lunes, 16 de mayo de 2016

MATERIALISMO DIALECTICO CAPITULO IX


CAPITULO IX



TEORIA DEL CONOCIMIENTO DEL
MATERIALISMO DIALÉCTICO
 

Basándose en la riquísima experiencia por la humanidad y en las grandes conquistas de la ciencia y la práctica revolucionaria, el materialismo dialéctico considera que el mundo es plenamente cognoscible y que el entendimiento del hombre es capaz de formarse una idea acertada de la realidad materia

Veamos ahora detalladamente qué es, pues, el proceso del conocimiento del mundo y cómo trascurre.


1. ¿QUE ES CONOCIMIENTO?


Conocimiento es el reflejo activo, orientado a un fin, del mundo objetivo y sus leyes en el cerebro humano. La fuente del conocimiento es el mundo exterior que rodea al hombre. Influye en él y le provoca sensaciones, proporcionándole nociones y conceptos. El hombre ve los bosques, los campos, las montañas, percibe el calor y la luz del sol, oye el gorjeo de los pájaros y siente el olor de las flores. Si esos objetos existen fuera de la conciencia del hombre, no ejercerían ningún estímulo sobre él, no tendría la menor noción de ellos.

La base de la teoría marxista de la cognición es el reconocimiento del mundo objetivo, sus objetos y fenómenos, en calidad de fuente única de nuestro saber.
 
Los idealistas no consideran que la realidad sea la fuente de nuestros conocimientos. El objeto de la cognición en la filosofía idealista es ora la conciencia o sensación de un solo individuo (sujeto), ora cierta entidad mística, existente fuera de la conciencia del hombre (“idea absoluta”), (“espíritu universal”), etc.). Algo por el estilo preconiza también la religión. El hombre es incapaz de conocer la esencia de los fenómenos de la naturaleza y de la vida social. Puede únicamente descubrir y clasificar los resultados de la obra divina, función que también ejecuta por la gracia de Dios.
 
Los materialistas premarxistas, que consideraron el conocimiento como el reflejo de los objetos exteriores en la cabeza del hombre, asestaron al idealismo y al oscurantismo religioso un golpe demoledor. Pero sus concepciones del proceso cognoscitivo eran también limitadas. Como ellos eran metafísicos, no suplieron aplicar la dialéctica al proceso cognoscitivo. Consideraban el reflejo como la impresión pasiva que una cosa deja en el cerebro humano. El materialista francés del siglo XVIII, Diderot, 1 comparó el cerebro con la cera, en que los objetos dejan impresas sus huellas: Los materialistas anteriores a Marx no tenían en cuenta la actividad y vitalidad del sujeto agente del conocimiento: el hombre. Además, no pudieron apreciar el papel que la práctica representaba en el conocimiento; en eso estribaba su limitación principal.


1 Denis Diderot fue una figura decisiva de la Ilustración como escritor, filósofo y enciclopedista francés. Nació el 5 de octubre de 1713, en Langres (Francia), y falleció el 31 de julio de 1784, en París (Francia). (ARP)


Marx y Engels superaron la limitación de la filosofía precedente con respecto a la comprensión del proceso cognoscitivo, crearon una teoría materialista del conocimiento, cualitativamente nueva.

El rasgo distintivo fundamental de la teoría marxista del conocimiento consiste en que el proceso del conocimiento se asienta en la práctica, en la actividad material, productiva, de los hombres, que conocen los objetos y fenómenos en el curso de esa actividad. En la filosofía del marxismo, la práctica se manifiesta como punto de partida o base del proceso cognoscitivo y como criterio de la verdad o de lo acertado de los conocimientos. “El punto de vista de la vida, de la práctica, debe ser el punto de vista primero y fundamental de la teoría del conocimiento. Y conduce infaliblemente al materialismo…” 2, escribió Lenin. Más adelante trataremos estas cuestiones con mayor detenimiento.


2 V.I. Lenin “Materialismo y empiriocriticismo”, Obras Completas, t. XIV. ed. cit., pág 141 (Ed.).



Desde el punto de vista del materialismo el conocimiento es un proceso infinito de aproximación del desmiento al objeto que se quiere conocer, de movimiento de la idea del no saber al saber, del saber incompleto e imperfecto al saber más completo y más perfecto. Al sustituir la teorías anticuadas por otras nuevas y precisar las viejas, el conocimiento avanza, descubriendo más y más aspectos de la realidad.

Pues que la práctica sirve de base del conocimiento aclaremos qué es y qué oficio desempeña en el proceso cognoscitivo.


2. PRACTICA, PUNTO DE PARTIDA Y BASE
DEL PROCESO COGNOSCITIVO


La practica es la obra activa de los hombres dedicada a trasformar la naturaleza y la sociedad. Su base es el trabajo, la producción material. Además, la práctica incluye la lucha política de clases, el movimiento de liberación nacional, la experiencia científica, el experimento. La práctica presenta carácter social. Es, ante todo, la actividad de grandes grupos de personas, de todos los trabajadores, de quienes producen los bienes materiales, y no de individuos aislados.

La práctica no sólo trasforma los objetos existentes en la naturaleza, sino que crea otros artificiales. El hombre produce gran cantidad de materiales que en solidez, elegancia y utilidad superan a todos los naturales.

La práctica es el punto de partida y la base del conocimiento.

¿Por qué? Ante todo porque el propio conocimiento ha surgido de la práctica y, principalmente, bajo la influencia de la producción material. Desde los primeros pasos de su existencia, el hombre se vio obligado a trabajar para conseguir medios de su vida. En el proceso del trabajo se enfrentó con las fuerzas de la naturaleza y fue conociéndolas poco a poco. El desarrollo ulterior de ésta fue exigiéndole cada vez más conocimientos. Ya en la remota antigüedad el bombee tropezó con la necesidad de medir la superficie de la tierras, contar las herramientas y los productos de su trabajo. Aparecieron así rudimentos de matemáticas. El hombre construía viviendas, puentes, caminos, sistema de riego y otras obras. Y para ello hacía falta conocer las leyes de la mecánica. De este modo, bajo la influencia de las necesidades prácticas, se fue desarrollando paulatinamente la facultad cognoscitiva del hombre y fueron apareciendo las ciencias. La práctica es también la base del surgimiento de las ciencias sociales. El propio marxismo, como sabemos, brotó sobre la base granítica de la práctica de la lucha revolucionaría del proletariado.

