FORMACION
SOCIECONOMICA CAPITALISTA
*
La formación socioeconómica capitalista
empezó a surgir en los últimos estertores del hundimiento de la formación
socioeconómica feudalcita. Algunas excepciones surgieron el siglo XVI y XV
d.d.n.e En los albores del siglo XVI d.d.n.e fue cuando verdaderamente surgió
el modo de producción capitalista, hasta el siglo XX I d.d.n.e.
MODO
CAPITALISTA DE PRODUCCION
Fundamentos
generales del modo capitalista de
producción. El
capitalismo es un régimen socioeconómico que se basa en el continuo desarrollo
de la propiedad privada sobre la base de un
nivel nuevo y más elevado (en comparación con el feudalismo) de las
fuerzas productivas. La esencia de las relaciones capitalistas consiste en que
los medios decisivos de producción pertenecen a los capitalistas, mientras que
los obreros están privados de los medios de producción y son libres
jurídicamente. A fin de procurarse sus medios de subsistencia, lo obreros
tienen que vender a los capitalistas su fuerza de trabajo. Por tanto, el
capitalismo es un régimen económico basado en la propiedad privada de los
medios de producción y la explotación del trabajo asalariado.
En su desarrollo, el capitalismo pasa por una
serie de fases consecutivas. Partiendo de la profunda investigación científica,
Marx llego a la conclusión de que el
capitalismo es un régimen social históricamente pasajero. Lo mismo que las
formaciones socioeconómicas precedentes,
el capitalismo surge, se desarrolla y perece. La previsión de Marx acerca de la
inevitable sustitución del capitalismo con el socialismo, expresada ya en el
período de la prosperidad de lasa relaciones capitalistas, se vio confirmada
enteramente en el curso del desarrollo histórico. Se han visto confirmadas
asimismo las tesis formuladas por Lenin acerca
de que el capitalismo monopolista es la última fase del capitalismo, la víspera
de la revolución socialista.
El capitalismo contemporáneo es el
capitalismo monopolista del período de
la crisis general del capitalismo,
existente en la época de la lucha entre
los dos sistemas mundiales. Sus fundamentos son los mismos de antes: las
relaciones de propiedad capitalista privada y la explotación del trabajo
asalariado siguen siendo las dominantes y adquieren formas que responden a una
fase superior del desarrollo del carácter social del proceso de producción.
La teoría de las leyes económicas a que
obedece el capitalismo fue fundad por Marx
y Engels, y en lo sucesivo
desarrollada por Lenin. A la investigación de las leyes del desarrollo del modo capitalista de producción está
consagrad el principal trabajo de Marx:
El Capital. El análisis de la fase superior y última del capitalismo –el
imperialismo lo ofreció Lenin en su obra
El imperialismo, fase superior del capitalismo y otros trabajos. Las
peculiaridades de la etapa contemporánea
del desarrollo de capitalismo se exponen en los documentos de Partido
Comunista de la Unión Soviética ** y de los partidos marxistas-leninistas de
otros países.
Pese a todos lodos los cambios que ha
experimentado el capitalismo, las leyes objetivas que expresan sus fundamentos
generales y caracterizan la esencia de las relaciones capitalistas de
producción se mantienen. Para comprender las leyes objetivas a que obedece el
capitalismo es preciso, apoyándose en la doctrina de Marx, analizar, en primer término los fundamentos generales del
modo capitalista de producción formadnos en la época de la libre competencia,
es decir, del capitalismo premonopolista. A tal fin es preciso poner al
descubierto las peculiaridades principales del proceso capitalista de
producción, pasar luego a la investigación
de las leyes objetivas del proceso de la circulación del capital y, por
fin, examinar los procesos de la producción y la circulación de capitalistas en
conjunto, en su unidad, revelar las formas concretas del movimiento del capital
y comprender el nacimiento y el desarrollo de la etapa siguiente del
capitalismo, su fase imperialista,
que posee sus leyes objetivas propias, surgidas al cambiar sustancialmente de
la sociedad capitalista.
El
carácter general de la producción mercantil bajo el capitalismo. Bajo el capitalismo, la
producción de mercancías adquiere un
carácter general. Se convierte en mercancía no ya sólo el artículo hechor por
el hombre, sino la propia fuerza de trabajo del hombre. La riqueza de la
sociedad capitalista consta de multitud de diversas mercancías. Cada mercancía
representa una partícula de dicha riqueza
Las relaciones mercantiles, la compra y la
venta, imponen su impronta a toda la vida de la sociedad burguesa. Todo se
compra y se vende. El poder del dinero encarna la dominación de las relaciones
mercantiles, basadas en la propiedad privada.
Los gérmenes de la producción mercantil, como
hemos señalado ya , surgieron en la fase de la desintegración del régimen de la
comunidad primitiva. En las formaciones precapitalistas, aun adquiriendo cierta
propagación, la producción mercantil no era la forma fundamental de los nexos
económicos entre los hombres. En esas condiciones predominaba la economía natural.
La división social del trabajo estaba poco desarrollada, los productos se
conseguían para el consumo dentro de cada hacienda y se distribuían
directamente en consonancia con las formas vigentes de propiedad. Tales formas
de nexos sociales eran típicas de la comunidad primitiva y prevalecían en las
economías esclavista y feudal.
La economía mercantil, a diferencia de la
natural, implica la división social del trabajo, nexos entre los productores y
los consumidores de productos a través del mercado, de la compra y la venta de mercancías.
Los nexos económicos entre los propietarios
privados, curando ya existe la división social del trabajo, se hacen realidad
por vía del intercambio de mercancías. Cada propietario privado persigue sus
intereses propios, por cuya razón el proceso de producción, cambio y
distribución en la sociedad basada en la propiedad privada adquiere un carácter
espontáneo, anárquico.
Lenin escribía que la producción mercantil es
un sistema de economía en el que “…los
productos son elaborados por productores particulares, aislados, y cada
productor se especializa en la elaboración de un producto cualquiera, de forma
que, para la satisfacción de las necesidades sociales, es imprescindible la
compra venta de los productos (que, a consecuencia de ellos, se convierte en
mercancía) en el mercado” 1.
1 V.I. Lenin. Acerca de la llamada cuestión de los mercados. Obras completas,
tomo I, páginas 86-87
El
surgimiento del capitalismo requiere una fase relativamente avanzada del desarrollo de la división social del trabajo y de la
circulación mercantil.
El progreso de la división social del trabajo
se refuerza sobremanera al aparecer la producción maquinizada. Bajo el efecto
de ésta se profundiza la división del trabajo entre la industria agropecuaria y
surgen nuevas ramas de la producción industrial. A la par con ello, una parte
cada vez mayor de los trabajadores se ve privada de los medios de producción,
los cuales se concentran en manos de un grupo insignificante de propietarios
capitalista privados. La fuerza de trabajo de las capas de la población que se
proletarizan se convierte en mercancía.
La compraventa de la fuerza de trabajo del
hombre fue el momento de partida del desarrollo que transformó la producción
mercantil de los propietarios privados en forma dominante de relaciones
económicas. Bajo el capitalismo, por vez primera en la historia de la sociedad,
inmensas capas de la población, privadas de medios de subsistencia, convertidas
en obreros asalariados, se ven forzadas a comprar todos los artículos de uso y
consumo en el mercado a cuenta de los recursos que les proporciona la venta de
su mercancía: Su fuerza de trabajo.
