domingo, 21 de febrero de 2016

MATERIALISMO DIALECTICO CAPITULO VI


Capítulo VI

 
LA DIALECTICA MARXISTA COMO DOCTRINA
DEL DESARROLLO Y CONCATENACIÓN UNIVERSAL

 

La filosofía del marxismo es el materialismo dialéctico, el materialismo y la dialéctica están indisolublemente ligados en ella. En los capítulos precedentes hemos aclarado la esencia del materialismo filosófico marxista. Ahora nuestra misión consiste en mostrar más detalladamente qué es la dialéctica materialista del marxismo y qué importancia práctica tiene.

Como se ha dicho anteriormente la dialéctica marxista concibe el mundo en constante movimiento, cambio y desarrollo. La experiencia diaria y la evolución de la ciencia y la práctica histórico-social nos convencen de que los objetos y fenómenos del mundo son mutables.

En el mundo todo se desarrolla. Los innumerables cuerpos del universo, el sistema solar, la tierra y cuanto en ella se encuentra es resultado del desarrollo incesante de la materia. En el proceso evolutivo del mundo material, como ya sabemos, surgió también el hombre, el ser más perfecto de la naturaleza.

La sociedad también se desarrolla, como lo atestigua con particular evidencia nuestro siglo, época de de extraordinario progreso histórico y trasformaciones sociales sin precedentes. Se hunde el régimen capitalista, y la sociedad comunista viene a sustituirlo 1. El mundo del socialismo se ha consolidado ya definitivamente en gran parte de nuestro planeta. Este mundo crece, se vigoriza y cobra energías de año en año, demostrando sus inmensas ventajas e inmensas posibilidades. Se ha disgregado el sistema colonial del imperialismo: Pueblo tras pueblo van conquistado su independencia en cruenta lucha contra el colonialismo.

1 Estamos todavía en pleno ciclo del imperialismo, fase superior y última del capitalismo; y la sociedad socialista-comunista, aún no ha podido sustituir a la sociedad capitalista. Antes o después, bien la sociedad comunista u otro tipo de sociedad más avanzada, más desarrollada, más solidaria vendrá sustituir la lacra de la sociedad capitalista.

Somos testigos de la revolución más grande operada en la ciencia y en la técnica. El hombre ha penetrado en las profundidades  del átomo y ha puesto sus poderosas fuerzas a su servicio. El infinito espacio cósmico retrocede ante la omnipotencia de la razón humana.

El influjo de esta involución del mundo material cambia también  la conciencia, ideas, teorías y concepciones de los hombres.

El desarrollo constante, el tránsito de los objetos y fenómenos de un estado a otro y la sucesión de unos por otros, son, pues, la particularidad más importante del mundo material. Por eso, para conocer los objetos y fenómenos es preciso estudiar, ante todo, su evolución y cambio permanentes. Para conocer verdaderamente un objeto es necesario tomarlo en desarrollo, “automovimiento” y cambio.

El estudio del cuadro general del desarrollo del mundo constituye una de las misiones más importantes de la dialéctica materialista. La dialéctica, escribió Engels, es la teoría de las “leyes generales que rigen el movimiento y desarrollo de la naturaleza, la sociedad humanan y el pensamiento” 2

2 F. Engels. Anti-Duhring, ed. Cit., pág. 131 (Ed.)

¿Cómo entiende la dialéctica marxista el proceso mismo del desarrollo? Lo considera como un movimiento de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo, como un proceso revolucionario en forma de saltos; además, este movimiento no discurre por la trayectoria de un círculo cerrado, sino como si describiera una espiral siendo cada espira más alta, rica y variada que la anterior. Ve la fuente del desarrollo de la dialéctica en las contradicciones inherentes a los propios objetos y fenómenos. Únicamente la dialéctica marxista da una interpretación correcta y verdaderamente científica del proceso del desarrollo.

Las leyes fundamentales de la dialéctica materialista caracterizan el cuadro general del desarrollo del mundo, de su conocimiento y trasformación. La ley de la unidad y lucha de contrarios da a conocer las fuentes y fuerzas motrices del desarrollo. La ley de tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos expresa la trasformación revolucionaria, en forma de saltos, del mundo, el trueque incesante de los cambios cuantitativos, inherentes a los objetos, en cambios radicales, cualitativos-. La ley de la negación de la negación determina el carácter ascendente, en espiral, del movimiento. En el capítulo correspondiente examinaremos cada un de estas leyes.