Además, la práctica plantea determinadas tareas de conocimiento y contribuye a resolverlas. Con ello imprime impulso a mismo. La práctica de la producción koljosiana y sovjosiana en la URSS ha planteado a la biología la importante tarea de hallar métodos y procedimientos para obtener nuevas variedades de plantas de alto rendimiento y ganado productivo, tarea que los biólogos soviéticos cumplen con éxito. Las valiosas variedades de plantas y razas de animales se propagan ampliamente por los koljoses y sovjoses.
 
Finalmente, la práctica pertrecha al conocimiento científico con aparatos, instrumentos e instalaciones y con ello contribuye a sus éxitos. Hubiera resultado imposible conocer los enigmas del núcleo atómico sin los aceleradores superpotente y otros complicadísimos aparatos e instalaciones científicas que ha construido la industria moderna. No se puede concebir la ciencia de nuestros días sin microscópicos electrónicos, cohetes cósmico y multitud de otros instrumentos del conocimiento, simples y complejos. Todos son productos de la actividad práctica, material de los hombres.

La práctica no es sólo base, sino el objetivo del conocimiento. El hombre conoce el mundo circundante y descubre las leyes de su desarrollo para utilizar los resultados del conocimiento en su actividad práctica. Bien es verdad que no siempre estos resultados de aplican inmediatamente. La desintegración del átomo, por ejemplo, se descubrió hace más de cincuenta años, pero hace poco que se aprovecha la energía atómica con fines prácticos. Y aunque la distancia entre los descubrimientos científicos y su aplicación se mida a menudo por decenios, todos ellos están motivados y determinados por las demandas de la vida.


Unidad de la teoría y la práctica


El conocimiento es un tipo de actividad de los hombres, es su actividad teórica. Pero la teoría por sí sola no está en condiciones de trasformar la realidad, cosa que la distingue de la práctica. La teoría solo refleja el mundo y generaliza la experiencia práctica de la humanidad, con lo cual ejerce en ella una acción reciproca, contribuyendo a que se desarrolle. La teoría sin práctica no tiene objeto. La práctica sin teoría es ciega. La teoría le señala el camino, la ayuda a encontrar los medios más eficaces para alcanzar los fines prácticos.

Tomemos, por ejemplo, las ciencias naturales, que, habiendo surgido de la práctica y siendo resultado de la síntesis de la experiencia productora de los hombres, prestan simultáneamente una ayuda inestimable a la producción. Ayudan a idear nuevos métodos de producción y de fabricación de máquinas y mecanismos de alto rendimiento, materias primas, materiales artificiales, etc.


La teoría marxista-leninista tiene una importancia muy grande para el desarrollo de la sociedad. Es un reflejo acertado y profundo de la realidad, de la síntesis de la lucha revolucionaria del proletariado y le sirve de guía para construir el socialismo y el comunismo. La fuerza de la teoría marxista-leninista consiste en que es justa, en que al poner de manifiesto las leyes del desarrollo social, no sólo permite actuar de manera atinada en el presente, sino prever el futuro y planificar científicamente la actividad práctica para muchos años. Jruschov 3 ha dicho: “Nosotros los comunistas, concedemos enorme importancia a la teoría revolucionaria, y conseguimos todos nuestros éxitos porque siempre nos regimos por la teoría marxista-leninista. La teoría del marxismo-leninismo es nuestra brújula, nuestra estrella polar”.


3 Nikita Serguéievich Jruschov, primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, nacido el 15 de abril de 1894, en Kalinovka (Rusia), y fallecido el ,11 de septiembre de 1971, en Moscú (Rusia). (ARP)


La unidad de la teoría y la práctica es el principio superior del marxismo-leninismo. Este principio ha adquirido una importancia de particular magnitud en nuestros días, cuando la teoría marxista-leninista se ha fundido en la práctica de la edificación del comunismo y cuando la solución de las cuestiones prácticas de esta edificación es simultáneamente la solución de grandes cuestiones teóricas.
 
El principio de la unidad de la teoría y la práctica se expresa de la manera más completa en la actuación del Partido Comunista de la Unión Soviética. Éste se rige en toda su labor por la teoría marxista-leninista. Al mismo tiempo, se desarrolla constantemente en base a las nuevas exigencias de la práctica. 4


4 Unos años antes de la disolución de URSS acaecida entre el 11 de marzo de 1990 y el 25 de diciembre de 1991, el desarrollo constante de las nuevas exigencias de la práctica, se había minado y socavado interiormente. Esto y otros errores, dieron pie al derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que ocasionó en el mundo un enorme perjuicio al socialismo marxista-leninista. (ARP)


Modelo de la unidad orgánica de la teoría y la práctica es el nuevo Programa del Partido Comunista de la Unión Soviética. Las importantísimas tesis teóricas expuestas en él son el resultado de la generalización práctica de la edificación socialista y comunista, están al servicio de la práctica, y las medidas prácticas estudiadas en él están luminadas por la teoría del marxismo-leninismo y contribuyen al desarrollo creador de esta teoría. Este Programa muestra que del proceso de la edificación del socialismo y el comunismo es también al mismo tiempo un proceso de enriquecimiento de la teoría marxista-leninista en base a la actividad práctica de las masas.