La continua profundización de la división social del trabajo lleva igualmente a
la ampliación del mercado de medios de producción. En este sentido reviste
mucha importancia la propagación de la
producción maquinizada, que presenta una demanda una demanda creciente de los
equipos, materias primas y materiales. De resultas de la formación de un vasto
mercado interior de medios de producción y artículos de uso y consumo, así como
del mercado de fuerza de trabajó, la forma mercantil de conexión entre los
hombres se erige en forma general.
La producción mercantil capitalista se
distingue sustancialmente de la producción mercantil de las formaciones
precapitalistas. La típica de estas últimas es la producción mercantil simple.
La diferencia entre la economía mercantil simple y la economía mercantil
capitalista consiste en lo siguiente:
1. Los productos simples de mercancías –los
pequeños propietarios privados emplean medios de producción que les pertenece
personalmente. En las empresas capitalistas, los medios de producción
pertenecen a los capitalistas, mientras que los obreros están privados de los
medios de producción.
2. Los
productores simples de mercancías trabajan en su propia hacienda, y el producto
de su trabajo les pertenece a ellos. El capitalista explota el trabajo
asalariado y se apropia gratuitamente una parte considerable del producto de
trabajo ajeno.
3. La producción mercantil simple es una
producción individual de los artesanos y campesinos con fines de satisfacer sus
propias necesidades. En la empresa capitalista, el trabajo conjuntad de muchos
obreros al mando del capitalista se emplea para que éste obtenga ganancia.
Así entre la producción mercantil simple y la
producción mercantil capitalista existen diferencias sustanciales. Y lo que hay
de común consiste en que la una y la otra se asientan en la propiedad
privada sobre de los medios de
producción. Dicho en otras palabras, en su base, son del mismo tipo. La propiedad privada fracciona la economía en
distintas células, aísla a los productores. Por eso, la única forma económica
de conexión entre los productores aislados por la propiedad privada son las
relaciones mercantiles, la producción de mercancías y su cambio mediante la
compra y la venta.
La
doble naturaleza del productor simple de mercancías. Los productores simples de
mercancías son, ante todo, trabajadores, que se procuran con su trabajo
personal los medios de subsistencia. Empero, a la vez, los productores simples
de mercancías son propietarios privados que venden los productos de su trabajo
en el mercado y tratan de hacerlo con la mayor ventaja para sí a cuenta de los
demás vendedores y compradores de mercancías. Sus intereses se manifiestan a
diario como intereses de pequeños propietarios privados. En el proceso de la
competencia de mercado se realiza la diferenciación de los productos simples de
mercancías. Una pequeña parte de ellos se convierten en capitalistas, mientras
que la masa predominante, victima de diversas formas de explotación, se arruina
y pasa las filas del proletariado. La producción mercantil simple engendra
constantemente relaciones capitalistas.
Los productores simples de mercancías, en
tanto que trabajadores, víctimas de la explotación en la mayoría de los casos,
poseen intereses comunes con los obreros asalariados en la lucha contra los explotadores. La mayor
parte de los productores simples de mercancías son los campesinos trabajadores.
Estos, en alianza con la clase obrera y bajo la dirección de ésta luchan contra
el régimen capitalista.
La
mercancía y sus cualidades. Marx comienza por la mercancía el análisis de las relaciones
capitalistas. En tercer lugar, bajo el
capitalismo, es también mercancía la fuerza de trabajo, lo que imprime a las
relaciones mercantiles un carácter universal. La relaciones mercantiles son el
punto de partida y el rasgo común del capitalismo.
¿Qué es, pues, la mercancía? La mercancía es el producto del trabajo que
se destina al cambio mediante la
compra-venta. La mercancía posee dos cualidades: en primer lugar, satisface
alguna necesidad humana y, en segundo lugar, es una cosa que se puede cambiar
por otra cosa. Dicho en otros términos, la mercancía posee valor de uso y valor de cambio.
Valor
de uso de la mercancía. El valor de uso de la mercancía consiste en que
ésta el
útil para los hombres, satisface unas u otras necesidades suyas como objeto de
consumo personal o como medio de producción. La misión de producción es crear
valores de uso. De abstraernos de las
formas económicas concretas que en determinadas ocasiones sociales adquieren los productos del trabajo,
veríamos que la riqueza de la sociedad consta siempre de valores de uso. El
valor de uso de un producto de un trabajo no expresa directamente las
relaciones sociales, pero posee un carácter histórico, por cuanto su papel y
significación varían con los cambios de las condiciones sociales. Si el
producto se elabora para el consumo de
uno mismo es valor de uso para el propio productor. Pero cuando en virtud de la división social
del trabajo, el producto no se destina al consumo propio del productor, sino de
otras personas, se convierte en valor de uso social, valor de uso para otros. En la producción mercantil, el
valor de uso debe satisfacer no ya las necesidades del propio productor, sino
de quienes compran la mercancía. Por consiguiente, en el proceso de la producción de la
mercancía debe crearse un valor de uso social. Sin embargo, no todo valor de
uso social es mercancía, por cuanto ésta, como
hemos dicho ya, debe poseer otra cualidad más: la de ser cambiada por
otra mercancía. Por tanto, la peculiaridad histórica del valor de uso de las
mercancías consiste en que es portadora del valor
del cambio.
El valor de uso de las cosas, su
utilidad para los hombres se pone al descubierto históricamente con el progreso
de la ciencia y la técnica. Así la utilidad del hierro sólo se llegó a conocer
cuando los hombres aprendieron a fundir del hierro a partir de la mena y a
hacer instrumentos y aperos de hierro. Con la continuación del progreso
científico-técnico y la aplicación de los adelantos de la ciencia y la técnica
en la producción se revelan más y más posibilidades de empleo del hierro y
otros metales, se revelan sus nuevas cualidades útiles para la sociedad.
A las propiedades físicas y
químicas de las cosas como valores de uso son objeto de estudio de otras
ciencias, y no de la Economía política. Esta última estudia el papel del valor
de uso en el sistema de las relaciones sociales que se plasman en el proceso de la producción, la
distribución, el cambio y el consumo.
Valor
de cambio y valor de la mercancía. El valor de cambio es la cualidad que posee la mercancía de cambiarse
en determinadas proporciones por otra mercancía. Aunque en ciertos actos de
cambio esas proporciones pueden tener un carácter fortuito, suelen obedecer,
consideradas en conjunto, a determinadas leyes
objetivas. La ciencia económica ha investigado y sinterizado la
multisecular experiencia del desarrollo del cambio en la teoría del valor por
el trabajo.
El cambio de las mercancías
quiere decir que se equiparan la una por la otra. Ahora bien, esa equiparación
sólo puede tener lugar porque las mercancías que se cambian poseen en unas
cualidades comunes, objetivamente iguales, encerradas en ellas ya antes de
entrar en el proceso de cambio. ¿Qué cualidades son esas? Es evidente que las
mercancías que se cambian como valores de uso se distinguen la una de la otra,
ya que, de lo contrario, carecería de sentido, sería inútil el proceso de
cambio. La cualidad objetiva común de dichas mercancías cosiste sólo en que se
ha invertido en ellas trabajo social.
En tanto que valores de uso, las
mercancías son distintas, pero en tanto que encarnación del trabajo social, son
homogéneas.
