Capítulo VI
DEL DESARROLLO Y CONCATENACIÓN UNIVERSAL
La filosofía del marxismo es el materialismo dialéctico, el
materialismo y la dialéctica están indisolublemente ligados en ella. En los
capítulos precedentes hemos aclarado la esencia del materialismo filosófico
marxista. Ahora nuestra misión consiste en mostrar más detalladamente qué es la
dialéctica materialista del marxismo
y qué importancia práctica tiene.
Como se ha dicho anteriormente la
dialéctica marxista concibe el mundo en constante movimiento, cambio y
desarrollo. La experiencia diaria y la evolución de la ciencia y la práctica
histórico-social nos convencen de que los objetos y fenómenos del mundo son
mutables.
En el mundo todo se desarrolla.
Los innumerables cuerpos del universo, el sistema solar, la tierra y cuanto en
ella se encuentra es resultado del desarrollo incesante de la materia. En el
proceso evolutivo del mundo material, como ya sabemos, surgió también el
hombre, el ser más perfecto de la naturaleza.
La sociedad también se
desarrolla, como lo atestigua con particular evidencia nuestro siglo, época de
de extraordinario progreso histórico y trasformaciones sociales sin
precedentes. Se hunde el régimen capitalista, y la sociedad comunista viene a
sustituirlo 1. El mundo del socialismo se ha consolidado ya
definitivamente en gran parte de nuestro planeta. Este mundo crece, se vigoriza
y cobra energías de año en año, demostrando sus inmensas ventajas e inmensas
posibilidades. Se ha disgregado el sistema colonial del imperialismo: Pueblo
tras pueblo van conquistado su independencia en cruenta lucha contra el
colonialismo.
1 Estamos todavía en pleno ciclo del
imperialismo, fase superior y última del capitalismo; y la sociedad
socialista-comunista, aún no ha podido sustituir a la sociedad capitalista.
Antes o después, bien la sociedad comunista u otro tipo de sociedad más
avanzada, más desarrollada, más solidaria vendrá sustituir la lacra de la
sociedad capitalista.
Somos testigos de la revolución
más grande operada en la ciencia y en la técnica. El hombre ha penetrado en las
profundidades del átomo y ha puesto sus
poderosas fuerzas a su servicio. El infinito espacio cósmico retrocede ante la
omnipotencia de la razón humana.
El influjo de esta involución del
mundo material cambia también la
conciencia, ideas, teorías y concepciones de los hombres.
El desarrollo constante, el
tránsito de los objetos y fenómenos de un estado a otro y la sucesión de unos
por otros, son, pues, la particularidad más importante del mundo material. Por
eso, para conocer los objetos y fenómenos es preciso estudiar, ante todo, su
evolución y cambio permanentes. Para conocer verdaderamente un objeto es
necesario tomarlo en desarrollo, “automovimiento” y cambio.
El estudio del cuadro general del desarrollo del mundo constituye una
de las misiones más importantes de la dialéctica materialista. La dialéctica,
escribió Engels, es la teoría de las “leyes generales que rigen el movimiento y
desarrollo de la naturaleza, la sociedad humanan y el pensamiento” 2
2 F. Engels. Anti-Duhring,
ed. Cit., pág. 131 (Ed.)
¿Cómo entiende la dialéctica
marxista el proceso mismo del desarrollo? Lo considera como un movimiento de lo
inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo, como un proceso
revolucionario en forma de saltos; además, este movimiento no discurre por la
trayectoria de un círculo cerrado, sino como si describiera una espiral siendo cada espira más alta,
rica y variada que la anterior. Ve la fuente del desarrollo de la dialéctica en
las contradicciones inherentes a los propios objetos y fenómenos. Únicamente la
dialéctica marxista da una interpretación correcta y verdaderamente científica
del proceso del desarrollo.
Las leyes fundamentales de la
dialéctica materialista caracterizan el cuadro general del desarrollo del
mundo, de su conocimiento y trasformación. La ley de la unidad y lucha de
contrarios da a conocer las fuentes y fuerzas motrices del desarrollo. La ley de tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos expresa la
trasformación revolucionaria, en forma de saltos, del mundo, el trueque
incesante de los cambios cuantitativos, inherentes a los objetos, en cambios
radicales, cualitativos-. La ley de la
negación de la negación determina el
carácter ascendente, en espiral, del movimiento. En el capítulo correspondiente
examinaremos cada un de estas leyes.
La fuerza irresistible de lo nuevo
El desarrollo del mundo material
es un proceso infinito de muerte de lo viejo y nacimiento de lo nuevo. La
historia de la corteza terrestre, por ejemplo, es la historia de la formación
sucesiva de nuevas estructuras geológicas. En los reinos vegetal y animal las
viejas formas orgánicas ceden el terreno a otras más nuevas y perfectas. De la
misma manera como se renuevan continuamente las células en los organismos
vivos, muriendo las viejas y naciendo otras nuevas, en la sociedad mueren
también los caducos regímenes sociales y surgen otras formas nuevas, más
progresistas.