3. DE LA CONTEMPLACION VIVA AL
PENSAMIENTO ABSTRACTO


El conocimiento no es algo estático, se mueve y desarrolla constantemente. Este desarrollo del conocimiento se expresa en su paso de la contemplación viva y directa al pensamiento abstracto. “De la contemplación viva –escribió Lenin-," el pensamiento abstracto, y de éste a la práctica: tal es el camino dialéctico del conocimiento de la realidad objetiva. 5


5 V.I. Lenin, Obras Completas, t. XXXVIII, ed. cit., pág. 165 (Ed).)


La cognición sensual


La cognición comienza siempre reconociendo el objeto del mundo exterior mediante los órganos de los sentidos. Nos convencemos de ello por la experiencia diaria. Cuando nos disponemos a estudiar cualquier cosa desconocida, ante todo la examinamos minuciosamente y, si hace falta, la tocamos, la probamos, etc. La contemplación viva, directa de los objetos constituye la etapa inicial, el primer paso en el camino de la cognición. Esta es la primera fase de la actividad cognoscitiva del hombre. Su contacto con los objetos y fenómenos de la naturaleza en el curso de la práctica, le ofrece las primeras impresiones de ellos, que capta por medio de los órganos de los sentidos. Estos son algo así como la puerta por la que el mundo exterior “penetra” en la conciencia humana.

La forma fundamental de la cognición sensual, es la sensación. Sensación es el reflejo de propiedades, particularidades y aspectos singulares del objeto. Los objetos pueden estar calientes o fríos, pueden ser oscuras y claras, lisas y ásperas; todas estas propiedades y muchas más estimulan nuestros órganos de los sentidos y producen determinadas sensaciones.

Para la formación de sensaciones el organismo humano cuenta con un aparato fisiológico adecuado. Este aparato consta de los órganos de los sentidos, los nervios por las excitaciones se trasmiten como la electricidad por cables. Las partes correspondientes del cerebro y, fielmente, las partes del cerebro en las que los estímulos se convierten en sensaciones respectivas. La excitación que un sonido suscita en el oído se trasforma en sensación auditiva, la impresión de la luz en los ojos, en sensación visual, etc.
 
La inmensa importancia de las sensaciones en el proceso del conocimiento consiste en que nos proporciona datos que nos permiten jugar sobre el objeto. Todo el proceso del conocimiento se apoya en esos datos proporcionados por las sensaciones.

Lenin definió la sensación como la imagen subjetiva del mundo objetivo; esto significa que la sensación es el reflejo de los objetos que existen objetivamente, no es una huella impresa en forma mecánica en el cerebro humano, sino una imagen ideal. Esta imagen surge en la conciencia de cada sujeto (hombre) por separado y, naturalmente, las cualidades personales de cada individuo, el grado de desarrollo de sus órganos de los sentidos, influyen en cierto modo, en el carácter de la imagen. Tomemos el siguiente ejemplo: dos amigos que tienen el mismo conocimiento sobre música sinfónica escucha simultáneamente un concierto. Uno de ellos tiene muy desarrollado el oído, por eso la ejecución de la orquesta constituye para él una riquísima gama de sonidos que le despiertan las imágenes y sentimientos más diversos. El otro, en cambio, no tiene buen oído, y los sonidos no le producen gran impresión ni despiertan en él siquiera una pequeña parte de los sentimientos que experimenta su camarada. Es decir, dos personas sanas perciben de distinta manera las mismas excitaciones exteriores.

¿No se inferirá de ahí que los órganos de los sentidos no nos proporciona una impresión acertada del mundo Este punto de vista existe en la filosofía idealista. Basados en el hecho de que distintas personas no perciben de manera absolutamente igual la misma realidad, los idealistas agnósticos afirman que el mundo es una combinación determinada de sensaciones del sujeto, que hay tantos mundos como personas. Este punto de vista es falso. En realidad los órganos de los sentidos no nos engañan. Si las indicaciones de un órgano sensorial mueven a dudas, recorrimos a la ayuda de otro. Por algo si el hombre no da crédito a sus ojos recurre al concurso de las manos y de otras personas. Sí, por último, basta con eso, el hombre recaba la ayuda de aparatos, del experimento, de la práctica. Así, comprobamos unos con otros, con los sentidos de otras personas, con la experiencia y la práctica, los órganos de los sentidos nos proporcionan, en general, una impresión acertada de las cosas que les son accesibles.

Además de las sensaciones, son formas de cognición sensual la percepción y la representación. Percepción es una forma más elevada de la cognición sensual. Refleja el objeto en toda su integridad sensitiva, con el conjunto de sus aspectos y particularidades exteriores. La representación es la reproducción en la conciencia del hombre de lo percibido con anterioridad. Por ejemplo, podemos reproducir mentalmente, figurarnos, la imagen de un compañero de la escuela aunque no o hayamos visto muchos años.

La cognición lógica


El cuadro ofrecido por los órganos de los sentidos es extraordinariamente rico y pintoresco. A pesar de ello es limitado y muy incompleto. El cocimiento sensitivo nos da sólo la impresión de algunos aspectos exteriores de las cosas. Mediante los órganos de los sentidos podemos, por ejemplo, contemplar una lámpara eléctrica, pero no se puede uno imaginar es un flujo de electrones que se mueven con determinada velocidad. También es imposible percibir con los órganos de los sentidos la enorme velocidad de la luz, el movimiento de las partículas “elementales” en el átomo y muchos otros fenómenos complejos de la naturaleza y la vida social.

En suma, la cognición sensual no puede dar a conocer la naturaleza interna de las cosas, su esencia, las leyes de su desarrollo. Y en ello precisamente estriba la misión fundamental del conocimiento. Es bien sabido que sólo el conocimiento de las leyes de la esencia de las cosas, puede servir al hombre de guía en su actividad práctica. Aquí acude en su ayuda el pensamiento abstracto o, como lo denominan, también lógico.

La cognición lógica es una fase cualitativamente nueva, superior, del desarrollo del conocimiento. Su papel consiste en dar a conocer las propiedades y rasgos principales del objeto. En la etapa del pensamiento lógico se conocen las leyes del desarrollo de la realidad, tan necesarias para el hombre en su labor práctica.

La forma fundamental del pensamiento lógico es el concepto. El concepto no refleja en los objetos los aspectos, sino los esenciales, generales, nada más, rechazando los secundarios, abstrayéndose de ellos. Tomemos, por ejemplo, el concepto “hombre”. En él no se relejan todos los rasgos de cada persona por separado. Este concepto no implica datos de nacionalidad, edad, lugar y tiempo en que vive, etc. En él se fija únicamente lo general y esencial inherente a cada persona: la aptitud para trabajar, producir bienes materiales y pensar. De idéntica manera, los conceptos “árbol”, “animal”, “clase”, “producción”, etc., abarcan lo general e intrínseco de los objetos.
 