El
trabajo social encarnado en la mercancía constituye el valor de ésta. El valor es la
expresión concentrada del trabajo encerado en la mercancía. El valor de cambio
de las mercancías, o sea, la proporción en la que una mercancía se cambia por
otra, viene determinado por el valor. El valor de cambio es la forma del valor,
es su manifestación externa el acto del cambio.
Dieron comienzo a la teoría del
valor por el trabajo los representantes de l Economía política burguesa clásica
(W. Petty. A. Smith y D. Ricardo).
Pero fue Marx quien la elaboró de
modo consecuente, en todos sus aspectos, con todas las conclusiones sociales y
de clase que se desprenden de ella.
La Economía política burguesa
vulgar ha tratado de refutar la teoría
del valor por el trabajo,
oponiéndole enunciados carentes de cualquier fundamento científico. Así, por
ejemplo, adquirió gran difusión en la ciencia burguesa la interpretación del
valor de cambio como expresión del valor de uso. Con arreglo a dicha
“teoría”, las proporciones de cambio, no dependen del trabajo social invertido, sino del valor
de uso de la mercancía. Empero, las mercancías, en tato que valores de uso, son
incomparables, se cambian las unas por las otras sólo porque poseen distinto
valor de uso. Precisamente el valor de
uso es lo que distingue una mercancía de otra. Por consiguiente, el trabajo
social determina el valor de la mercancía y las proporciones en que una
mercancía se cambie por otra.
El trabajo es la base de la vida de la
sociedad, y esa circunstancia no puede menos de manifestarse en los nexos
económicos entre los hombres, incluso cuando dichos nexos revisten la forma de
relaciones mercantiles. La propia división social del trabajo, cuando los
productores son distintos propietarios, no podrá desarrollarse si las
proporciones de cambio no se viesen determinadas por la inversión de trabajo,
es decir, si el valor de cambio no viniese determinadas por el valor.
Sólo puede poseer valor una cosa que sea valor de uso. Por otra, no toda cosa
útil, no todo valor de uso posee valor: los
objetos a los que no se puede aplicar trabajo humano no poseen valor (por ejemplo, en la tierra sin labrar, el agua en
los ríos y los mares, los frutos silvestres, etc.). Al propio tiempo, las
inversiones de trabajo, de por sí, no convierten el producto el producto en
valor. Por ejemplo, en la hacienda natural campesina, los productos destinados
al consumo propio no adquieren la cualidad del valor. El producto del trabajo
llega a ser valor sólo en determinadas condiciones sociales: cuando existe la
producción mercantil. El valor es una categoría
histórica. Para comprenderla es preciso analizar el carácter del trabajo materializado en la mercancía.
Doble
carácter del trabajo materializado en la mercancía. El trabajo concreto y el
abstracto. En el proceso de trabajo, el productor de mercancías crea valor de uso y valor. Esta
circunstancia se debe a que el trabajo del productor de mercancías reviste
doble carácter. Por una parte, es trabajo
útil, que crea cosas que satisfacen unas u otras necesidades de los
hombres. Determinado trabajo útil es una necesidad eterna y natural de la
existencia del hombre independientemente de las condiciones sociales. Por otra
parte, el trabajo de cada productor de mercancías es una partícula de todo el
trabajo social, una inversión de fuerza de trabajo humano en general,
independientemente de sus formas concretas. El primer tipo de trabajo se
denomina trabajo
concreto, y el segundo, trabajo abstracto.
El concreto, el que se invierte
en una determinada forma útil, crea determinado valor de uso (carbón, metal, pan, etc.). La
diferencia entre los valores de uso se debe a que vienen a ser productos de
diferentes tipos de trabajo concreto (el
trabajo del minero, del fundidor de
alto horno, del panadero, del tejedor, etc.). Precisamente el carácter
específico del trabajo concreto de cada productor de mercancía engendra lo que
lo diferencia de otro productor de mercancías. Esta diferencia procede
inevitablemente de la diferencia entre los objetos sobre los que recae el trabajo, los instrumentos del trabajo, el
carácter de las operaciones y el
resultado final del trabajo. Cabe tener presente que el trabajo concreto no
es la única fuente de valores de uso que se producen, de la riqueza material.
El hombre no hace más que transformar el substrato material que ya existe en la
naturaleza. El valor de uso es el resultado de la asociación de dos elementos: La materia de la
naturaleza y el trabajo.
Ahora bien, cualquiera que sea el
tipo del trabajo concreto que tomemos será siempre también una inversion de
energía humana (de los músculos, del
cerebro, de los nervios, etc.),
una partícula de los gastos globales del trabajo
social de toda la humanidad. El que
la mercancía posee no sólo valor de uso, sino también valor quiere decir
que existe algo común en el trabajo de los distintos hombres en la producción
mercantil: el trabajo social en general,
independientemente de sus formas concretas, el trabajo abstracto.
El trabajo abstracto es una
peculiaridad característica de la producción mercantil. Expresa las relaciones
de los productores de mercancías, por cuya razón es una categoría histórica.
Por supuesto, también la economía natural había cierto elemento común en el
trabajo humano. Empero, este aspecto común en la economía natural se
exteriorizaba directamente, y no mediante al equiparación de las cosas en el
proceso del cambio.
Por ejemplo, en la comunidad
primitiva, cuando no había surgido aún la producción de mercancías, el trabajo
de cada productor era trabajo directamente social,
ya que cada productor cumplía por indicación de la comunidad una u otra función
útil en el proceso de la producción de
bienes materiales. Su trabajo concreto personal era directamente una partícula
del trabajo global de la comunidad.
Cuando la propiedad privada llevó
al aislamiento de los productores, cada uno de ellos pasó a dedicarse a un
determinado tipo de trabajo como asunto privado suyo. El trabajo dejó de ser
directamente social, su naturaleza social resultó oculta. Sólo el cambio de
mercancías permitía establecer que el trabajo de cada productor concreto era
necesario a la sociedad y era una partícula del trabajo social. Al equiparar
los unos a los otros los productos de su trabajo, los hombres equiparan el
proceso de cambio el trabajo invertido en la producción de los mismos. El
cálculo de las inversiones sociales de trabajo de los productores de
mercancías, al reinar la propiedad
privada, se efectúa a través del cambio espontáneo.
La categoría del trabajo
abstracto expresa el proceso real objetivo de la equiparación mediante el
intercambio de distintos tipos de trabajo, de abstracción de sus formas
concretas; expresas lo que hay de común
en el trabajo de los productores de mercancías en la realidad objetiva.
Cuanto más diversas son las formas concretas de trabajo, es decir, cuanto más
desarrollada es la división social del trabajo, más se manifiesta la comunidad
de los tipos más diversos del trabajo, mayor significación adquiere el proceso
de su equiparación y más desarrollada resulta la categoría del trabajo
abstracto.
Por consiguiente, el trabajo
abstracto es el trabajo humano en general, cuyo carácter social se manifiesta
en el proceso de intercambio de mercancías. Y el valor es el trabajo abstracto
cristalizado en la mercancía. El trabajo abstracto expresa determinadas
relaciones de producción: las relaciones entre los productores de mercancías. Eso quiere decir que también el valor no es
una cualidad de la cosa, sino expresión de las relaciones de producción entre
los productores de mercancías.
El doble carácter del trabajo,
que produce mercancías fue descubierto por Marx. Este descubrimiento tuvo
excepcional importancia para la elaboración científica de la Economía política
del capitalismo, por cuanto permitió
crear la teoría auténticamente científica del valor por el trabajo, así como
poner al descubierto las contradicciones de la economía mercantil y, luego, las contradicciones de la
producción capitalista, las leyes objetivas de su desarrollo y la
inevitabilidad de su hundimiento. ***
La
contradicción entre el trabajo privado y el social. La producción de mercancías es asunto personal de cada
productor. La propiedad privada divide a los productores de mercancías. Al
propio tiempo, la división social del trabajo le imprime a éste un carácter
social, une a los productores privados independientemente. En consecuencia
surge y se desarrolla la profunda contradicción
entre el trabajo privado y social. La
propiedad privada. La propiedad privada origina inevitablemente el desarrollo
espontáneo de la producción mercantil y engendra la competencia entre los
productores de mercancías. Y sólo en el mercado, en el proceso espontáneo de
cambio de mercancías y de la competencia de mercado se manifiestan el carácter
social del trabajo de los productores y la dependencia recíproca de estos
últimos. Sólo el cambio establece hasta
qué punto es necesaria cada mercancía concreta a la sociedad. Si la
sociedad no necesita el producto de un tipo dado de trabajo concreto, tampoco
lo reconocerá como partícula del trabajo social.
Por cuantos los productos se
elaboran como mercancías, resulta necesario hacer realidad su valor, obtener
otro producto a cambio de ellas. Sin embargo, si se ha producido un valor de
uso que no responde a la necesidad de la sociedad, a la demanda solvente, la
mercancía no será vendida, y el trabajo invertido en su producción no será
reconocido por la sociedad. En el mercado se produce espontáneamente el proceso
de cálculo social del trabajo. La venta
feliz de las mercancías por unos productores suelen lesionar los intereses de
otros, que se han adaptado deficientemente a las demandas de la sociedad y las
condiciones del mercado. En el proceso de la competencia, unos productores se
enriquecen mientras que otros se arruinan y perecen.
La contradicción entre el trabajo
privado y el social se refleja en la
contradicción entre el trabajo concreto y
el abstracto. La mercancía en tanto que unidad de valor de uso y del valor,
encierra igualmente la contradicción entre ellos. Esta contradicción entre el trabajo privado y el social es antagónica.
Es la contradicción fundamental de la economía mercantil simple. Bajo el
capitalismo, esta contradicción se vuelve todavía más aguda y se desarrolla
hasta convertirse en contradicción entre
el carácter social de la producción
y la forma capitalista privada de apropiación, de la que se tratará más
adelante.
La contradicción entre el
carácter privado y el social del trabajo es el elemento de partida de todas las
contradicciones de la producción mercantil privada. La Economía política vulgar presenta la economía mercantil de la
propiedad privada como una economía
armónica, en la que los productores, como se pretende, intercambian
simplemente servicio. Empero, en realidad, desgarran la economía mercantil de
la propiedad privada contradicciones
antagónicas irreductibles que, en las condiciones del desarrollo espontáneo
y de la competencia, llevan el
enriquecimiento de un contado número de propietarios a cuenta de la ruina y el
hundimiento de inmensas masas de productores simples de mercancías.
La
magnitud del valor de la mercancía. La magnitud del valor de la mercancía viene
determinada por cantidad de trabajo socialmente necesario para su producción y
se mide por el tiempo de trabajo. Los distintos productores
inadvierten distinta cantidad de trabajo en la producción de una misma
mercancía, debido a lo cual las mercancías poseen distinto valor individual.
Por cuanto el valor encarna el trabajo social, la magnitud del valor social no
puede ser determinada por las inversiones de trabajo individual. El valor
social de la mercancía es el valor que se determina por el tiempo dócilmente
necesario para su producción. El tiempo
socialmente necesario de trabajo es el que se invierte para producir una
mercancía en unas condiciones concretas socialmente normales y a un nivel medio
en la sociedad concreta de maestría e intensidad del trabajo.
Al reinar la propiedad privada,
las proporciones de cambio de mercancías se regulan espontáneamente mediante la
inversión socialmente necesaria de trabajo, de
tiempo de trabajo. El papel regulador de las inversiones socialmente
necesarias de trabajo se manifiesta vivamente en la competencia entre los
productos. El que invierte en la unidad de
producto menos tiempo de trabajo que los otros se ve en una situación ventajosa. Las grandes empresas, dotadas
de equipos más perfectos y con una organización mejor de la producción y del
trabajo invierten en la producción de una mercancía concretas menos tiempo de
trabajo que las empresas desprovistas de dichas ventajas. Precisamente estas
últimas condicionan el desplazamiento de las pequeñas y medianas empresas
por las grandes.
Los productores privados tienen
en el mercado una situación formalmente igual, ya que venden las mercancías con
arreglo a un mismo valor social. Pero, en
realidad, tras esa igualdad formal, se oculta la desigualdad efectiva de los
productores privados. El problema es que los grandes y los pequeños productores de mercancías invierten
cantidades distintas de trabajo en la producción de unas mismas mercancías,
mientras que éstas se venden a un valor igual.
La
productividad y la intensidad del trabajo. El trabajo simple y el complejo. La magnitud del valor de las mercancías cambia con
arreglo a la productividad del trabajo. La
productividad el trabajo viene determinada por la cantidad de productos que se
obtienen en la unidad del tiempo de trabajo. El cambio de la productividad
del trabajo origina cambios de valor de la unidad de mercancía. Con el crecimiento de la productividad del
trabajo disminuye el valor de la unidad de mercancía.
La productividad del trabajo
depende de varios factores y, ante todo, del nivel de desarrollo de los
instrumentos de trabajo, de su eficacia. Tienen inmensa importancia el grado de
calificación del obrero, el nivel de desarrollo de la ciencia y la técnica y de
empleo de los adelantos de las mismas en la producción, el grado de
concentración de l producción y las condiciones naturales.
La productividad del trabajo se
expresa en la mayor o menor cantidad de valores de uso que se producen en la
unidad del tiempo de trabajo concreto. Marx escribía que en el trabajo concreto puede ser una fuente más rica o
más pobre de creación de productos. En cambio, el trabajo abstracto (de igual complejidad e intensidad) produce en la unidad
de tiempo el mismo valor.
Si
en 8 horas de trabajo en lugar de 100 metros de tejido se producen 200 metros,
el valor de estos 200 metros se calcularán a base de las mismas 8 horas, la
productividad del trabajo se habrá duplicado, y el valor de cada metro de
tejido disminuirá correlativamente.
El trabajo puede ser más o menos
intenso. Por intensidad del trabajo se entiende la inversión de fuerzas de
trabajo en la unidad de tiempo. El trabajo más intenso crea en el mismo tiempo
mayor valor que el menos intenso.
Por tanto, el aumento de la producción del mencionado tejido se debe a
la elevación de la intensidad de trabajo al doble en comparación con el término
medio, las 8 horas serán iguales, prácticamente, a 16 horas de trabajo y el
valor de cada metro de tejido no cambiará (siendo iguales las demás
condiciones.
“Por tanto, la magnitud del
valor de una mercancía cambia en razón directa a la cantidad y en razón inversa
a la capacidad productiva del trabajo que en ella se invierte” 2.
2. C.
Marx. El Capital. C. Marx y F.