Así, pues, lo progresista, lo
nuevo, sucede constantemente a lo viejo, es irresistible. La fuerza incontenible de lo nuevo es un rasgo importantísimo del desarrollo de la
naturaleza, la sociedad y el pensamiento.
No obstante, la dialéctica
marxista no acepta como verdaderamente nuevo cualquier fenómeno que aparezca ni
cuanto se quiera hacer pasar por nuevo. Los fascistas alemanes, por ejemplo,
hacían pasar el régimen que establecieron en Europa durante la segunda guerra
mundial por un “nuevo orden”, encubriendo sus crímenes con la falsa bandera del
“nacional-socialismo”. Sin embargo, esa
“novedad” era reaccionaria carecía de
vitalidad, no soporto la prueba del tiempo y se desmoronó bajo el potente golpe
de los pueblos amantes de la libertad.
Nuevo en lo progresista, lo más perfecto y viable, lo que crece y se desarrolla
constantemente. En un principio suele ser relativamente débil y, a veces,
perceptible en tanto que lo viejo predomina y parece invencible. A pesar de
ello. Lo viejo se destruye, caduca, y lo nuevo crece, se desarrolla
constantemente y vence en lucha tenaz a los viejo. A fines del siglo XIX
aparecieron en Rusia los primeros brotes del movimiento obrero. Sus fuerzas
parecían débiles en comparación con las de la autocracia y la burguesía. Pero
con el tiempo, el proletariado ruso, clase de vanguardia de la sociedad,
creció, se desarrolló, se templo en las batallas de clase y por fin obtuvo la
victoria sobre el zarismo y la burguesía.
¿Por qué es irresistible lo
nuevo?
Lo es, ante todo, porque deriva del propio curso del
desarrollo de la realidad, y corresponde mejor a las condiciones objetivas.
Es sabido, por ejemplo que en tiempos remotos predominaban en la tierra plantas
cuyas semillas carecían de corteza protectoras (las llamadas gimnospermas).
Luego aparecieron otras plantas mejor adaptadas al medio exterior. Sus
simientes estaban bien protegidas contra los cambios meteorológicos, y eso les
proporcionó inmensas ventajas frente a otros tipos de plantas. En consecuencia,
desalojaron a las viejas especies, se propagaron rápidamente por la tierra y cambiaron
su flora.
La fuerza irresistible de lo
nuevo se manifiesta con particular evidencia en el desarrollo social. Lo nuevo
en la sociedad vence porque responde a las demandas de la vida
económica, de la producción material.
El régimen socialista vence al capitalismo
porque permite el desarrollo de las fuerzas productivas, eliminando el
obstáculo que interpone a su paso: la
propiedad privada capitalista. 3
3 La burguesía capitalista hace hincapié
en la propiedad privada, entendiendo como tal, la propiedad privada de cada
individuo con toda malidecencia inculcando
el miedo en el cuerpo de seres humanos. La propiedad privada
capitalista, se refiere a la propiedad privada de los medios de producción.
(ARP)
Lo nuevo responde a los intereses de las clases progresistas de la sociedad,
y por ellas luchan activamente por imponerlo. La participación activa del
pueblo en la lucha por el nuevo régimen social garantizó la victoria, de
alcance histórico universal del, socialismo en la Unión Soviética y es condición
importantísima de sus éxitos en la edificación del comunismo. 4
4 Ver nota 1.
Lo nuevo en el desarrollo de la
sociedad es irresistible, además porque su
base social se acrecienta constantemente.
Lo nuevo agrupa en torno de él las
fuerzas más progresistas de la sociedad. El centro de atracción de las fuerzas
progresistas contemporáneas es la Unión
Soviética 5, que cuenta con el apoyo y el respecto
de los hombres progresistas de todo el
mundo. La amistad y la colaboración de los países socialistas, así como
el apoyo de la clase obrera y las fuerzas progresivas de todo el mundo, son un
importante factor de la gran causa del comunismo
5 El último Secretario General del PCUS,
Mijail Gorbachov oportunista a carta cabal, flaco favor le hizo al movimiento socialista
y comunista en casi todo el mundo. (ARP)
La fuerza irresistible de lo
nuevo no implica que la victoria se produzca automáticamente por sí sola. Es
necesario prepararla, hay que luchar porfiadamente por ella. El papel decisivo
en la victoria de lo nuevo sobre lo viejo en la vida social corresponde a la actividad conciente del pueblo, de las
clases avanzadas y de los partidos progresistas.