Los conceptos son resultados de una prolongada actividad generalizadora del entendimiento de un minucioso estudio de copioso número de datos de la conciencia sensual. Al estudiar los concejos mediante los órganos de los sentidos, el hombre los comparó y confrontó, extrayendo de ellos lo general, y se abstrajo de todo lo secundario, superficial y casual. Ante de formular, por ejemplo, el concepto de triángulo, cuadrado y otras figuras geométricas, trató en su actividad práctica con multitud de objetos con forma de triángulos, cuadrados, etc., existentes en la realidad.

En la formación de los conceptos tienen también gran importancia los métodos lógicos del análisis y de la síntesis. El análisis es el desmembramiento de un objeto o de un fenómeno en sus elementos y partes constitutivas a fin de emprender el lugar que ocupan en el fenómeno y destacar de ellos los esenciales, los principales. La síntesis es la reunión de las partes y aspectos del fenómeno y permite comprenderlo en su totalidad, en el conjunto de todos sus rasgos y particularidades.

El análisis y la síntesis son inseparables en el conocimiento. Así, al investigar el modo de producción capitalista en el Capital, Marx lo dividió en partes (producción, circulación, etc.) y estudió cada una de ellas. Luego agrupando las partes ya investigadas, conoció del capitalismo en su conjunto.

A primera vista parece que el concepto, la abstracción, es más pobre que las percepciones sensitivas directas. En realidad, cualquier concepto, hasta el más simple, refleja la naturaleza de manera más profundad, completa, acertada. De manera más profunda y acertada porque recoge los aspectos internos de la realidad, inaccesibles a la cognición sensual directa. Y de esta manera más completa, porque abarca un sinfín de objetos, y no uno sólo o un pequeño grupo.

El tránsito de lo sensual a lo abstracto es un salto dialéctico operado en el proceso del conocimiento, en el movimiento que éste recorre de lo inferior a lo superior. La esencia de este salto estriba en que la razón humana efectúa un tránsito del conocimiento del fenómeno –exterior y superficial en las cosas- al descubrimiento de su esencia, de su naturaleza interna. Este salto se efectúa en base a la práctica. Sólo la actividad práctica de los hombres, orientada a trasformar los objetos y fenómenos del mundo, permite penetrar en su esencia, distinguir lo principal de lo secundario, lo interior de lo exterior. Cuanto mayor es el grado de desarrollo de la práctica, tanto más poderosa es su fuerza trasformadora, tanto más profundo y multifacético es el conocimiento del hombre.

Los conceptos reflejan el mundo en mutación, la práctica en constante desarrollo, y por eso ellos mismos deben de ser flexibles y dinámicos. El dinamismo y la flexibilidad de los concepto se manifiestan al precisar y ahondar los ya existentes, así como al formar otros nuevos que correspondan a las nuevas condiciones objetivas, a la nueva práctica.

Sobre la base de los conceptos se constituye otras formas del pensamiento: el juicio y la conclusión.

El juicio es una forma del pensamiento que firma (por ejemplo, el (“socialismo es la paz”) o niega algo (“el marxismo no es un dogma”). Como se ve, el juicio está integrado por conceptos determinados. En nuestro ejemplo son los conceptos “socialismo”, “paz”, “marxismo” y “dogma”. Al mismo tiempo es imposible desentrañar estos conceptos sin otros juicios como “el socialismo es un régimen social basado en la propiedad social” y otros. De donde se infiere que el concepto y el juicio están ligados mutuamente. Su vinculación constituye una forma peculiar de pensamiento lógico: la conclusión. La conclusión es la obtención de un nuevo juicio (deducción) por juicios (premisas) dados. Mediante las conclusiones extraídas de los conocimientos que poseemos podemos obtener nuevos conocimientos; en ellos estriba su gran importancia para la cognición.

Agrupando y uniendo conceptos, juicios y conclusiones en complejas combinaciones, constituimos formas superiores del conocimiento como la hipótesis y la teoría. La hipótesis es una suposición con respecto a los fenómenos, acontecimientos o leyes. Sirvan de ejemplos de hipótesis las suposiciones acerca del origen de la vida en la tierra, del surgimiento del sistema solar, etc. Las teorías científicas suponen un conocimiento profundo y multilateral de cualquier proceso o dominio determinado de la realidad. Estos conocimientos se comprueban con el experimento, con la práctica. Tales son, en física, la teoría contemporánea del núcleo atómico y la de la relatividad, y en biología, la teoría materialista de la herencia. La teoría científica del desarrollo de la sociedad es el materialismo histórico. 6


6 Al término de la primera parte del manual de filosofía del Materialismo dialéctico, intentaré transcribir la segunda parte correspondiente al Materialismo histórico. (ARP)


Así pues, vemos que el conocimiento recorre en su desarrollo dialéctica un largo camino, que va desde las sensaciones más simples hasta las teorías científicas más complejas.



Unidad del conocimiento sensual y lógico


El conocimiento sensual y el pensamiento abstracto van unidos: reflejan un mismo mundo material y su base común es la práctica de la humanidad. Estas dos fases del conocimiento tienen una base fisiológica única: el sistema nervioso del hombre.

El pensamiento abstracto es imposible sin el conocimiento sensual porque los datos que los órganos de los sentidos proporcionan constituyendo el único material para formar conceptos. En el pensamiento no puede hacer nada que no sea dado al hombre por los órganos de los sentidos. Pero, al parecer la base de las sensaciones, el pensamiento abstracto cala más hondo que el conocimiento sensual y enriquece, amplía sus límites. Las impresiones sensuales iluminadas con la luz de la razón, adquieren nuevo contenido. No es difícil convencerse de ello si comparamos, por ejemplo, las percepciones de un ingeniero electricista obtiene del cuadro de aparatos indicadores de un central eléctrica moderna y las que recibe un hombre que lo ve por primera vez. Los aparatos no dicen nada a éste, pero el especialista que observa esos mismos cuadrantes, manecillas y agujas vislumbra en sus indicaciones el complejo funcionamiento de los mecanismos de la central.

Como lo sensual y lo lógico se manifiestan unidos, complementándose y enriqueciéndose uno a otro, en el conocimiento no se deben desdeñar las indicaciones de los sentidos ni las deducciones del entendimiento. Sin embargo, la historia de la filosofía conoce tendencias que interpretan de manera unilateral el proceso del entendimiento.

Los representantes del empirismo (del griego empiria, experiencia), menosprecian el papel que el pensamiento abstracto desempeña en el conocimiento, consideran que sólo las impresiones sensuales ofrecen al hombre un cuadro verídico del mundo. Partiendo de que los conceptos carecen de corporeidad sensible no se puede, por ejemplo, un (“hombre en general”, un (“árbol en general, etc.), los empíricos afirman que en realidad no hay nada que corresponda a los conceptos, pues son productos de la fantasía del hombre.

El empirismo está muy extendido en la filosofía y sociología burguesa contemporánea. Y no es casualidad. Los ideólogos de la burguesía temen hacer vastas generalizaciones y procuran volver la espalda a los problemas cardinales de la sociedad, orientándose hacia insignificantes y observaciones superficiales.
 
A diferencia de los empíricos, los representantes del racionalismo no creen en los órganos de los sentidos y consideran que la razón, el pensamiento abstracto, es la única fuente del conocimiento verdadero. Los racionalistas menosprecian el papel del conocimiento sensual y opinan que el hombre es capaz de conocer el mundo de manera intuitiva, sin experiencia alguna. El divorcio entres los conceptos y otras formas del pensamiento, por un lado, y las sensaciones y percepciones por otro, lleva a los racionalistas, en fin de cuentas, al idealismo.

De lo dicho dimana que es inadmisible separar el conocimiento lógico del sensual y que esa separación conduce inevitablemente a deformar el proceso cognoscitivo, a divorciar la idea de la realidad, lo que es peculiar de todas las tendencias del idealismo. La exageración unilateral, el conceder carácter absoluto a uno de los aspectos del conocimiento y el separar estos aspectos de la realidad constituyen la causa de la vitalidad del idealismo, sus raíces gnoseológicas. 7


7 Gnoseología (del griego gnosis, saber y logos, tratado) significa teoría del conocimiento (Ed.).


Lenin denominó al idealismo flor estéril, pero esta flor estéril según dijo, no crece de la nada, sino en el árbol vivo, fructuoso y potente del conocimiento humano. Las raíces gnoseológicas del idealismo son las que encuentran en el propio proceso del conocimiento, que como hemos visto, es extraordinariamente complejo y contradictorio.

El conocimiento lleva permanentemente implícita la posibilidad de que la idea se separe y aleje del objeto sometido a examen, de la realidad. Este alejamiento de observa ya en los conceptos más simples que el hombre utiliza constantemente, como son, los ejemplos “casa” y “mesa”. Es sabido que en la realidad no existen ni “casa en general” ni “mesa en general”, sino casas y mesas concretas. Los conceptos “casa” y “mesa”, como sabemos destacan únicamente los rasgos generales intrínsicos propios de todas las casas y todas las mesas. Basta con olvidar que la fuente de los conceptos son objetos reales y separar los conceptos de la realidad, para imaginar que han surgido y existen por sí solos, independientemente de los objetos. Y eso es precisamente el idealismo.

Así surgió el idealismo objetivo cuyos representantes consideran que el concepto existe independientemente del objeto, es más que “crea” el objeto. Los idealistas subjetivos en cambio, basándose en que la fuente directa de nuestros conocimientos son las sensaciones, declaran que éstas son lo único que existe y consideran los objetos y fenómenos como conjunto de sensaciones.

Así, pues, las raíces gnoseológicas del idealismo son la rigidez y la unilateralidad, el subjetivismo y la ceguera subjetiva.

Se debe hacer notar, sin embargo, que las raíces gnoseológicas constituyen sólo las premisas, la posibilidad del idealismo, pero esta posibilidad la convierte en realidad determinadas fuerzas sociales. Estas fuerzas son la clase reaccionaria de la sociedad, interesada en alejarse de la verdad. Sus intereses de clase precisamente dictan el enfoque subjetivo y unilateral de conocimiento, el divorcio entre la idea y la realidad.

Contribuye también a que se difunda el idealismo, la contradicción existente en la sociedad dividida en clases antagónicas entre el trabajo intelectual y el manual, contradicción que origina la apariencia de que la conciencia de los hombres es independiente de su actividad material, productiva. Al monopolizar el trabajo intelectual las clases explotadoras difunden por todos los medios y sostiene el idealismo, utilizando para justificar y conservar su dominación.

El idealismo no sólo tiene, por tanto, raíces gnoseológicas, sino raíces de clase; estas raíces estriban en determinados intereses de las clases reaccionarias.


En resumen, el conocimiento va de lo sensual a lo lógico en base a la práctica. Es natural que los resultados de los conocimientos requieran comprobación, o sea, que se aclare si son justos y verdaderos. Y no puede ser de otra manera: sólo el conocimiento verdadero puede servir a las necesidades prácticas de los seres humanos.

Antes de hablar del modo de comprobar los resultados de conocimiento y alcanzar la verdad, debemos de aclarar qué es la verdad.

 
4. TEORIA MARXISTA DE LA VERDAD


Objetividad de la verdad


El materialismo dialéctico entiende por verdad los conocimientos sobre un objeto que lo refleja acertadamente, que corresponden a él. Son verídicos, por ejemplo, los asertos de la ciencia: “los cuerpos constan de átomos”, “la tierra ha existido antes que el hombre”, “la historia la hace el pueblo”, etc.

¿De qué depende, pues, la verdad? ¿Del hombre en cuya cabeza surge, o del objeto que refleja?

Los idealistas consideran que la verdad es subjetiva, que depende del hombre, quien determina por sí mismo la veracidad de sus conocimientos sin tener en cuenta el estado real de las cosas. El filósofo griego Protágoras 8 expresó en la remota antigüedad la concepción idealista de la verdad de la siguiente manera: “El hombre es la medida de todas la cosas”.


8 Protágoras de Abdera fue un sofista griego. Admirado experto en retórica que recorría el mundo griego cobrando elevadas tarifas por sus conocimientos acerca del correcto uso de las palabras u ortoepía. Nació el año 480 a.d.n.e. en Abdera Grecia y falleció el año 410 a.d.n.e. en Mileto Turquía. (ARP)


En contraposición al idealismo, el materialismo dialéctico se apoya en las conquistas de la ciencia y en la práctica secular de la humanidad para afirmar que la verdad es objetiva. Puesto que la verdad refleja el mundo que existe objetivamente, su contenido no depende de la conciencia del hombre. La verdad objetiva –escribió Lenin- es un contenido de nuestros conocimientos que no depende del hombre ni de la humanidad. El contenido de la verdad se determina enteramente por los reflejos objetivos que refleja.

Tomemos la afirmación “la tierra tiene forma esférica”. Es verdadera por cuanto corresponde a la realidad. Mas, ¿depende acaso de la conciencia del hombre la forma de la tierra? En modo alguno, pues ha existido mucho antes de que el hombre, y su forma esférica se ha constituido bajo la acción de las fuerzas de la naturaleza. Llegaremos a la misma conclusión si examinamos cualquier otra verdad.


De la verdad relativa a la absoluta


La reconocer la objetividad de la verdad, el materialismo dialéctico resuelve otra importante cuestión del conocimiento: el modo como el hombre conoce la verdad objetiva; si lo hace de una vez, por entero, de manera incontestable y absoluta o sólo aproximadamente, de un modo relativo. Esta cuestión es la correlación existente entre la verdad absoluta y la relativa.

La diferencias entre ambas se debe a que el grado de correspondencia de los conocimientos con la realidad y la profundidad a que la razón del hombre penetra en ella no son iguales. Algunos conocimientos corresponden a la realidad por completo, con absoluta exactitud; otros, sólo en parte. La verdad absoluta es una verdad completa, el reflejo absolutamente exacto de la realidad.

¿Se puede conocer la verdad absoluta en todo su volumen? En principio, sí, porque, por un lado, no existen cosas incognoscibles y, por otro, la capacidad cognoscitiva de la razón humana no tiene límites.

Sin embargo, las posibilidades de conocimiento de cada hombre por separado y de cada generación están limitadas por las condiciones históricas respectivas y por un nivel determinado del desarrollo de la producción, de la ciencia y de la técnica experimental. Por eso son relativos los conocimientos del hombre en cada etapa histórica determinada, por eso adquieren de manera ineludible el carácter de verdad relativa. La verdad relativa, es una correspondencia incompleta de los conocimientos de la realidad. Lenin lo denominó reflejo relativamente acertado del objeto independiente de la humanidad. Al corresponder a la verdad en lo fundamental y principal, este conocimiento requiere ulterior precisión, profundización y comprobación en la práctica.

Entonces, ¿Quizás sea imposible conocer del todo la verdad absoluta? En manera alguna. La verdad absoluta no se puede conocer de una vez, entera, por completo: se la puede alcanzar únicamente en el proceso infinito del conocimiento. Sin embargo, con cada nueva conquista de la ciencia, el hombre se aproxima al conocimiento de la verdad absoluta, va descubriendo nuevos elementos, eslabones y aspectos de ella. El progreso del conocimiento cosiste precisamente en que, al conocer las verdades relativas, el hombre conoce también la absoluta.

Tomemos la teoría moderna del átomo. Corresponde a lo fundamental a la realidad, pero, en su conjunto, es, así y todo, una verdad relativa. No se puede afirmar que el átomo se conozca hasta el fin, de manera absoluta. El átomo entraña tantos enigmas que, para descifrarlos, harán falta los esfuerzos de más de una generación de científicos. La ciencia tiene que resolver el complicadísimo problema de la estructura de las partículas “elementales” que forma el átomo, de las causas que origina su mutabilidad, su convertibilidad mutua y otros muchos problemas. Al mismo tiempo la teoría del átomo contiene granos de verdad absoluta, de conocimiento completo, totalmente exacto. El establecimiento de la existencia de átomos, de la presencia en su interior de un núcleo que encierra enormes reservas de energía, y de multitud de partículas móviles y mutables, así como otros conocimientos sobre él, son absolutos, imperecederos.

De donde resulta que la verdad relativa también contiene necesariamente un grano de verdad absoluta. El conocimiento humano es absoluto y relativo. Relativo porque no se agota, sino que se desarrolla y profundiza infinitamente, descubriendo siempre nuevos aspectos de la realidad. Absoluto, porque contiene elementos de un saber eterno, absolutamente exacto.

El hombre posee una serie de conocimientos de distintos aspectos de la realidad, que tienen carácter absoluto, imperecedero. Tales son, por ejemplo, la tesis de la filosofía marxista: “la materia es primaria; la conciencia, secundaria” “la conciencia es una propiedad del cerebro” y otras, la ley de la conservación y transformación de la energía y algunas otras leyes y conclusiones de las ciencias de la naturaleza y de la sociedad. Son una verdad absoluta las tesis fundamentales de la teoría marxista-leninista, confirmada como justa por la práctica. Aunque esta teoría está en constante desarrollo, sus principios básicos no pueden ser refutados.

El pensamiento humano es, por naturaleza, capaz de darnos y nos da, en efecto, la verdad absoluta, que resulta de la suma de verdades relativas –escribió Lenin- .Cada fase del desarrollo de la ciencia añade nuevos granos a esta suma de verdear absoluta; pero los límites de la verdad de cada tesis científicas son relativos, tan pronto ampliados como restringidos por el progreso ulterior de los conocimiento”. 9


9 V.I. Lenin “Materialismo y empiriocriticismo”, Obras Completas, ed. cit., t. XIV, págs. 133-134 (Ed.)


Medio siglo atrás Lenin afirmó que la inteligencia humana, descubriría aún mas, acrecentando el paso al paso su poder sobre ella. ¡Qué confirmación tan evidente de estas profundas predicciones leninistas son las conquistas de las ciencias contemporáneas y sobre todo de la soviética!

El hombre ha penetrado actualmente en las profanidades más recónditas del átomo y a puesto a su servicio, sometiéndolas, sus fuerzas poderosas y verdaderamente inagotables. El átomo dominado, acciona los mecanismos de centrales eléctricas y las hélices de naves atómicas, coadyuva a curar enfermedades y ejecuta muchas obras útiles más.

El hombre se va imponiendo en lo infinito del universo. Su entendimiento no sólo cala en lo hondo de la materia, sino que se entiende en amplitud, desentrañando más y más enigmas del espacio cósmico. Hace aún muy poco, dos o tres años, se creía que el espacio cósmico era el vacío iluminado sólo por la pálida luz de lejanas estrellas y surcado de tarde en tarde por meteoritos. Hoy, en cambio, los satelices artificiales han traído a la humanidad de que la tierra está rodeada de cinturones de partículas cargadas. Se han obtenido datos de las capas superiores de la atmósfera, de su composición y densidad, de los rayos cósmicos y micrometeoros, ínfimas partículas de sustancia interplanetaria.


Carácter concreto de la verdad



El materialismo dialéctico parte de que la verdad obtenida en el proceso del conocimiento se refiere siempre a una esfera determinada, concreta, de la realidad, que se desarrolla en condiciones asimismo determinadas. No hay verdad abstracta, la verdad es siempre concreta.

¿Es verdadera, por ejemplo, la mecánica clásica? Sí, lo es, pero no en todos los dominios de la realidad, sino en algunos determinados, concretos. Refleja acertadamente el movimiento de los cuerpos macroscópicos, pero en el dominio del micromundo deja de corresponder a la realidad. Aquí es verdaderamente otra mecánica, la de los quanta. Lo mismo ocurre con cualquiera otra verdad: refleja acertadamente algunos fenómenos concretos, pero no otros.

La verdad no puede ser eterna, establecida de una vez para siempre, ni siquiera con respecto a un mismo proceso. Éste se desarrolla, y las condiciones en que trascurre cambian. Es natural que la verdad que lo refleja sufra también cambios. Lo que era verdadero en ciertas condiciones puede dejar de serlo en otras distintas.

En principio de que la verdad es concreta tiene particular importancia en la situación actual 10 para que los pueblos luchen con éxito por la paz, la democracia y el socialismo. Este principio quiere ante todo que se comprenda acertadamente el carácter de la época contemporánea. El contenido fundamental de esta época, en la que el sistema mundial del socialismo se ha trasformado en el factor decisivo del desarrollo de la humanidad, el tránsito del capitalismo al socialismo 11. Partiendo de estas particularidades cardinales de nuestra época, los partidos marxistas afrontan las cuestiones centrales de la actualidad: la guerra y la paz, la coexistencia pacífica de los Estados de ambos sistemas mundiales y las perspectivas de la lucha por el socialismo.


10 “La situación actual…." está referida a 1973, año en que se publicó la 3ª edición de su Manual de filosofía. Esa importancia de aquella situación está en vigor en 2016, tanto como antaño o más si cabe hoy en día, para preservar la paz en la tierra (ARP)

11 El tránsito del capitalismo al socialismo ha quedado seriamente mermado, debido a los errores acaecidos en el primer país que había adoptado el socialismo marxista: la Unión Soviética. (ARP)

Tomemos un problema actual tan importante como la cuestión de la guerra y la paz.

Es sabido que Lenin llegó a la conclusión de que las guerras 12 son inevitables en el imperialismo, tras analizar la esencia reaccionaria de éste. Se basaba en el hecho de que los imperialistas dominaban por completo el mundo, se lo habían repartido entre ellos y mantenían una cruenta lucha por volverlo a repartir. En vida de Lenin no existía el sistema socialista mundial, pero ya entonces predijo que a la humanidad se le presentaría inevitablemente la misión histórica de trasformar la dictadura del proletariado, de un régimen nacional, o sea, existente en un solo país, en un régimen internacional, en dictadura del proletariado en varios países adelantados, por lo menos, capaz de influir en toda la política mundial.


12 Excepto en algunos casos, la conclusión de la guerras han cambiado de forma, pero no de fondo de las mismas. Hoy en día las guerras del imperialismo se hacen en base al sometimiento a los pueblos de los países subdesarrollados subyugándolos y saqueándolos económicamente. (ARP)


Lenin pedía que se enfocara de manera dialéctica el problema de las guerras, es decir, que se tuviera rigurosamente en cuenta la situación histórico-concreta y el cambio de la correlación de fuerzas en escala internacional. Y en esta correlación de fuerzas ha cambiado radicalmente en nuestro tiempo a favor de la paz y el socialismo. Ha surgido y se desarrolla con impetuosidad el sistema socialista mundial; cada vez se despliega con mayor amplitud el movimiento pacifista de las masas populares encabezado por la clase obrera, enemigo inconciliable de las guerras agresivas; crece el número de Estados pacíficos no socialistas.

El conjunto de todos estos factores a permitido al PCUS y otros partidos marxistas deducir que en la actualidad la guerra 13 no es fatalmente inevitable, que existen condiciones para evitarla.


13 En tanto en cuanto existan las condiciones de venta de armamento, las guerras no serán inevitables. Las industrias armamentísticas por la venta de armas, son el primer ingreso de dinero de las multinacionales armamentísticas. Sí esto se prohibiera, las guerras en el mundo dejarían de producirse; pero tal ejercicio, no les interesa a las multinacionales capitalistas del armamento, pues resulta un pingüe negocio a costa del genocidio de los seres humanos. (ARP)


Los dogmáticos tratan de pronunciarse contra está solución creadora, auténticamente marxista, de la cuestión de la guerra y la paz. No quieren tener en cuenta las condiciones, que han cambiado, y se aferran a conclusiones y tesis anticuadas. Apartándose de la realidad concreta y negándose a ver la nueva correlación internacional de fuerzas, declaran que las guerras son también inevitables en nuestro tiempo. Al negar la posibilidad de evitar una nueva guerra mundial, los dogmáticos 14 influyen de manera desmoralizadora en los trabajadores. En efecto, ¿Valdría la pena crear una nueva vida sí, de todos modos, sería barrida por la fuerza devastadora de la guerra atómica?