Engels. Obras, tomo 23, página 49.
El trabajo que produce mercancías
es simple, si no requiere especial
aprendizaje, es complejo si requiere preparación y aprendizaje especial. El trabajo
simple es el no calificado, el complejo. Todo trabajo complejo es un trabajo
simple multiplicado.
El
valor en una cualidad social de la cosa. No se puede descubrirlo directamente en
la mercancía con ayuda de ningún análisis físico o químico. El valor sólo se
manifiesta en las relaciones entre los productores, cuando equiparan una
mercancía concreta a otras en el proceso del cambio.
Desarrollo de la forma del
valor. Forma simple o fortuita del valor. Marx fue el primero
en proceder a la investigación del desarrollo de la forma del valor. Tras
sintetizar inmenso material histórico, Marx probó que el cambio de mercancías
en la fase inicial del desarrollo tenía un carácter fortuito. A esa fase
del cambio correspondía la forma simple o fortuita del valor. ¿Qué era, pues,
esa forma?
En el régimen de la comunidad
primitiva, cada comunidad producía todo lo necesario para su consumo con sus
propias fuerzas. Los productos del trabajo se intercambiaban entre las
comunidades sólo en casos excepcionales. El valor de unas mercancías se
expresaba sólo fortuitamente en alguna otra mercancía. Por eso dicha forma,
simple o fortuita, es la más elemental del valor. Por ejemplo, el propietario
del hacha de piedra la cambia por una oveja:
1
hacha = 1 oveja
En esta igualad, una mercancía (el hacha) expresa su valor en otra mercancía (la oveja). Y la segunda mercancía (la oveja) es la expresión del valor de la primera y sirve de
material de expresión de su valor. La mercancía que expresa su valor en otra se
halla en la forma relativa del valor. La mercancía que expresa el val9r de otra se
halla en la forma equivalente del valor, es su equivalencia.
La forma relativa y equivalente
del valor va ligadas la una a la otra inseparablemente y son los aspectos
opuestos de una misma expresión del valor. La forma relativa del valor expresa,
ante todo, la homogeneidad cualitativa
de las mercancías que se intercambian, que son producto del trabajo en
general. En nuestro ejemplo, el cambio del hacha por la oveja significa que el
productor del hacha y el ganadero invirtieron trabajo en la producci8ón de sus
respectivas mercancías, y esa circunstancia permite equipararlas. Ahora bien,
el proceso del cambio, los productores de mercancías deben tener también en
cuenta la cantidad de trabajo que han invertido. Nadie va a cambiar un producto
hecho en 10 horas por otro que se puede hacer en 5 horas 3. Por
consiguiente, la forma relativa del valor posee una determinación cuantitativa.
3. “Engels
escribía: el campesino medieval sabía con bastante precisión qué cantidad de
tiempo de trabajo se necesitaba para hacer artículos que recibían a cambio de
sus producto. El forjador rural y el carretero trabajaban delante de él, lo miso que el sastre o el zapatero” (F.
Engels. Adiciones al tercer tomo del “El Capital”. C. Marx y F. Engels. Obras,
tomo 25, parte II, página 472.
Al examinar la forma equivalente
la forma equivalente del valor hay que tener presente las siguientes peculiaridades
suyas. El valor de uso de la mercancía equivalente sirve para expresar el valor
de otra mercancía. Si un hacha de equipara a una oveja, quiere decir que el
valor del hacha encuentra su expresión a través de otro valor de uso –la oveja--,
es decir, a través de una mercancía que hace las veces de equivalente. La oveja puede servir de equivalente
porque es un valor de uso distinto. En este intercambio de mercancías, el valor
de uso –la oveja--, en tanto equivalente, prueba que el hacha es portadora de valor.
Por tanto, el valor de la mercancía sólo puede expresarse en el valo9r de uso
de otra mercancía. En la fase de cambio fortuito, el papel equivalente no
pertenece siempre a una misma mercancía. Lo desempeña fortuitamente distintas
mercancías.
Ya el análisis de la forma simple
del valor, típica del cambio fortuito, muestra que los nexos entre los
distintos propietarios, los productores aislados, se manifiestan sólo en el
proceso de cambio. Su trabajo no puede ser expresado de otra manera, sólo por
vía de equiparación de una mercancía a otra. El trabajo concreto se convierte en el proceso del cambio en una forma de
manifestación del trabajo abstracto.
En nuestro ejemplo, el trabajo concreto del ganadero sirve de medio de
expresión del trabajo humano abstracto en general.
El trabajo del productor del
hacha y el del gnadeero son herbajo de productores privados, de propietarios
aislados. Sin embargo, en el proceso del cambio, el producto del trabajo
privado del ganadero ha desempeñado el papel de equivalente, es decir, hizo las veces de producto del trabajo
social. Por cuánto el cambio sea ha efectuado, por tanto el trabajo privado del
ganadero. “a certificado” que en la
producción del trabajo social del hacha se ha invertido trabajo social. Por
consiguiente, el trabajo privado se presenta en el proceso del cambio, como
encarnación del trabajo social.
Así, las contradicciones internas
que encierran la mercancía y el trabajo que la produce hallan en el proceso de
cambio su expresión exterior. En este proceso, dos cualidades distintas de la
mercancía y del trabajo que la produce se separan la una de la otra y se sitúan
en distintos polos. La mercancía que desempeña el papel equivalente, como
expresión de valor, del trabajo abstracto, como encarnación de trabajo social.
Forma
total o desplegada del valor. El progreso de la división social del trabajo y el
continuo crecimiento de la producción condicionaron el avance del cambio. Cada
vez más productos se fueron incorporando al proceso del cambio. Este se hizo
más regular. Como resultado de la primera gran división social del trabajo (cuando al ganadería se separó de la agricultura), el ganado empezó
a cambiarse ya sistemáticamente, y no de tarde en tarde, por otras mercancías.
Las demás mercancías (grano, hachas,
etc.) comenzaron a hacer las veces de equivalentes del ganado, y éste se
hallaba más que nada en la forma relativa desvalor.
Por cuanto del dejó de revestir
un carácter accidental, todas las mercancías que cumplían la función de
equivalentes no eran equivalentes fortuitos, sino especiales. Cada una de ellas
es uno de tantos equivalentes a que se equipara el ganado. El cambio reviste
ahora la siguiente forma:
1
oveja = 4 sacos de grano, ó = 1 hacha,
ó =
otras mercancías
Forma
universal del valor. Esta forma de cambio, que expresa una nueva fase de
su desarrollo se denomina forma total
desplegada del valor. Caracteriza la ampliación y el afianzamiento de los
nexos de producción. En esas condiciones crece también la importancia de la
exactitud de las proporciones cuantitativas entre las mercancías que se
intercambian, por cuanto el cambio comienza a desempeñar un papel cada vez
mayor en la reposición del trabajo invertido en su producción.
Como resultado del crecimiento
del cambio de la producción mercantil, del avance del proceso de cambio y de la
profundización de la división social del trabajo se desglosa del mundo
mercantil una mercancía que se erige en el equivalente de todas las demás
mercancía, en equivalente universal. La forma desplegada del valor se convierte
paulatinamente en forma universal del
valor:
4 sacos de grano
=
1 hacha = 1 oveja
Otras mercancías =
En las fases anteriores del
desarrollo del cambio cualquier mercancía podía cumplir la función de
equivalente. Y el papel de equivalente
universal lo desempeña sólo una mercancía. Ahora el valor de todas las
mercancías en una sola, la cual hace las veces de encarnación del trabajo
social. A cambio la mercancía que desempeña el papel de equivalente universal
se puede obtener cualquier mercancía. El equivalente universal posee la
cualidad de cambio universal.
La necesidad de un equivalente
universal estuvo ligada a que, en una determinada del desarrollo de las fuerzas
productivas, el cambio llegó a ser fenómeno regular y adquirió importancia
vital, comenzó a determinarlas condiciones de vida de cierta parte de los
productores. El avance espontáneo de la producción de mercancías agrava las
contradicciones entre el trabajo privado y el social, lo que origina la
necesidad de aparición de un equivalente
universal.
En los casos de las formas
simples y desplegada del valor, el cambio directo de mercancías encerraba
también ciertas dificultades, aunque éstas no tenían mucha importancia, puesto
que el cambio no era regular. Con progreso de la producción fueron creciendo
las dificultades del cambio directo de una merecía por otra. Visto que el
cambio se convirtió en una necesidad constante y vital, las dificultades de su
realización repercutían directamente en los destinos de los productores de
mercancías. Para poder vivir, éstos tenían que cambiar su mercancía por otra
que necesitaban o recibir a cambio de ella una mercancía que se podía cambiar
por otras mercancías. Surgió la necesidad de un equivalente universal.
La aparición del equivalente universal es resultado del
proceso espontáneo del desarrollo de la producción mercantil y del cambio. No
es consecuencia de algún acuerdo consciente entre los hombres. El producto que
era más que nada mercancía, o sea, que se elaboraba principalmente para el
cambio, pasó a desempeñar el papel equivalente universal. La función de
equivalencia universal, de conformidad con las condiciones concretas de
producción, la han desempeñado distintas mercancías: el ganado, las pieles de animales salvajes, el pescado, las conchas,
etc.
La
forma dinero del valor. Cuando el cambio se amplió y rebaso el marco del
mercado local surgió la necesidad de que las funciones de equivalente universal
las cumpliese una sola mercancía, la cual pasó a ser dinero. El dinero constituye la forma acabada de
equivalente universal, una mercancía especial, con cuyo valor de uso se ha
fundido firmemente la forma equivalente del valor.
El análisis del desarrollo del
cambio y la forma del valor permite poner en claro la esencia del dinero. La
sucesión lógica de las fases del desarrollo de la forma de la forma del valor
corresponde al proceso histórico del desarrollo del cambio. Refleja el
desarrollo de las contradicciones reales del cambio y la producción mercantil,
de las que hemos hablado ya.
Distintas mercancías han cumplido
el papel de dinero. Pero, paulatinamente, el proceso de desarrollo de la
producción, dicha función pasó a pertenecer al oro. Inicialmente la moneda se
acuñaba de cobre, bronce y plata, y sólo
más tarde se pasó a emplear el oro para tales fines.
Por sus cualidades naturales
(homogeneidad, divisibilidad y capacidad de conservarse), los metales nobles
son los más adecuados para cumplir el papel social del dinero. El hombre conoció
el oro antes de lo demás metales. No obstante, la extracción de dicho metal
requería mucho trabajo. Así se explica la cantidad de tiempo que hubo de
transcurrir antes que las funcione del dinero pasasen a pertenecer firmemente
al oro. Este metal adquirió el poder absoluto del dinero sólo en siglo XIX, al
descubrirse grandes yacimientos del mismo y al desarrollarse el mercado
mundial.
Valor
y precio. El surgimiento del dinero conduce a un mayor desarrollo de las formas
de cambio mercantil. Con la aparición del dinero, todas las mercancías se
equiparan al dinero, y el valor de cualquier mercancía se expresa n dinero. De esta manera, las
mercancías adquieren precio. El precio es
la expresión en dinero del valor de la mercancía.
Por cuanto el valor de la
mercancía se expresa a través de la equiparación en el proceso del cambio, la
modificación de las proporciones del cambio en todas sus fases del desarrollo
de la forma del valor puede ser causa de desviaciones respecto del auténtico
movimiento del valor las mercancías. Las proporciones del cambio dependen tanto
del valor de las mercancías que se hallan en la forma relativa del valor de la
mercancía equivalente. La aparición del precio refleja el continuo desarrollo
de las contradicciones relacionados con ello.
Antes de surgir el equivalente
universal, las condiciones de cambio de cada mercancía dependían enteramente de
las circunstancias que determinaban la transacción mercantil.
Al aparecer el dinero y los
precios comenzaron en el valor de cambio de las mercancías no ya sólo las
circunstancias que deban lugar a la
transacción concreta, sino también el estado general de la producción y del
mercado. Bajo el efecto de la correlación entre la demanda y la oferta, la
desviación de los precios de las mercancías
que se cambiaban con respecto de su valor adquiere carácter general y
nos se manifiesta sólo en cada acto concreto de compraventa, sino en todo el
mercado de dichas mercancías.
Puede adquirir precio cosas que no tienen valor, como, digamos,
terrenos no trabajados, a los que se han aplicado trabajo humano, o sea, es
posible la existencia de precios que no expresan su valor. Por consiguiente, la
aparición del precio refleja la profundización de las contradicciones de la
economía mercantil.
Unidad
y diferencia entre la mercancía y el dinero. El examen de loas leyes
objetivas a que obedece el desarrollo de la forma del valor permite sacar la
conclusión de que el surgimiento del dinero es un proceso histórico que tiene por base el desarrollo de la producción
y del cambio mercantil. La causa de la aparición del dinero consiste en l
agravación de las contradicciones de la producción mercantil. El dinero, como
hemos dicho ya, es una mercancía que desempeña el papel especial de equivalente
universal. Tanto el dinero como las mercancías, al regir son producto del
trabajo social. Sin embargo, todas las mercancías, al regir la propiedad privada
sobre los medios de producción, aparecen en el mercado directamente como
productos del trabajo privado, y el dinero, como encarnación directa del
trabajo social (el equivalente
universal). Sólo a través del cambio por dinero se puede establecer que las
mercancías son, en realidad, productos del trabajo social. Dicho en otros
términos, en el mercado se realiza el cómputo del trabajo social en el sentido
cualitativo y cuantitativo a través de dinero. Bajo el dominio de la propiedad
privada, este cómputo se efectúa espontáneamente, a espaldas de los
productores, por vía de la fluctuación espontánea de los precios.
En el proceso del cambio se hace
realidad el nexo entre los productores de mercancías privados, exteriormente
independientes. El dinero, a la vez que da solución a las contradicciones del
cambio directo de las mercancías, crea condiciones para el continuo desarrollo
de las contradicciones de la economía mercantil. La aparición del dinero no
crea en absoluto relaciones sociales “armónicas”,
como lo presentan los economistas burgueses. Históricamente, el dinero, como
equivalente universal, estuvo al servicio del cambio no ligado a la explotación
del hombre por el hombre. Pero el funcionamiento del dinero bajo el dominio de
la propiedad privada sobre los medios de producción lo convierte
ineludiblemente en instrumento de
explotación.
El
dinero como instrumento de explotación. El cambio mercantil simple (M—M), sin la participación del dinero,
la compra y la venta coincidían siempre en el tiempo. Al parecer el dinero, el
cambio se dividió en dos actos opuestos que se complementan mutuamente: la
venta y la compra. Antes de comprar una mercancía, cada productor
privado debe vender la mercancía propia. Eso crea las condiciones que permiten
al comerciante intermediario incorporarse al cambio. El mercader no comercia
con el fin de adquirir directamente un valor de uso, sino con el de aumentar la
cantidad de dinero que se halla a su disposición, con el fin de enriquecerse. Dicho en otras palabras, la circulación
monetaria crea premisa para la aparición del capital comercial. El
crecimiento de las riquezas monetarias en manos de grandes propietarios y la ruina de los pequeños productores de
mercancías crearon también condiciones para la aparición del capital usurero.
El progreso de la economía
monetaria, monetaria, rigiendo la propiedad privada, refuerza los elementos
espontáneos de la sociedad y el poder de los mismos sobre los hombres. Socava
gradualmente la economía natural y contribuye a la ruina de unos productores y
al enriquecimiento de otros, intensificando de esa manera su diferenciación. El
dinero comienza a funcionar, además fuera de la circulación mercantil: surge la renta en dinero y los impuestos en
dinero, las prestaciones en frutos o en especie se convierten en prestaciones
en dinero.
El desarrollo espontáneo de la
producción mercantil y la economía monetaria conduce a que el dinero se
materialice más y más el poder de las fuerzas espontáneas de la sociedad. La
fuerza social del dinero, por cuanto éste se concentra en manos de los ricos,
se erige en fuerza de personal particulares. Lo ricos concentran en sus manos
inmensas riquezas pecuniarias, mientras que las masas experimentan creciente
necesidad de dinero. Al dominar la propiedad privada, el dinero
se erige ineludiblemente en medio de explotación. Los mercaderes y los
usureros utilizaron el dinero acumulado en su poder para avasallar a los
pequeños productores, apropiándose de una parte considerable de su trabajo. El
dinero se fue convirtiendo en medio de explotación ya antes del modo
capitalista de producción.
La circulación del dinero no
puede de por sí dar lugar al modo capitalista de producción, ya que para ello
se requiere cierto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Sin
embargo, el dinero contribuyó en medida
extraordinaria al proceso de transformación de la economía mercantil simple en
economía capitalista. La circulación monetaria espontánea creaba condiciones
para la expropiación de los productores directos, la transformación de su
fuerza de trabajo en mercancía y la aparición del sistema del trabajo
asalariado. Bajo el capitalismo, el dinero se erige en instrumento general de
explotación capitalista, medio de compra de fuerza de trabajo asalariada y de
apropiación gratuita de la plusvalía que dicha fuerza crea. El
dinero de por sí no es capital. Se convierte sólo cuando se le empeda para la
explotación del hombre por el hombre.
Las
funciones del dinero. El dinero como medida de valor. La naturaleza del dinero se expresa en las
funciones que cumple en el proceso de la producción y la circulación
mercantiles. En la economía mercantil desarrollada, el dinero desempeña las
siguientes funciones: 1) medida de valor; 2) medio de
circulación;3) medio de atesoramiento; 4) medio de pago, y 5) dinero mundial.
El desarrollo de las funciones
del dinero se debe al crecimiento de la economía mercantil y de sus contradicciones.
Por eso, el grado de desarrollo de una u otra función del dinero refleja
distintas etapas de l evolución de la propia producción mercantil.
Antes que una mercancía entre en
circulación, su valor debe estar medido ya. Por cuanto el valor de todas las
mercancías se mide en dinero, la primera función del dinero es la de medida
de valor. El valor de las distintas mercancías es conmensurable,
cuantitativamente comparable. Empero, no es el dinero el que hace que las
mercancías sean conmensurables, sino que todas ellas, incluido el oro, son producto del trabajo
social. El valor de las mercancías se
mide en oro precisamente porque tanto la producción de las mercancías como en
la del oro se ha invertido trabajo social.
Para expresar el valor de una
mercancía, para medirlo no hay una necesidad de poseer dinero contante y
sonante u oro. El dinero cumple la función de medida de valor como dinero
ideal, imaginario. Al fijar a su mercancía un determinado precio, el poseedor
expresa el valor de la mercancía en dinero u oro de un modo imaginario o, como dice Marx, ideal. No obstante, esa
medida ideal del valor de la mercancía en oro sólo es posible cuando el dinero
existe realmente como equivalente universal. La proporción imaginaria entre el
dinero y las mercancías refleja la proporción que existe en realidad entre el
valor de la mercancía y el valor del oro.
La medición del valor de una
mercancía se efectúa por vía de su equiparación con cierta cantidad de oro como
mercancía monetaria. El valor de la mercancía
expresado en dinero es el precio de
la mercancía. Elo precio de la mercancía significa la equivalencia del
valor de cierta cantidad de la mercancía. Pero el precio corresponde a su valor
sólo cuando coinciden la demanda y la oferta. Si no se da eso, los precios se
apartan inevitablemente del valor. Sí, los precios de la mercancías dependen
del valor de éstas, del valor del dinero (del oro) y de la correlación entre la
demanda y la oferta.
Los precios de las mercancías se
expresan en cierta cantidad de mercancía monetaria, de oro. La cantidad de oro
se mide a través de su peso. Determinado peso de oro se adopta como unidad de
medida de su masa. Esta unidad, establecida por el Estado como unidad
monetaria, se denomina patrón de precios. El patrón de precios
sirve para medir la cantidad de oro. Todos los precios de las mercancías se
expresan en determinada cantidad de unidades monetarias o, dicho en otros
términos, en determinada cantidad de unidades de peso del oro. ****
No cabe confundir la medida del
valor como función del dinero con el patrón de precios. El dinero cumple la
función de medida de valor porque es una materialización de trabajo social. El
dinero hace las veces de patrón de precios como peso establecido de oro y sirve
para medir su masa independientemente de la cantidad de trabajo social que
se encierra en un gramo de oro.
Al cambiar el valor del oro y el
valor anterior de las mercancías cambian los precios de estas. Sin embargo, la
mercancía cuyo valor supera 10 veces al
de otra mercancía será equivalente a una cantidad 10 veces mayor de oro. El
patrón de precios no cambiará.
Si cambia el patrón de precios,
es decir, la cantidad de oro que constituye la unidad monetaria, cambiarán
inevitablemente los precios, sin que varíen los valores de la mercancía y del
oro. Estos se establecerán a otro nivel, ya que cada unidad monetaria
representará otra cantidad de trabajo social.
El
dinero como medio de circulación. La medida del valor,
en dinero s puede expresar mentalmente el volumen de la producción de toda la
economía, los capitales de las empresas de unas u otras personas. Pero, en el
proceso de circulación la mercancía, debe haber obligatoriamente dinero
contante, ya que en la compraventa de las mercancías sus precios ideales deben
convertirse en dinero efectivo. En ese proceso, el dinero cumple la función de medio de circulación: La transformación
de la mercancía en dinero significa que la sociedad ha reconocido que el
trabajo invertido por el productor es efectivamente necesario en la sociedad.
En la economía asentada en la propiedad privada es particularmente complejo
para los productores el acto de transformación de la mercancía en dinero. Aquí
se hacen patentes la contradicción entre el trabajo privado y el social y la
dependencia en que se hallan los productores privados respecto de las fuerzas
ciegas del mercado.