2. LA
DIALECTICA , TEORIA DE LA
CONCATENACIÓN UNIVERSAL
El mundo material no es sólo
un todo en desarrollo, sino concatenado, unido. Sus objetos y
fenómenos no se desarrollan por si mimos,
aisladamente, sino indisolublemente
ligados, unidos, con otros objetos y fenómenos. Cada uno influye en los
otros y experimenta las influencias reciprocas de éstos.
La ciencia dispone de cuantiosos
datos que confirman la concatenación y condicionamiento mutuos de objetos y
fenómenos. Así, algunas partículas “elementales” forman átomos, influyéndose
mutuamente. Pero los átomos tampoco están aislados: se enlazan y forman
moléculas; éstas a su vez, a su vez constituyen cuerpos macroscópicos. La
interdependencia de los macrocuerpos se expresa en la ley de la gravitación universal. Según ella, la tierra está
vinculada con el sol y otros planetas del sistema solar; y el sol, con otras
formaciones cósmicas más grandes.
Los organismos vivos están
concatenados en una compleja serie de interdependencia: las plantas y los
animales constituyen especies, las especies se agrupan en géneros, clases, etc.
Los organismos no sólo están concatenados entre sí, sino también con el medio
ambiente, del que reciben las sustancias nutritivas y la energía necesaria.
El sabio ruso Timiriázev (1834-1920) describió el
mecanismo de la vinculación de las plantas con la vivificante energía del sol. Demostró
que, por efecto de la energía solar, en los granos clorofílicos de la hoja
verde se opera un proceso de descomposición del anhídrido carbónico,
durante el cual la planta asimila el carbono y se desprende del oxigeno, tan
necesario para la respiración del hombre y los animales. La sustancia orgánica
que se forman, concentra la energía solar
en forma de energía química, que luego aprovecha el hombre, utilizando las
plantas como alimentos o combustible. “La hoja verde o, mejor dicho, el
microscópico grano de la clorofila –escribió Timiriázev- es un foco, un punto
del espacio universal, al que, desde un extremo, fluye la energía solar y,
desde el otro, toman origen todas las manifestaciones de la vida en la tierra.
La planta es una intermediaria entre el cielo y la tierra. Es el verdadero
Prometeo, que robó el fuego del cielo. El rayo de luz robado arde asimismo en
la antorcha titilante y deslumbradora chispa eléctrica. El rayo del sol pone en
movimiento la monstruosa rueda de la gigantesca máquina de vapor, del pincel
del pintor y la pluma del poeta”.
El hombre está ligado con la
naturaleza por medio de la producción material. La forma de este lazo es el trabajo,
condición indispensable de la existencia de la humanidad. Merced al trabajo
el hombre conquista la naturaleza los bienes naturales que necesita. En el
proceso del trabajo los hombres entablan relaciones económicas de producción,
de las cuales surgen otras relaciones: políticas, jurídicas y éticas.
Así, pues, la concatenación universal y el condicionamiento
mutuo de los objetos y fenómenos constituyen una particularidad intrínseca
del mundo material. Por eso, conocer verdaderamente el objeto es necesario
estudiar todos sus aspectos y nexos. El
estudio del mundo como un todo concatenado y único y el examen de las concatenaciones
universales de las cosas constituyen una importante función de la
dialéctica materialista.
Puesto que los objetos y
fenómenos del mundo material son multiformes, también son diversas sus
concatenaciones e interdependencias. La dialéctica marxista no estudia todas las concatenaciones, sino
únicamente las más generales, las que
de registran en todas las esferas del mundo material y espiritual.
Reflejo de ellas en la conciencia
del hombre son las leyes y categorías de
la dialéctica materialista.
Es de gran importancia conocer
las concatenaciones, pues al ponerlas de manifiesto, se descubren las leyes del mundo objetivo. Y el
conocimiento de éstas es condición indispensable de la actividad práctica de los hombres. La
misión de la ciencia consiste precisamente en conocer las leyes y pertrechar
con ellas la práctica. Detengámonos más
detalladamente en la
caracterización de la leyes.
Concepto de ley
En el mundo objetivo actúan
muchas leyes. Existen leyes de la naturaleza inorgánica y del mundo orgánico,
de la sociedad y del pensamiento. Sin embargo, todas ellas tienen algunos
rasgos generales que son los comprendidos en el concepto filosófico de ley. ¿Cuáles son estos rasgos?
Ante todo, ley es una relación, un vínculo entre objetos en desarrollo o aspectos de estos objetos.
Sin embargo no a cualquier vínculo, sino un vínculo estable, reiterativo,
inherente a una masa enorme de objetos y fenómenos y no a uno sólo o aun
pequeño grupo. Por ejemplo, la ley de la interdependencia de la masa y la
energía, que ya hemos mencionado, caracteriza la independencia recíproca
existente entre la mas y la energía de un sinfín de cuerpos físicos. La ley
periódica descubierta por Mendeléiev
(1834-1907) indica la dependencia que
las propiedades de todos los elementos químicos guardan con relación a la
magnitud de la carga positiva del núcleo. Ley, pues, no es un vínculo singular,
sino general, entre fenómenos. Engels
firmó que ley era “la forma de la universalidad en la naturaleza.
Otro rasgo importante de la ley
consiste en que no representa cualesquiera vinculaciones adecuadas, sino
únicamente las de carácter necesario y
esencial. La ley de la interdependencia de la masa y energía peculiariza el
vínculo de propiedades consustanciales de los cuerpos físicos como son su masa
y energía. La ley biológica de la interdependencia de del organismo y el medio recoge el nexo
importante y necesario que el organismo tiene con las condiciones de su
existencia.
La ley, que es necesaria y
esencial en los fenómenos, sólo actúan en presencia de condiciones adecuadas,
originando, además, un curso determinado
de los acontecimientos, y no cualquiera. La opción rigurosamente determinada de
las leyes tiene inmensa importancia
práctica, pues, si los hombres conocen las leyes y la dirección del
desarrollo pueden prever el futuro. Si conocen, por ejemplo, las leyes del
desenvolvimiento de la sociedad y las condiciones en que rigen, pueden prever
el curso de los acontecimientos históricos.
En resumen. Ley es una concatenación esencial y necesaria, general y
reiterativa, existente entre los fenómenos del mundo material, que origina
un curso rigurosamente determinado de los acontecimientos.
Hace mucho tiempo que el
materialismo y el idealismo luchan en torno al problema de la naturaleza de las
leyes. Los idealistas consideran que el creador de las leyes es, o bien el
hombre o bien la mítica “idea absoluta”, el “espíritu universal”. En última
instancia, la concepción idealista conduce a reconocer la esencia divina de las
leyes. El filósofo norteamericano Brightman,
por ejemplo, afirma: “Cada ley de la naturaleza es una ley de Dios, y cada
fuerza de la naturaleza es una obra de Dios”. 6
6 Este idealista se basa única y
exclusivamente en el reconocimiento
subjetivo de las leyes de la naturaleza o, sea, es un ferviente creyente de “la idea mítica absoluta o del espíritu
universal”. (ARP)
El materialismo dialéctico en
cambio, se basa en el reconocimiento del carácter
objetivo de las leyes. Esto significa que el hombre no puede crearlas
inmodificarla a su antojo; sólo puede reconocerlas y reflejarlas. El mundo es
movimiento regulado de la materia –escribió Lenin- , y nuestra conciencia,
producto superior de la naturaleza, sólo está en condiciones de reflejar esa regularidad.
La objetividad de las leyes
significa también que actúan independientemente
de la voluntad y deseos del hombre, y por eso todo intento de obrar en
contra de ellas está condenado de antemano al fracaso. Es imposible, por
ejemplo, eludir la ley de la gravitación universal y remontarse al cosmos sin
vencer la fuerza de gravedad de la tierra. Tampoco puede uno desentenderse de
las leyes del desarrollo social. Testimonio de ello es, por ejemplo, el fracaso
que han sufrido las desesperadas tentativas de los imperialistas, empeñados en
detener el proceso ineluctable de disgregación del sistema colonial.
Al manifestarse en contra de la
interpretación idealista de las leyes, el materialismo dialéctico refuta
también el fatalismo, es decir, la
veneración ciega de las leyes, la falta de fe en la fuerza de la razón humana y
en la capacidad de los hombres para conocer y aprovechar estas leyes. El hombre
no puede anular o crear leyes naturales, pero sí conocerlas y utilizarlas en su
actividad práctica. Basándose en ese conocimiento, no sólo ha limitado la
acción destructora del agua, el viento y otras fuerzas de la naturaleza, sino
que las ha obligado a actuar en provecho suyo; regar los campos, mover los
motores de las turbinas de las centrales eléctricas, etc. Apoyándose en las
leyes del desarrollo social, los hombres trasforman la vida de la sociedad.
El régimen socialista, en el que
la acción de las leyes del desarrollo social coincide con los intereses de todo
el pueblo y donde, sobre la base de la propiedad socialista, las riquezas
naturales se aprovechan con arreglo a un plan y las relaciones humanas se
perfeccionan, crea las condiciones sociales más propicias para conocer y
utilizar las leyes. Tenemos, por ejemplo, la del desarrollo proporcional y armónico de la economía socialista. Como la producción
socialista no se puede desarrollar sin un plan, es necesario conocer y utilizar
esta ley. Al mismo tiempo, ella responde a los intereses de los trabajadores,
pues la producción socialista se desarrolla con el fin de satisfacer las demandas materiales y culturales en
constante crecimiento. Por eso los trabajadores están interesados en
conocerla y ponerla a su servicio.
Vigo, 20 de febrero de 2016
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