboración de los Estados socialistas permite a cada uno de ellos hacer frente a la reacción imperialista, aprovechar sus propios recursos de la manera más racional y completa, desarrollar la economía y enriquecer la cultura nacional. En la medida que se vayan teniendo éxitos en la edificación del socialismo y el comunismo, el intercambio de riquezas materiales y culturales entre los Estados de la comunidad socialista irá siendo más y más intenso. Aumenta el poderío de estas naciones y se refuerza su unidad económica, política e ideológica. El surgimiento del sistema mundial es el paso más importante que se ha dado por la senda de la aproximación multilateral de los pueblos después de la formación de la URSS.

 

 18 de noviembre de 2016

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario