CAPITULO II
EL MODO DE PRODUCCION, BASE MATERIAL
DE LA VIDA DE LA SOCIEDAD
Lo principal del materialismo
histórico es su tesis sobre el papel determinante que el modo de producción
desempeña en el desarrollo de la sociedad. Pero el proceso de la producción
puede trascurrir únicamente en presencia de condiciones determinadas: medio geográfico y población. Examinemos,
pues, estas condiciones y aclaremos la importancia que tiene en la vida social.
1. PAPEL DEL MEDIOS GEOGRAFICO Y DE LA
POBLACION EN EL DESARROLLO DE LA
SOCIEDAD
El medio geográfico y la sociedad
Llamase medio geográfico a la naturaleza que rodea a la sociedad, es decir,
el clima y el suelo, los ríos y los mares, la flora y la fauna, el relieve del
terreno, las riquezas del subsuelo, etc.
El medio geográfico es una condición necesaria para la actividad
productora del hombre. Sin la interacción con la naturaleza, luchando contra la
cual el hombre obtiene los medios de subsistencia, es inconcebible la actividad
laboral, ni la actividad productora alguna.
El medio geográfico puede ejercer
una acción doble en el desarrollo de la sociedad. Las condiciones naturales
favorables (existencia de riquezas minerales, bosques, ríos, clima sano, etc.)
contribuyen al desarrollo de la sociedad. En cambio, las desfavorables influyen
negativamente. Por ejemplo, la ausencia de minerales útiles frena el desarrollo
industrial, un clima extremadamente seco dificulta el desarrollo de la
agricultura, etc.
Basados en la importancia del
medio geográfico para el desarrollo de la sociedad, los representantes de la tendencia geográfica 1 en sociología subestiman y creen que el desarrollo social se
determina, bien por ese medio en su conjunto, bien por algunos elementos como
el clima, los ríos, etc.
1 Escuela geográfica propia de
la Alemania
de finales del XIX y comienzos del siglo XX que se inscribe en la tendencia determinista
de las ciencias sociales, dentro de un ambiente cultural e intelectual
en el que estaban presentes el darwinismo social,
el organicismo
y el vitalismo.
También incluye la pretensión de la geopolítica
clásica de atribuir las características físicas y demográficas de cada país a
su posición en el espacio geográfico, predeterminando así sus
posibilidades de desarrollo y expansión. (ARP)
La
llamada geopolítica, teoría
pseudocientífica que justifica la política agresiva de los países
imperialistas, es uno de los aspectos que esta tendencia geográfica ha
adquirido en algunos Estados capitalistas. En la Alemania hitleriana, los
representantes de la geopolítica plantearon la exigencia de “espacio vital”
para los alemanes, “fundamentación teórica” de las pretensiones del fascismo
alemán el dominio mundial, destinada a justificar su política bandidesca de
guerras y saqueo de otros pueblos.
Es
evidente que, en el aspecto científico, la tendencia geográfica es
inconsistente. No resuelve ni puede resolver el problema de las causas que
originan el desarrollo de la sociedad y por qué dos países contiguos como
Chescolovaquía y Austria por ejemplo, que desenvuelven en condiciones
geográficas aproximadamente iguales, se encuentran en distintas fases de
organización social: en Checoslovaquia ya está construido el socialismo, en
tanto que Austria sigue siendo un Estado burgués. La tendencia geográfica no
tiene en cuenta que el medio geográfico se desarrolla mucho más lentamente que
la vida social y por eso, naturalmente, no puede determinar el desarrollo
social. Las condiciones naturales de la Unión Soviética apenas ha
variado en los últimos años, pero en ese tiempo el feudalismo fueron sustituido
por el capitalismo, éste por el socialismo, y actualmente se está construyendo
el comunismo 2.
2 Ni en
Checoslovaquia (hoy en día República Checa y República Eslovaquia), no se llegó
a construir el totalmente el socialismo debido a la disolución de la URSS , entre marzo de 1990 y diciembre
de 1991. En la URSS , sí se había construido
el socialismo, pero no el comunismo, fase superior del socialismo. (ARP)
El
medio geográfico no es la causa determinante del desarrollo de la sociedad,
pese a que constituye una condición necesaria de la sociedad. Puede contribuir
a este desarrollo o frenarlo
La población y la sociedad
Otra
condición necesaria de la vida material de la sociedad es la población. La producción es imposible
sin hombres cuyo trabajo es, precisamente, la poderosa fuerza que domina la
naturaleza y la obliga a servir a sus intereses. Por eso en determinadas
condiciones, el número de habitantes y el ritmo de su crecimiento pueden
acelerar o disminuir el desarrollo de un país. Es indudable, por ejemplo, que
la existencia de grandes recursos humano y el porcentaje elevado de incremento
demográfico son un factor de considerable importancia en los inmensos éxitos
alcanzados por la Unión Soviética.
¿Desempeña
el número de habitantes el papel determinante en el desarrollo de la sociedad?