 
La fuerza irresistible de lo nuevo

 
El desarrollo del mundo material es un proceso infinito de muerte de lo viejo y nacimiento de lo nuevo. La historia de la corteza terrestre, por ejemplo, es la historia de la formación sucesiva de nuevas estructuras geológicas. En los reinos vegetal y animal las viejas formas orgánicas ceden el terreno a otras más nuevas y perfectas. De la misma manera como se renuevan continuamente las células en los organismos vivos, muriendo las viejas y naciendo otras nuevas, en la sociedad mueren también los caducos regímenes sociales y surgen otras formas nuevas, más progresistas.

Así, pues, lo progresista, lo nuevo, sucede constantemente a lo viejo, es irresistible. La fuerza incontenible de lo nuevo es un rasgo importantísimo del desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.

No obstante, la dialéctica marxista no acepta como verdaderamente nuevo cualquier fenómeno que aparezca ni cuanto se quiera hacer pasar por nuevo. Los fascistas alemanes, por ejemplo, hacían pasar el régimen que establecieron en Europa durante la segunda guerra mundial por un “nuevo orden”, encubriendo sus crímenes con la falsa bandera del “nacional-socialismo”.  Sin embargo, esa “novedad” era reaccionaria  carecía de vitalidad, no soporto la prueba del tiempo y se desmoronó bajo el potente golpe de los pueblos amantes de la libertad.

Nuevo en lo progresista, lo más perfecto y viable, lo que crece y se desarrolla constantemente. En un principio suele ser relativamente débil y, a veces, perceptible en tanto que lo viejo predomina y parece invencible. A pesar de ello. Lo viejo se destruye, caduca, y lo nuevo crece, se desarrolla constantemente y vence en lucha tenaz a los viejo. A fines del siglo XIX aparecieron en Rusia los primeros brotes del movimiento obrero. Sus fuerzas parecían débiles en comparación con las de la autocracia y la burguesía. Pero con el tiempo, el proletariado ruso, clase de vanguardia de la sociedad, creció, se desarrolló, se templo en las batallas de clase y por fin obtuvo la victoria sobre el zarismo y la burguesía.

¿Por qué es irresistible lo nuevo?

Lo es, ante todo, porque deriva del propio curso del desarrollo de la realidad, y corresponde mejor a las condiciones objetivas. Es sabido, por ejemplo que en tiempos remotos predominaban en la tierra plantas cuyas semillas carecían de corteza protectoras (las llamadas gimnospermas). Luego aparecieron otras plantas mejor adaptadas al medio exterior. Sus simientes estaban bien protegidas contra los cambios meteorológicos, y eso les proporcionó inmensas ventajas frente a otros tipos de plantas. En consecuencia, desalojaron a las viejas especies, se propagaron rápidamente por la tierra y cambiaron su flora.

La fuerza irresistible de lo nuevo se manifiesta con particular evidencia en el desarrollo social. Lo nuevo en la sociedad  vence porque responde a las demandas de la vida económica, de la producción material. El régimen socialista vence al capitalismo  porque permite el desarrollo de las fuerzas productivas, eliminando el obstáculo  que interpone a su paso: la propiedad privada capitalista. 3

3 La burguesía capitalista hace hincapié en la propiedad privada, entendiendo como tal, la propiedad privada de cada individuo con toda  malidecencia  inculcando  el miedo en el cuerpo de seres humanos. La propiedad privada capitalista, se refiere a la propiedad privada de los medios de producción. (ARP)

Lo nuevo responde a los intereses de las clases progresistas de la sociedad, y por ellas luchan activamente por imponerlo. La participación activa del pueblo en la lucha por el nuevo régimen social garantizó la victoria, de alcance histórico universal del, socialismo en la Unión Soviética y es condición importantísima de sus éxitos en la edificación del comunismo. 4

4 Ver nota 1.

Lo nuevo en el desarrollo de la sociedad es irresistible, además porque su base social  se acrecienta constantemente.  Lo nuevo agrupa en torno de él las fuerzas más progresistas de la sociedad. El centro de atracción de las fuerzas progresistas contemporáneas es la Unión Soviética 5, que cuenta con el apoyo y el respecto de los hombres progresistas de todo el  mundo. La amistad y la colaboración de los países socialistas, así como el apoyo de la clase obrera y las fuerzas progresivas de todo el mundo, son un importante factor de la gran causa del comunismo

5 El último Secretario General del PCUS, Mijail Gorbachov oportunista a carta cabal, flaco favor le hizo al movimiento socialista y comunista en casi todo el mundo. (ARP)

 
La fuerza irresistible de lo nuevo no implica que la victoria se produzca automáticamente por sí sola. Es necesario prepararla, hay que luchar porfiadamente por ella. El papel decisivo en la victoria de lo nuevo sobre lo viejo en la vida social corresponde a la actividad conciente del pueblo, de las clases avanzadas y de los partidos progresistas. 