14 La palabra proviene del latín dogmatĭcus, y esta a su vez del griego δογματικός (dogmáticos), y se deriva de “dogma”, que significa ‘pensamiento’, ‘principio’, ‘doctrina’. En un sentido despectivo, se le llama dogmática a aquella persona o institución que es inflexible, intransigente, y cuyas ideas y opiniones son inobjetables (ARP)
 

Al condenar el dogmatismo y el sectarismo, 15 los partidarios marxistas leninistas aplican consecuentemente en toda su actividad el principio del enfoque histórico-concreto de la realidad.


15 Cualidad o actitud propia de la persona que defiende y sigue con fanatismo e intransigencia una idea o una doctrina, sin admitir ninguna crítica sobre la misma. (ARP)


5. PRÁCTICA, CRITERIO DE LA VERDAD



Al encontrar el criterio de la verdad quiere decir dar con la base objetiva independiente del hombre, que permite distinguir la verdad, el conocimiento verídico, de lo erróneo.

El único criterio de la verdad práctica. Se puede discutir cuanto se quiera sobre la certidumbre de una idea o teoría científica, pero esa discusión puede resolverla únicamente la práctica: la producción, la vida política, el experimento científico. “El problema de que si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino práctico. –escribió Marx-. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento”. 16


16 C. Marx y F Engels. Obras escogidas, ed. cit., pág, 7613. (Ed.)


Los idealistas de las tendencias más diversas no están de acuerdo con esta importante tesis del materialismo dialéctico. Niegan la importancia de la práctica en el conocimiento, consideran que el criterio de la verdad es propio del hombre, su pensamiento. Verdadero e lo útil, lo que reporta provecho, afirman, por ejemplo, los pragmáticos, 17  representantes de una de las tendencias de la filosofía idealista contemporánea más extendidas en EE.UU. Semejante concepción de la verdad lleva a los pragmáticos a justificar la práctica reaccionaria del capitalismo reaccionario. La explotación de los obreros, las guerras imperialistas y el saqueo de los países subdesarrollados son útiles para los capitalistas, pues les proporcionan ganancias: por lo tanto, desde el punto de vista de los pragmáticos, corresponden a la realidad y tienen razón de ser.


17 Pragmático es relativo a la práctica o la realización de las acciones y no la teoría. Pragmático es un término de origen griego "pragmatikus" y latín "pragmaticu", que significa ser “práctico. (ARP)

Pragmático es una disciplina que estudia el lenguaje en relación al contexto donde se desarrolla la idea, es decir, las oraciones producen una acepción semántica pero su significado e interpretación depende del contenido y del contexto lingüístico ya que una misma oración puede tener varios sentidos en diferentes contextos. En el análisis pragmático se estudian varias variables como la situación, el contexto socio-cultural, las personas, el emisor, entre otros. (ARP)


En realidad, el provecho no puede servir de criterio para establecer la verdad. Por el contrario, sólo los conocimientos verdaderos reportan beneficio a la humanidad. En su trabajo práctico, el hombre no puede apoyarse más que en conocimientos verdaderos, acertados; sólo la verdad puede conducirlo a los resultados esperados. Por eso, si sobre la base de los conocimientos obtenidos, el hombre alcanza el fin propuesto y consigue el resultado apetecido en el proceso de la actividad práctica, quiere decir que sus conocimientos corresponden a la realidad, que son verdaderos.

He aquí un ejemplo: el sabio ruso Tsiolkovski 18 creó hace más de 50 años la teoría científica de la astronáutica. Expresó una idea sumamente audaz, fantástica para su tiempo, sobre la posibilidad de emplear cohetes para volar a otros cuerpos celestes.


18 Konstantín Eduárdovich Tsiolkovski, físico soviético, conocido como el "Padre de la Cosmonáutica. Nació el 17 de setiembre de 1857 en Izhévskoye, en la provincia de Riazán (Rusia), y fallecido el 19 de setiembre de 1835, en Kaluga (Unión Soviética). (ARP)


Han hecho falta muchas energías y trabajo para plasmar en la vida de las ideas de Tsiolkovski. Pero el 24 de setiembre de 1959, a las 00 horas 2 minutos y 24 segundos, el segundo cohete cósmico soviético alcanzó la luna. Se realizó por primera vez un vuelo desde la tierra a otro cuerpo celeste. Con ello las ideas de Tsiolkovski quedaron confirmadas en la práctica. “El hombre tomará una piedra de la luna”, 19 -escribió Tsiolkovski- hace medio siglo. Ahora ya es realidad este atrevido ensueño del gran sabio.


19Las misiones   de Estados Unidos de América y el programa Lunik de la Unión soviética recolectaron in situ diversas rocas lunares y muestras de estas, confirmando lo que dijo Tsiolkovski. (ARP)


La teoría y las ideas se comprueban en la práctica, en la lucha revolucionaria de las clases, en la actividad política de los Estados y distintos partidos y en la lucha de los pueblos por la paz y el progreso. La veracidad de la teoría marxista-leninista está confirmada del modo más convincente por la propia vida y la práctica del movimiento comunista internacional. El movimiento incontenible de la humanidad hacia el comunismo es una prueba incontestable de la inmensa fuerza y gran verdad de la teoría victoriosa del marxismo-leninismo. 20


20 Esta teoría marxista-leninista “It is waiting”. Antes o después su desarrollo seguirá una nueva singladura, adaptándose a los avances de los cambios sociales y tecnocientíficos que imparablemente   están surgiendo en el mundo. (ARP)




Vigo, 16 de mayo de 2016






























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