Sí, la repuesta es afirmativa, ¿por qué, entonces el Pakistán, cuya densidad de
población asciende a más de 90 de personas por kilómetro cuadrado, se ha
quedado económicamente muy atrás de los EE.UU., cuya densidad no es más que de
unas 23 personas por kilómetro cuadrado? ¿Y cómo explicar entonces que la Unión Soviética , cuya densidad
es menor que la de EE.UU., ha adelantado considerablemente ha dicho país en cuanto al desarrollo social
y político?
Evidentemente,
la densidad y el crecimiento de la población no determinan la vida de la
sociedad. Por el contrario, una y otro dependen del carácter del régimen
social. En la URSS ,
por ejemplo, existe un incremento demográfico muy elevado y la mortalidad más
baja del mundo, lo que dimana de la esencia del socialismo y es resultado de la
preocupación de la sociedad socialista por el hombre.
Sin
embargo, los representantes del maltusianismo, tendencia reaccionaria de la
sociología burguesa, afirma que del aumento de la población depende la marcha
del desarrollo social. El fundador de esta tendencia, el economista y sacerdote
inglés Malthus 3, anunció a fines del siglo XVIII que había
“descubierto” la “ley universal” de la falta de correspondencia entre el
crecimiento de la población y la producción de medios de subsistencia. La
población, afirmó Malthus, crece mucho más rápidamente que la producción de
medios de vida. Por eso existen la miseria, el hambre, el paro y otras calamidades
que padecen los trabajadores 4. Malthus propuso también la “manera”
de librarse de esas calamidades: abstenerse del matrimonio y de la procreación 5.
3 Thomas Robert
Malthus fue un clérigo anglicano y erudito británico con gran influencia en la
economía política y la demografía. Nació el 13 de febrero de 1766, Westcott (Reino
Unido), falleció el 29 de diciembre de
1834, Bath (Reino Unido).
(ARP)
4 En esencia, su ceguera reaccionaria, subjetiva e
idealista, la culpa de la miseria, el hambre y el paro, eran exclusivamente del
proletariado. (ARP)
5 Esto que expone Malthus, contradice el
versículo 1.28 del Génesis, que exterioriza: “creceos y
multiplicaos, llenar la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar,
las aves del cielo y todos los animales que se
mueven por la tierra”. Como se puede deducir, el ortodoxo fundamentalista
y reaccionario Malthus, pedía para el
proletariado la abstención y la no procreación, mientras para él, como burgués,
esa máxima posiblemente se la pasara por
el arco del triunfo. (ARP)
La “teoría” seudocientífica de la población
le sirvió a Malthus para blanquear la fachada del capitalismo y justificar las
calamidades que éste acarrea al pueblo trabajador. No es, por eso, casual que
la burguesía imperialista aproveche el maltusianismo, intentando explicar
mediante las conjeturas del sacerdote inglés las contradicciones más profundas
del imperialismo y justificar su propia política exterior de rapiña. El
maltusianismo contemporáneo formas abiertamente antropófagas. Ya no se limita a
aconsejar que la gente se abstenga del matrimonio y la procreación, sino que
propone emplear la bomba atómica, las armas bacteriológicas y otros monstruosos
medios de exterminio en masa para eliminar las bocas “sobrantes”
Hace
mucho que la ciencia y la práctica han refutado al maltusianismo. Marx demostró
ya que la causa de la miseria y el hambre
de los trabajadores en el capitalismo no estriban en las leyes naturales
del movimiento de la población, sino en la propia esencia del sistema
capitalista, en la distribución 6 sumamente injusta de los bienes
materiales. El prodigioso desarrollo económico de la Unión Soviética , así como la de
los otros del sistema, demuestra de manera particularmente convincente la
inconsistencia del maltusianismo, ya que ellos, con el derrocamiento del
capitalismo, se han desterrado para siempre el hambre, la miseria y el paro y
la vida se vuelve más cómoda y próspera 7.
En
resumen, ni el medio geográfico ni la densidad de la población son la causa
determinante del desarrollo social. Esta causa es el modo de producción de los
bienes materiales, que pasamos a examinar.
6 En el
período de tránsito del socialismo al comunismo, uno de los errores cometidos
en la Unión Soviética ,
fue la pésima distribución de los bienes de consumo, entre los ciudadanos soviéticos.
(ARP)
7 Este hecho acaeció durante la construcción del socialismo en la URSS ; una vez disuelto la Unión Soviética , y abrazar de nuevo la economía capitalista, heredó
también, si se exceptúa el hambre, la
miseria y el paro, lacras consolidadas en el capitalismo.
1. MODO DE PRODUCCIÓN, FUERZAS PRODUCTIVAS
Y RELACIONES DE
PRODUCIÓN
El hombre no puede existir sin alimentos, vestidos,
vivienda y otros bienes materiales. Para obtenerlos, debe trabajar, puesto que
la naturaleza no se los brinda ya preparados. El trabajo es la base de la vida social, una necesidad natural del hombre. Sin la actividad laboral sería
imposible la propia vida humana. Por eso la causa principal y determinante del
desarrollo social es la producción de
bienes materiales.