 

2. LA DIALECTICA, TEORIA DE LA
CONCATENACIÓN UNIVERSAL

 
El mundo material no es sólo un  todo en desarrollo, sino concatenado, unido. Sus objetos y fenómenos no se desarrollan por si mimos,  aisladamente, sino indisolublemente  ligados, unidos, con otros objetos y fenómenos. Cada uno influye en los otros y experimenta las influencias reciprocas de éstos.

La ciencia dispone de cuantiosos datos que confirman la concatenación y condicionamiento mutuos de objetos y fenómenos. Así, algunas partículas “elementales” forman átomos, influyéndose mutuamente. Pero los átomos tampoco están aislados: se enlazan y forman moléculas;  éstas a su vez,  a su vez constituyen cuerpos macroscópicos. La interdependencia de los macrocuerpos se expresa en la ley de la gravitación universal. Según ella, la tierra está vinculada con el sol y otros planetas del sistema solar; y el sol, con otras formaciones cósmicas más grandes.

Los organismos vivos están concatenados en una compleja serie de interdependencia: las plantas y los animales constituyen especies, las especies se agrupan en géneros, clases, etc. Los organismos no sólo están concatenados entre sí, sino también con el medio ambiente, del que reciben las sustancias nutritivas y la energía necesaria.

El sabio ruso Timiriázev (1834-1920) describió el mecanismo de la vinculación de las plantas con la vivificante energía del sol. Demostró que, por efecto de la energía solar, en los granos clorofílicos de la hoja verde se opera un proceso de descomposición del anhídrido carbónico, durante el cual la planta asimila el carbono y se desprende del oxigeno, tan necesario para la respiración del hombre y los animales. La sustancia orgánica que se forman, concentra la energía solar en forma de energía química, que luego aprovecha el hombre, utilizando las plantas como alimentos o combustible. “La hoja verde o, mejor dicho, el microscópico grano de la clorofila –escribió Timiriázev- es un foco, un punto del espacio universal, al que, desde un extremo, fluye la energía solar y, desde el otro, toman origen todas las manifestaciones de la vida en la tierra. La planta es una intermediaria entre el cielo y la tierra. Es el verdadero Prometeo, que robó el fuego del cielo. El rayo de luz robado arde asimismo en la antorcha titilante y deslumbradora chispa eléctrica. El rayo del sol pone en movimiento la monstruosa rueda de la gigantesca máquina de vapor, del pincel del pintor y  la pluma del poeta”.

El hombre está ligado con la naturaleza por medio de la producción material. La forma de este lazo es el trabajo, condición indispensable de la existencia de la humanidad. Merced al trabajo el hombre conquista la naturaleza los bienes naturales que necesita. En el proceso del trabajo los hombres entablan relaciones económicas de producción, de las cuales surgen otras relaciones: políticas, jurídicas y éticas.

Así, pues, la concatenación universal y el condicionamiento mutuo de los objetos y fenómenos constituyen una particularidad intrínseca del mundo material. Por eso, conocer verdaderamente el objeto es necesario estudiar todos sus aspectos y nexos. El estudio del mundo como un todo concatenado y único y el examen de las concatenaciones universales de las cosas constituyen una importante función de la dialéctica materialista.

Puesto que los objetos y fenómenos del mundo material son multiformes, también son diversas sus concatenaciones e interdependencias. La dialéctica marxista  no estudia todas las concatenaciones, sino únicamente las más generales, las que de registran en todas las esferas del mundo material y espiritual.

Reflejo de ellas en la conciencia del hombre son las leyes y categorías de la dialéctica materialista.

Es de gran importancia conocer las concatenaciones, pues al ponerlas de manifiesto, se descubren las leyes del mundo objetivo. Y el conocimiento de éstas es condición indispensable  de la actividad práctica de los hombres. La misión de la ciencia consiste precisamente en conocer las leyes y pertrechar con ellas la práctica. Detengámonos más

detalladamente en la caracterización de la leyes.

 

Concepto de ley

 
En el mundo objetivo actúan muchas leyes. Existen leyes de la naturaleza inorgánica y del mundo orgánico, de la sociedad y del pensamiento. Sin embargo, todas ellas tienen algunos rasgos generales que son los comprendidos en el concepto filosófico de ley. ¿Cuáles son estos rasgos?

Ante todo, ley es una relación, un vínculo entre objetos en desarrollo o aspectos de estos objetos. Sin embargo no a cualquier vínculo, sino un vínculo estable, reiterativo, inherente a una masa enorme de objetos y fenómenos y no a uno sólo o aun pequeño grupo. Por ejemplo, la ley de la interdependencia de la masa y la energía, que ya hemos mencionado, caracteriza la independencia recíproca existente entre la mas y la energía de un sinfín de cuerpos físicos. La ley periódica descubierta por Mendeléiev (1834-1907) indica la dependencia  que las propiedades de todos los elementos químicos guardan con relación a la magnitud de la carga positiva del núcleo. Ley, pues, no es un vínculo singular, sino general, entre fenómenos. Engels firmó que ley era “la forma de la universalidad en la naturaleza.