Fuerzas
productivas
En el proceso
del trabajo los hombres trasforman lo objetos materiales con el fin de
satisfacer sus necesidades. Para construir una maquina extraen mineral de
hierro, lo funden y lo convierten en acero, que luego elaboran adecuadamente.
El
proceso de la producción material es inconcebible sin objeto de trabajo y
medios de trabajo.
Objeto de trabajo, son las cosas a que se aplica el trabajo humano. Medios de trabajo son las máquinas, las instalaciones, las herramientas, los
edificios fabriles, los diversos tipos de transporte, etc. Los objetos y medios de trabajo constituyen
los medios de producción.
Los medios de trabajo más importantes son los instrumentos de producción, con
ayuda de los cuales el hombre actúa sobre los objetos de trabajo y los
trasforma. La producción es inconcebible sin herramientas: la naturaleza no
cede fácilmente sus riquezas y para arrancárselas, no es suficiente la fuerza
muscular del hombre. Sólo con herramientas se puede conseguir medios de
subsistencia, éstos aumentan cuanto más perfectas y productivas son aquéllas.
Sin embargo, las herramientas por sí solas no proporcionan
bienes materiales. No sólo hay que fabricarlas, sino manejarlas, emplearlas. La
máquina más perfecta se puede convertir con el tiempo en un montón informe de
metal si la toca la mano del hombre. Sólo éste es capaz de poner en movimiento
las herramientas, de organizar la producción. Por eso, el hombre es un elemento
inseparable de la producción 8.
8 Aunque la cibernética y la robótica
alcanzará insospechados medios de producción, el hombre nunca sería
imprescindible, por dos motivos: el primero, para seguir inventado más máquinas
bajo el prisma de la cibernética y la robótica para producción de bienes de
todo tipo y, el segundo, el más importante, para que los hombres consumieran lo
producido por la maquinaria robotizada y
cibernetizada. Sin el hombre no podría consumir la ingente producción de
mercancías basada en estas ciencias, entonces tendría poco o ningún sentido la producción masiva de
objetos de consumo. Se podría dar la
paradoja que parte de las producciones
fueran consumidas por los que tuviesen medios de adquirirlas; el resto de la
producción no consumida, se las tendrían que consumir las máquinas, comiéndolas como
chatarra.
Fuerzas
productivas son los medios de producción creados por la sociedad y,
ante todo, las herramientas de trabajo, así como los hombres que producen los
bienes materiales. Las fuerzas productivas determinan la relación del hombre
con la naturaleza, su poder sobre ella. Los
hombres, las masas trabajadoras, son el elemento más importante las fuerzas
productivas. El trabajador creador de los hombres da vida a las herramientas
que producen, obligándolas a proporcionarles todas las cosas que necesita.
Relación de producción
Las fuerzas
productivas no son todo en la producción material. Los hombres no pueden
producir aisladamente, sino sólo en común, organizándose en sociedad, por eso
el trabajo ha sido y es social. En el proceso del trabajo los hombres entablan
inevitablemente determinadas relaciones entre ellos. “Para producir, los
hombres contraen determinados vínculos y relaciones –dice Marx- , y a través de
estos vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es como se
relacionan con la naturaleza y como se efectúa la producción” 8.
8 C. Marx y F. Engels, Obras escogidas, ed. cit., pág.
54. (Ed.)
Las relaciones
establecidas entre los hombres es el proceso productivo constituyen en las relaciones de producción, que son parte
inseparable de la producción material. De esta suerte, un modo de producción históricamente determinado se manifiesta como
una unidad inseparable de las fuerzas
productivas y las relaciones de producción correspondiente a ellas.
En los albores
de la sociedad primitiva existieron ya vinculaciones mutuas de trabajo. En las
tribus nómadas de cazadores eran vínculos entre compañeros de caza. A medida
que crecían las fuerzas productivas y aumentaba la división del trabajo, los
nexos se fueron diversificando cada vez más. Establecíanse vínculos entre
agricultores y ganaderos, entre agricultores y artesanos, entre artesanos y
mercaderes, etc. Con el desarrollo de la industria mecánica los vínculos entre
productores se diversificaron y enriquecieron notablemente.
La base de las
relaciones de producción son las formas de propiedad, es decir, la
relación que tienen los hombres con los medios de producción: la tierra, el
subsuelo, lo bosques, las aguas, las
materias primas, los edificios fabriles, los instrumentos de trabajo, etc. De
las formas de propiedad dimana la
posición de dominio o sometimiento de
distintos grupos sociales en la producción, sus relaciones en el proceso
productivo, o, como dijo Marx, su intercambio mutuo de actividades. Si la propiedad
es social (los medios de producción
pertenecen a los trabajares), las relaciones de producción adquieren carácter
de colaboración amistosa y ayuda mutua de los trabajadores. Si la producción es privada (los medios de producción
pertenecen a un puñado de explotadores), las relaciones de producción de
producción son relaciones de dominio y
sometimiento, lo que es característico, por ejemplo, para el capitalismo.
En la sociedad dividida en clases antagónicas los trabajadores están privados
de medios de producción 9, y por eso se ven obligados a someterse a los explotadores, que poseen esos medios, y a
trabajar para ellos.
9 No sólo están privados de medios de producción, sino,
que en algunos casos, y dirigiendo el centro de trabajo del que era responsable,
he sido testigo de que los albañiles que venía a trabajar por el contrato de
obras que hacíamos a otra empresa, las herramientas ligeras como paletas,
martillos, cinceles, metros, niveles etc., se los hacían comprar a sus
trabajadores; alegando que así, tendrían más cuidado de no extraviar los medios de producción pagado por los
obreros. Esto es sencillamente la desfachatez explotadora, elevada al cuadrado. (ARP)
Del carácter
de la propiedad de los medios de producción dependen también las formas de distribución. La propiedad
privada capitalista proporciona una distribución extremadamente injusta de los
bienes materiales. El propietario de los medios de producción recibe la mayor
parte de los valores producidos, a pesar que no participa directamente en la
producción. La propiedad social en la sociedad socialista garantiza un
principio que corresponde a los intereses de los trabajadores: el de
distribución según el trabajo realizado.
Todos los bienes materiales producidos pertenecen en esta sociead a los propios
trabajadores.
Así, pues, la forma de propiedad de los medios de producción, la posición de los grupos
sociales en la producción y lasa formas de distribución de los bienes materiales,
que dimana de la propiedad, constituye el campo de las relaciones de
producción.
Las relaciones
de producción se contraen objetivamente,
son independientes de la voluntad y deseos de los hombres. Las diversas
vinculaciones establecidas en el proceso
de producción surgen únicamente cuando maduran
las fuerzas productivas a las que corresponden dichas relaciones.
El modo de
producción se desarrolla en virtud de sus propias causas, de la dialéctica
intrínseca que le es inherente. Veamos ahora cuáles son estas causas y cuál es
la dialéctica interna del desenvolvimiento de la producción.
3.
DIALECTICA DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS
Y DE
LAS RELACIONES DE PRODUCCION
La producción
no se mantiene siempre a un mismo nivel. Crece, se desarrolla y perfecciona
constantemente. Esto explica, ante todo,
porque aumenta constantemente el número de habitantes de nuestro planeta
y con ello sus demandas. El hombre primitivo necesitaba muy pocas cosas: una
alimentación basta, una piel de fiera en vez de vestido, un techo y un hogar
encendido. En cambio, ¡cuán grandes son las demandas materiales y culturales
del hombre moderno!
Existe un solo
cambio para satisfacer las crecientes demandas del número, cada vez mayor, de
seres humanos desarrollar y perfeccionar continuamente la producción. El desarrollo
de la producción es una necesidad objetiva, una ley de la vida social. La
historia de la sociedad no es sino el desarrollo lógico de la producción
social, el proceso necesario de la sustitución de un modo de producción
inferior por otro superior.
El desarrollo
de la producción empieza por el cambio de las fuerzas productivas. Pero éstas,
como sabemos, son los instrumentos de producción y los hombres que los manejan.
¿Cuál de estos elementos se desarrolla primero? La experiencia de la historia
dice que el marco de las propias fuerzas productivas se desarrolla primero los
instrumentos de trabajo. Para facilitar su labor y obtener el mayor número
posible de valores materiales con el mínimo trabajo, los hombres perfeccionan
continuamente los instrumentos que poseen y crean otros nuevos, de mayor
rendimiento.
El desarrollo
y perfeccionamiento de los instrumentos de producción y el progreso técnico son
resultado del trabajo de los hombres. De los obreros de la producción. Pero a
la par que se perfeccionan los instrumentos, se desarrollan también los propios
hombres. Aumenta su experiencia, se eleva su calificación y surgen más y más
profesionales. Con el cambio de los instrumentos de trabajo y de los
trabajadores cambian también en última instancia las vinculaciones contraídas entre
los hombres en el proceso de producción: las
relaciones de producción 10.
10 Véase, mas detalle
en el subsiguiente punto 4 (Ed.)
Así, pues, las
fuerzas productivas originan las relaciones de producción y las determinan. No
obstante, se debe tener en cuenta que las fuerzas productivas existentes en un
momento dado no originan cualesquiera relaciones de producción, sino las que
corresponden a la naturaleza interna de esas fuerzas productivas, a su
carácter. La manufactura capitalista, que apareció en el seno del feudalismo, originó las relaciones
de producción capitalista y no otras.
Las relaciones de producción surgen de las fuerzas
productivas, pero no se quedan pasivas. Influyen
activamente en aquéllas, acelerando o amortiguando se desarrollo. Se debe
tener en cuenta que las relaciones de producción nuevas, avanzadas, que
corresponden al carácter de las fuerzas productivas, aceleran el progreso de la producción social y son el principal
motor del desarrollo de las fuerzas productivas. Por su parte, las viejas
producciones de producción quedan rezagadas y entorpecen el movimiento de avance.
La correspondencia entre las relaciones de producción y el
carácter de las fuerzas productivas es una condición indispensable del
desarrollo de la producción. Ocurre de una u otra manera en todas las
formaciones económico-sociales, pero en las prosocialistas, basados en la propiedad privada y en la
explotación, las relaciones de producción no puede corresponder continuamente a
las fuerzas productivas en desarrollo. Esta correspondencia y, por
consiguiente, el papel de las relaciones de producción desempeñan como motor
principal del desarrollo de la producción, se manifiesta en esos casos
únicamente en la etapa inicial de existencia de ese modo de producción. Luego
las relaciones de producción empiezan a envejecer, quedan rezagadas, y surge
así una contradicción entre las nuevas fuerzas productivas y, las viejas
relaciones de producción.
Esta contradicción no es
casual, sino que dimana de la naturaleza interna de diversos aspectos de la
producción social. Las fuerzas productivas son el elemento más dinamico de la
producción. Cambian incesantemente, con la particularidad de que dentro de un
mismo modo de producción estos cambios pueden ser muy sustanciales. En cambio
en las relaciones de producción, a pesar de que sufren ciertos cambios, queda,
dentro del modo de producción dado, sin modificar su base. En lo que el
capitalismo lleva de existencia, por ejemplo, sus fuerzas productivas han
experimentado profundos cambios, al paso que la relacione de producción se
basan hoy, igual que ayer, en la propiedad privada capitalista 11.
11 La propiedad privada capitalista, se
refiere solo a la propiedad privada de los medios de producción, como:
herramientas, maquinarías, naves, transporte, etc., etc. La propiedad privada individual de cada uno,
como: su vivienda, su coche particulares, sus fincas, etc., etc., no se
considera propiedad privada de medios de producción, sino que es propiedad de
cada cual.
En virtud de cierto conservadurismo y estabilidad, las
relaciones de producción no dan alcance a las fuerzas productivas en desarrollo
y, al quedar rezagadas, empiezan a frenar al de dichas fuerzas y entran en
contradicción con ellas. A medida que siguen desenvolviéndose las fuerzas
productivas, el papel refrendador de las relaciones de producción es cada vez
más sensible y la contradicción abierta entre ambas va adquiriendo un carácter
más profundo y agudo, trasformándose al fin en un conflicto. Madura entonces la
necesidad de la revolución social, que destruya las viejas relaciones de
producción y consolida atrás nuevas.
Tal es la dialéctica
objetiva de las fuerzas productivas y las relaciones de producción en la
sociedad dividida en clases antagónicas. Veamos ahora cómo se manifiesta esta
dialéctica en el desarrollo concreto de la sociedad humana.
4. LA HISTORIA DE LA SOCIEDAD COMO DESARROLLO Y
SUCESION, SUJETA A LEYES, DE LOS MODOS DE
PRODUCCÓN
Puesto que el modo de producción se presenta como la base
material de la vida social, que determina todos sus aspectos restantes, la
historia de la sociedad debe ser estudiada ante todo, como la historia del
desarrollo y sucesión sujeta a leyes, de los modos de producción.
La historia conoce cinco modos de producción, que sucedieron
consecutivamente: el de comunidad primitiva, el esclavista, el feudalista, el capitalista
y el socialista. Examinémoslos en este orden.
La sociedad
primitiva
La historia de la sociedad comienza con la aparición del
hombre, cuya particularidad, que los distingue de los animales, es su capacidad para fabricar y emplear instrumentos de trabajo. El
trabajo ocupa un importantísimo lugar en la formación y desarrollo del hombre.
En el proceso del trabajo se formó el propio hombre y surgieron y se desarrollaron
las formas de su organización social.
La forma de organización inferior, la primera en la
historia, fue el régimen de la comunidad primitiva. Existió durante
varios milenios. En ese largo período supo pasar el empleo de objetos naturales
–palos, piedra- a la preparación de los primeros instrumentos rudimentario de
producción. En un principio fueron toscos utensilios de piedra, madera, cuero y
huso (hachas, cuchillos, cinceles, raspadores, tragacetes, lanzas, anzuelos,
etc.), que luego se fueron perfeccionando y elaborando minuciosamente.
Surgieron también nuevos utensilios y medios de trabajo: el arco y las flechas,
barcas, trineos, etc. El hombre aprendió a obtener el fuego, hecho que tuvo
particular importancia en el desarrollo de la humanidad.
Junto al perfeccionamiento de los utensilios de trabajo se
desarrolló y perfeccionó la actividad productiva de los hombres. De la
recolección de productos naturales (Frutas, baya, hierbas comestibles) pasó a
cultivo de plantas a la agricultura; y de la caza de animales salvajes pasó a
domarlos y domesticarlos, a la ganadería.
El nivel, sumamente bajo, de las fuerzas productivas en el
régimen de la comunidad primitiva dio lugar al establecimiento de las
correspondientes relaciones de producción. Constituían su base la propiedad
comunal de los medios de productivos de aquel tiempo y las relaciones de
colaboración amistosa y ayuda mutua establecida entre los hombres ligadas con
dicha propiedad. Estas relaciones se debían a la necesidad de contrarrestar
colectivamente la poderosa fuerza de la naturaleza, dados los rudimentarios
instrumentos de producción de que disponían. En la sociedad primitiva los
hombres vivían en comunidades gentilicias, en las que se agrupaban por
parentescos. Trabajaban juntos la tierra comunal con utensilios comunes y
tenían una vivienda en común, en la que se resguardaban de la intemperie y de
las fieras salvajes. Los productos
obtenidos se repartían por igual.
No obstante, en esta sociedad primitiva las fuerzas
productivas también se desarrollan
ininterrumpidamente, aunque con extrema lentitud. Se perfeccionan los
instrumentos de trabajo, se enriquecía la experiencia laboral de los hombres.
El cambio de los utensilios de piedra por herramientas de metal constituyó un
salto gigantesco en el desarrollo de la proeducción. Los nuevos instrumentos
–el arado con reja metálica, el hacha de
bronce o hiero, etc.- volvieron más productivo el trabajo. Fue posible en
dedicarse a mayor escala a la agricultura
y ganadería. Sobrevino la primera gran división de trabajo: la ganadería
se separó de la agricultura. Algo más tarde también se separó la artesanía
(fabricación de herramientas, armas, vestidos, calzado, etc.), formando una
rama independiente de producción. Surgió y empezó a desenvolverse el intercambio
de los productos del trabajo.
Con el aumento de la productividad la comunidad gentilicia
empezó a disgregarse en familias. Apareció la propiedad privada. La familia se
convirtió en propietaria de los medios de producción, concentrándose éstos preferentemente
en las de la antigua nobleza gentilicia. Como el trabajador empezó a producir
más de lo que necesitaba para su propia subsistencia, apareció la posibilidad
de apropiarse del producto excedente
y, por lo tanto, de la explotación,
del enriquecimiento de unos miembros de las propiedad privada y el intercambio,
el proceso de la comunidad gentilicia trascurría con mayor intensidad. La
igualdad primitiva cedió el sitio a la desigualdad social. Aparecieron las
primeras clases hostiles: esclavos y esclavistas.
Así, el desarrollo de las fuerzas productivas condujo a sustituir la sociedad primitiva por la
sociedad esclavista.
La sociedad
esclavista
Las fuerzas productivas heredadas de la sociedad primitiva
siguieron desenvolviéndose en la sociedad
esclavista. Los utensilios de madera y piedra fueron reemplazados
definitivamente por los de metal: primero de los de bronce, y luego los de
hierro. El arado con reja metálica y luego el arado de hierro, la hoz de metal
y otros aperos permitieron elevar el rendimiento del trabajo de la agricultura.
Junto al cultivo de cereales aparecieron la fruticultura y la horticultura. Se
construyeron canales, presas, elevadoras de aguas y otras obras para regar las
tierras y molinos para moler el grano. Se desarrolló la minería, en que se
empleó el trabajo manual con las herramientas más simples: punterolas y
martillos para arrancar el mineral, el molino o morteros para triturarla y
hornos para fundir metal.
Prosiguió el proceso de la división del trabajo. En la
producción artesanal se fueron separando diversas ramas: la elaboración de
metales y armas, la confección de vestidos y calzado, las herrerías, las
alfarerías, los talleres textiles, las tenerías, etc. Los artesanos utilizaron
instrumentos especializados más diversos cada vez; aparecieron el torno simple,
y el fuelle de fragua.
Se desarrolló vastamente la construcción de la arquitectura
naval y la técnica militar surgieron las sociedades y se desplegó el comercio.
El desarrollo de las fuerzas productivas en la sociedad
esclavista correspondía a las nuevas relaciones de producción. La base de
éstas era la propiedad completa del esclavista tanto sobre los medios de
producción como sobre el propio esclavo y cuanto a éste produjera. El
esclavista dejaba escasamente al esclavo lo que éste necesitaba para no morir
de hambre 12.
12 El esclavista los dejaría morir de
cualquier forma, pero nunca de hambre, puesto que si así lo hiciera, el esclavo
dejaría de producir riqueza para el esclavista. Esto, salvando la distancia entre
ambas formaciones sociales, tiene cierta similitud, evidentemente más de forma que de fondo, con el proletariado en la
sociedad capitalista. (ARP)
Así, pues, las relaciones establecidas en la sociedad
esclavista eran de dominio y sometimiento. Un puñado de amos explotaba
cruelmente a las masas de esclavos, desprovistos por completo de derechos 13.
Estas relaciones correspondieron hasta cierto tiempo al desarrollo de las
fuerzas productivas, pero luego agotaron sus posibilidades y se convirtieron en
un serio obstáculo. La producción requería que se perfeccionaran constantemente
las herramientas y se elevara el rendimiento del trabajo, cosa que no
interesaba al esclavo, puesto que con ello no mejoraba su situación. Y aun el
propio esclavo, principalmente fuerza productiva, se degradaba físicamente y
mentalmente en esas condiciones de explotación inhumana.
13 Afortunadamente, en la sociedad
capitalista, no sólo existen derechos, sino que también existen obligaciones.
Pero estos últimos, los cumplen la mayoría de los ciudadanos, mientras que los
derechos no son reales o están limitados,
favoreciendo en su mayor
parte a los ciudadanos
privilegiados que, a su vez, evitan o sortean las obligaciones; ejemplo, los
Papeles de Panamá. (ARP)
Conforme fue pasando el tiempo, la contradicción entre las
fuerzas productivas y las relaciones de producción de la sociedad esclavista se
agudizó hasta el límite. Esta contradicción se manifestó en las sublevaciones
de los esclavos. Despiadadamente explotados y llevados al último grado de la
desesperación, los esclavos se revelaban contra los opresores. Sus luchas y las
correrías de las tribus vecinas socavaron los cimientos del régimen esclavista
y sobre sus ruinas surgió otra sociedad: la
feudal.
La sociedad feudal
El desarrollo progresivo de las fuerzas productivas
prosiguió bajo el feudalismo En esta
época se comenzó a emplear la energía del agua y del aire y aparecieron los
molinos de agua y viento, los barco de vela, etc. El hombre aprendió a obtener
hierro dulce del colado, inventó el papel, la pólvora, la imprenta y realizó
una serie de descubrimientos que desempeñaron un gran papel en la historia de
la humanidad.
La artesanía siguió su desarrollo, se crearon nuevos
instrumentos y mecanismos y se perfeccionaron los antiguos. Fue particularmente
notable el progreso en la producción
textil, en la que aparecieron el torno de hilar, el telar de cintas, la
máquina torcedora y otras innovaciones
técnicas. Aumento la especialización del trabajo artesanal, razón por la cual
se elevó considerablemente su vencimiento. Con el aumento de la artesanía y del
comercio crecieron las ciudades. Algunas de ellas se convirtieron en
importantes centros mundiales.
Se desarrolló también la agricultura. Aumentó el cultivo de
nuevas variedades y hortalizas, se empezaron a utilizar y a trabajar con más esmero los campos. Se
extendió la ganadería y el empleo cada vez mayor de ganado de labor y de carne,
leche y lana en las haciendas.
El desarrollo de las fuerzas productivas en el feudalismo
se debió a las nuevas relaciones de
producción. Las bases de estas relaciones era la propiedad feudal de los medios
de producción y, ante todo, sobre la tierra, y la propiedad incompleta sobre el
trabajador: el campesino siervo. El
señor feudal podía obligarlo a trabajar para él, imponerle prestaciones de
distinto género, podía venderlo y comprarlo, pero su vida ya no le pertenecía 14.
14 El paso de la sociedad esclavita a la
sociedad feudalista fue un cambio humano cualitativamente nuevo, se dulcificó
la forma; pero el fondo, siguió siendo el mismo: la explotación de los campesinos siervos. (ARP)
Lo mismo que en régimen esclavista, las relaciones de
producción del feudalismo fueron el dominio y sometimiento, explotación de los
campesinos siervos por parte de los señores feudales. No obstante eran más
progresistas que la de la sociedad esclavista, ya que despertaron cierto
interés de los trabajadores por el trabajo. Los campesinos y los artesanos
sellan su hacienda propia (el campesino tenía una porción de terreno, caballo y
otros animales domésticos, además de aperos: El artesano, herramientas y
mecanismos de los más simple), en la cual trabajaban para ellos después de
haber cumplido todas obligaciones feudales. Estaban interesados en perfeccionar
los instrumentos y mejorar los métodos de trabajo en la agricultura y la
artesanía.
Trascurrió el tiempo, y las fuerzas productivas siguieron
desarrollándose. Les dieron un impulso singularmente poderoso los grandes
descubrimientos geográficos de fines del siglo XV y comienzos del XVI (el de
América, en de la ruta marítima a la india, etc.). Se formó el mercado
internacional. Aumentó la demanda de diversas mercancías, demanda que la
producción artesanal ya no estaba en condiciones de satisfacer. La manufactura
sustituyó el taller del artesano.
La manufactura concentró bajo un mismo techo a un número
considerable de operarios, llevó a cabo entre ello una vasta distribución del
trabajo y elevó extraordinariamente su rendimiento. Su aparición implicó el
nacimiento de otro modo de producción, el capitalista, en el seno del
feudalismo, y de las clases contrapuestas que le son inherentes: la burguesía y el proletariado.
Sin embargo, el desarrollo posterior de las fuerzas
productivas, ligado con la aparición de la manufactura, puso en contradicción a
estas fuerzas productivas con relaciones feudales de producción. La manufactura
requería que el operario estuviese libre, y el feudalismo adscribía el siervo a
la tierra; la manufactura necesitaba un amplio mercado internacional, y el
exclusivismo y aislamiento feudales. Así como el carácter internacional de la
economía frenaban su formación. Esta sustitución se produjo través de numerosas
revoluciones burguesas cuyas principales fuerzas combativas estaba formadas por
los campesinos siervos y la gente del estado llano de las ciudades, dirigidos
por la burguesía.
La sociedad
capitalista
Las fuerzas productivas del capitalismo se caracterizan por
la gran industria mecánica. Al taller del artesano y a la manufactura suceden
grandes fábricas y minas. En el Manifiesto
del Partido Comunista, Marx y Engels caracterizaron así las fuerzas
productivas del capitalismo: “El
sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de las máquinas, la
aflicción de la química a la industria y a la agricultura, la navegación de
vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la adaptación para el cultivo de
continentes enteros, la apertura de los ríos a la navegación, poblaciones
enteras surgieron por encanto, como si salieran de la tierra.” En los albores de su existencia, y en uno o dos siglos el
capitalismo desarrolló las fuerzas productivas mucho más que todas las épocas
precedentes de la humanidad.
El crecimiento tan rápido de las fuerzas productivas se
debió a las nuevas relaciones capitalistas de producción. Su base es la
propiedad privada burguesa, que desplazó gradualmente e ineludiblemente a la
propiedad feudal. Bajo el capitalismo el trabajador –el proletario- es jurídicamente libre, no está adscrito a la tierra
ni ninguna empresa. Es libre en el
sentido de que puede ir a trabajar a la fábrica de cualquier capitalista, pero
no lo es de la clase burguesa en su conjunto. Privado de medios de producción,
se ve obligado a vender su fuerza de trabajo y llevar, con ello, el yugo de la explotación.
Las relaciones capitalistas de producción suscitaron un
estímulo para el desarrollo económico como es la ganancia capitalista. En su
afán de lucro el burgués amplía la producción, perfecciona la maquinaría y
mejora la tecnología en la industria y en la agricultura. Estas relaciones, sin
embargo, no sólo dieron motivo a que alcanzara un nivel de desarrollo económico
sin par en las sociedades anteriores, sino que también dieron vida a una fuerza
productiva de tal magnitud, la que condujeron al sistema capitalista en su
conjunto, al borde de la tumba. Marx y Engels compararon el capital con un mago
cuyos conjuros habían puesto en movimiento fuerzas tan poderosas que él mismo ya no podía dominar.
Debido al gigantesco crecimiento de las fuerzas
productivas, las relaciones capitalistas de producción se convirtieron en un
freno de su desarrollo. Se manifestó la contradicción más profunda del modo de
producción capitalista: la que existe
entre el carácter social del proceso de producción y la forma privada de
expropiación. En la sociedad burguesa la producción presenta un carácter
social muy acusado. Participan en ella millones de trabajadores
concentrados en grandes empresas, pero los frutos de su trabajo se lo apropia
un reducido de propietarios de los medios de producción. Esta es la
contradicción fundamental del capitalismo.
En el último
cuarto de siglo XIX el capitalismo se trasformó en imperialismo, su fase
superior y última 15. El rasgo principal del imperialismo es el
dominio de los monopolios, sucesores de la libre competencia, grandes
agrupaciones de capitalistas que concentran en sus manos la producción y venta
de la mayor parte de las mercancías. El objetivo de lo monopolios es obtener
ganancias máximas.
15. Irrefutablemente el imperialismo es la fase superior del
capitalismo. Esto viene transcurriendo desde el último cuarto del siglo XIX,
pero todavía sigue subsistiendo en los primeros lustros del siglo XXI.
Paradójicamente el imperialismo cuanto más tiempo transcurre, más acentúan la
explotación a todos los niveles. ¿Será qué cada vez intuyen su fase final y
aplican del adagio de: “Después de mí, el diluvio”? (ARP)
Con su ansia de ganancias, los imperialitas acentúan la
explotación de los trabajadores de su país y de los pueblos coloniales y
dependientes. Después de haberse repartido el mundo entre ellos, continúan
luchando tenazmente para volvérselo a repartir 16.
16 La
forma de repartirse el mundo en siglo XIX y parte de siglo XX, que fue
prácticamente en base a anexionar los territorios por la fuerza de las armas, no
es coincidente con el siglo XXI pues el
mundo actualmente es anexionado y repartido
económicamente. (ARP)
Todas las contradicciones de la sociedad capitalista se
agudizan de modo extremo en el imperialismo, sobre todo, la contradicción entre el carácter social de la
producción y la forma privada de
apropiación. Esta contradicción origina la crisis y el
paro, promueve la cruenta lucha de clases entre la burguesía y el
proletariado y constituye la base económica de la revolución socialista. El
triunfo de la revolución socialista destruye las relaciones capitalistas de
producción e instaura el modo socialista de producción.
Vigo, 19 de junio de 2016
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