Otro rasgo importante de la ley consiste en que no representa cualesquiera vinculaciones adecuadas, sino únicamente las de carácter necesario y esencial. La ley de la interdependencia de la masa y energía peculiariza el vínculo de propiedades consustanciales de los cuerpos físicos como son su masa y energía. La ley biológica de la interdependencia de  del organismo y el medio recoge el nexo importante y necesario que el organismo tiene con las condiciones de su existencia. 

La ley, que es necesaria y esencial en los fenómenos, sólo actúan en presencia de condiciones adecuadas, originando, además, un curso determinado de los acontecimientos, y no cualquiera. La opción rigurosamente determinada de las leyes tiene inmensa importancia  práctica, pues, si los hombres conocen las leyes y la dirección del desarrollo pueden prever el futuro. Si conocen, por ejemplo, las leyes del desenvolvimiento de la sociedad y las condiciones en que rigen, pueden prever el curso de los acontecimientos históricos.

En resumen. Ley es una concatenación esencial y necesaria, general y reiterativa, existente entre los fenómenos del mundo material, que origina un curso rigurosamente determinado de los acontecimientos.

Hace mucho tiempo que el materialismo y el idealismo luchan en torno al problema de la naturaleza de las leyes. Los idealistas consideran que el creador de las leyes es, o bien el hombre o bien la mítica “idea absoluta”, el “espíritu universal”. En última instancia, la concepción idealista conduce a reconocer la esencia divina de las leyes. El filósofo norteamericano Brightman, por ejemplo, afirma: “Cada ley de la naturaleza es una ley de Dios, y cada fuerza de la naturaleza es una obra de Dios”. 6

 
6 Este idealista se basa única y exclusivamente  en el reconocimiento subjetivo de las leyes de la naturaleza o, sea,  es un ferviente creyente de  “la idea mítica absoluta o del espíritu universal”.  (ARP)

El materialismo dialéctico en cambio, se basa en el reconocimiento del carácter objetivo de las leyes. Esto significa que el hombre no puede crearlas inmodificarla a su antojo; sólo puede reconocerlas y reflejarlas. El mundo es movimiento regulado de la materia –escribió Lenin- , y nuestra conciencia, producto superior de la naturaleza, sólo está en condiciones de reflejar esa regularidad.

La objetividad de las leyes significa también que actúan independientemente  de la voluntad y deseos del hombre, y por eso todo intento de obrar en contra de ellas está condenado de antemano al fracaso. Es imposible, por ejemplo, eludir la ley de la gravitación universal y remontarse al cosmos sin vencer la fuerza de gravedad de la tierra. Tampoco puede uno desentenderse de las leyes del desarrollo social. Testimonio de ello es, por ejemplo, el fracaso que han sufrido las desesperadas tentativas de los imperialistas, empeñados en detener el proceso ineluctable de disgregación del sistema colonial.

Al manifestarse en contra de la interpretación idealista de las leyes, el materialismo dialéctico refuta también el fatalismo, es decir, la veneración ciega de las leyes, la falta de fe en la fuerza de la razón humana y en la capacidad de los hombres para conocer y aprovechar estas leyes. El hombre no puede anular o crear leyes naturales, pero sí conocerlas y utilizarlas en su actividad práctica. Basándose en ese conocimiento, no sólo ha limitado la acción destructora del agua, el viento y otras fuerzas de la naturaleza, sino que las ha obligado a actuar en provecho suyo; regar los campos, mover los motores de las turbinas de las centrales eléctricas, etc. Apoyándose en las leyes del desarrollo social, los hombres trasforman la vida de la sociedad.

El régimen socialista, en el que la acción de las leyes del desarrollo social coincide con los intereses de todo el pueblo y donde, sobre la base de la propiedad socialista, las riquezas naturales se aprovechan con arreglo a un plan y las relaciones humanas se perfeccionan, crea las condiciones sociales más propicias para conocer y utilizar las leyes. Tenemos, por ejemplo, la del desarrollo proporcional y armónico de la economía socialista. Como la producción socialista no se puede desarrollar sin un plan, es necesario conocer y utilizar esta ley. Al mismo tiempo, ella responde a los intereses de los trabajadores, pues la producción socialista se desarrolla con el fin de satisfacer las demandas materiales y culturales en constante crecimiento. Por eso los trabajadores están interesados en conocerla y ponerla a su servicio.

 

Vigo, 20 de febrero de 2016

 

 

 

 

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