El funcionamiento del dinero como
medio de circulación expresa el continuo desarrollo y la complicación de los
nexos de producción entre los productores de mercancías. En el cambio mercantil
simple, la venta de una mercancía suponía la compra inmediata de otra. Peo, en
el proceso de circulación mercantil, la venta de la mercancía de un productor
no condiciona aún la simultánea compra de otra mercacía por el mismo. La compra y la venta de
mercancías pueden no coincidir en el tiempo y el espacio. Pero, si un productor
vende su mercancía sin comprar otra, algunos productores no podrán vender la
suya, por cuya razón se retrasa la venta de estas últimas. Por consiguiente, la
circulación monetario-mercantil encierra la posibilidad de separación entre los
actos de compra y venta de mercancías y, por tanto, la posibilidad de crisis
económicas de su reproducción. No obstante, en la economía mercantil simple,
esta posibilidad no se convierte en realidad, por desarrollada, al igual que el
carácter social del proceso de producción, mientras que en el mercado es, en lo
fundamental, local.
Como medio de circulación, el
dinero figuró primeramente en forma de lingotes metálicos. Sin embargo, el
cambio de las mercancías por lingotes engendraba varias dificultades: había que pesar el metal, determinar su ley, fraccionar los lingotes,
etc. Surgió objetivamente la necesidad de certificado prestigioso del
contenido del metal en el lingote. La moneda viene a ser precisamente el
lingote de forma establecida, que contiene conocida cantidad de metal de
determinada ley y peso, lo que certifica en la moneda mediante el timbre
especial del Estado.
El papel que cumple el dinero
como medio de circulación es transitorio, el dinero los presta a otra y así
sucesivamente. El carácter transitorio de dicha función permite sustituir el
dinero de pleno valor con representantes del mismo: dinero de valor incompleto
(por ejemplo, monedas de cobre) o signos de papel con indicación del valor: La
experiencia de la circulación de dinero-oro mostró que, debido a la circulación permanente, las
monedas se desgastan, pierden una parte de su masa y se convierten en dinero de
valor incompleto. El importe nominal de las monedas y su contenido efectivo no
coinciden, y el poder estatal aprovechó esta circunstancia. Como sucedáneos de
oro comenzaron a ponerse en circulación signos monetarios de valor incompleto.
El
dinero como medio de atesoramiento. En virtud de distintas circunstancias,
el proceso de circulación puede interrumpirse, por cuya razón el dinero deja de
circular. En este caso pasa a cumplir una función nueva: la de medio de atesoramiento.
El desarrollo espontáneo de la
producción mercantil origina la necesidad objetiva de acumular dinero. A fin de
asegurarse contra la con vigencia del mercado, cada productor debe procurarse
cierta reserva de dinero y tener la posibilidad de comprar otras mercancías sin
depender de la venta de las suyas. Poco a poco, al progresar el capital
comercial y el usurero, el afán de retener dinero en poder de uno se convierte
en cierto grado en un fin en sí.
A medida que se desintegra la
economía natural y avanza el progreso de
las relaciones mercantiles, el dinero cumple cada vez más el papel de
encarnación de la riqueza social. En la economía natural, la acumulación de
riqueza se hacia en forma de productos. El avance de la economía mercantil
suscita la acumulación de riquezas en forma de dinero.
Al asumir el papel de tesoro, el
dinero funciona como representante de la riqueza en general. No sólo las
monedas de oro pueden cumplir la función de tesoro, sino también el
material-dinero en su forma directamente natural: barras de oro, artículos de
este metal, etc.
En su función de tesoro, el dinero
regula espontáneamente la circulación monetaria. Así, cuando disminuye la
producción de mercancías y se reduce el
comercio, un aparte del oro sale a la circulación y se convierte en tesoro. Y
cuando la producción se amplia y crece el comercio, este oro vuelve a entrar en
circulación.
En las fases tempranas del
desarrollo de la economía mercantil, la acumulación de dinero se producía
mediante su retirada de circulación. Al instaurarse el modo capitalista de
producción adquiere valor predominante el afán de ganancia, y, por cuanto el
dinero inmóvil no reporta ganancia, los capitalistas procuran ponerlo en
circulación y hallarle una aplicación ventajosa. Por eso, bajo el capitalismo,
los tesoros suelen depositarse en bancos para su conservación. Los bancos los
concentran y, a través del crédito, les encuentran aplicación rentable.
La crisis
general del capitalismo ha llevado la circulación monetaria a un estado caótico. En consecuencia ha vuelto a
renacer el afán de los capitalistas a adquirir oro.
Entre
los países capitalistas se libra una lucha por las reservas de oro, que es una
parte integrante de las agudas contradicciones imperialistas. Trátase de que
las reservas de oro se emplean como uno de los principales instrumentos de
lucha económica entre los estados
imperialistas y como medio de explotación usurera de los países poco
desarrollados en el aspecto económico.
El
dinero como medio de pago. Cuando las mercancías se venden con aplazamiento del
pago, el dinero desempeña la función de medio
pago. En tales casos, el dinero, al fijarse los precios de las mercancías,
funciona en forma ideal, como medida de valor, pero no cumple la función de
medio de circulación. Los compradores pagan el dinero por la mercancía sólo
cuando llega el palazo de pago. Por consiguiente, el dinero que participa en el
proceso de circulación no se opone directamente a las mercancías, sino que
entra en circulación sólo pasado cierto tiempo. La función de medio de pago
refleja el continuo progreso de los anexos productivos y comerciales entre los
hombres.
La función del dinero como medio
de pago implica el desarrollo del dinero no sólo como medio de compra, sino
igualmente como materialización de la
riqueza social en general, es decir, del tesoro. El funcionamiento del dinero
como medio de pagto no se circunscribe a los límites de la esfera de la
circulación mercantil. Las relaciones entre acreedor y deudor tienen lugar, por
ejemplo, en los casos de préstamo y las transacciones de préstamos. El dinero
cumple la función de medio de pago al hacerse efectivos los impuestos y al
renta del suelo.
La esfera del empleo del dinero
como medio de pago se amplía sustancialmente con motivo del incremento del
crédito y el sistema de créditos, que, a
la vez, restringe el uso del dinero como medio de circulación. En la
economía capitalista desarrollada, el dinero actúa en las grandes transacciones
comerciales, más que nada, como medio de pago. En forma de medio de circulación,
el dinero funciona principalmente en la esfera del comercio al por menor.
El progreso de las relaciones de
crédito y la función del dinero como medio de pago lleva a la aparición del
dinero de crédito. El crédito, que en un capitalista otorga a otro, origina los
compromisos de pago: las letras de cambio.
Esos compromisos de pago, al participar en la circulación comercial, pasando de
unas manos a otras antes de llegar el plazo de pago, desempeñan, en realidad,
el papel de dinero. Sin embargo, la esfera de la circulación de las letras de
cambio tiene sus límites, ya que se libran bajo garantía de una persona
particular. En virtud de ello surge
objetivamente la necesidad de una garantía más segura, lo que da lugar a la
aparición de lo billetes de banco. El billete de banco es una letra de cambio
que libra el banco den el lugar de la letra de cambio de los particulares. La
emisión de billetes de banco se efectúa para atender las necesidades de la
circulación de mercancías. De esa manera, el billete de banco brota de la función del dinero como medio de pago.
A la par con los billetes de banco participa en el giro de otro tipo de
instrumento de crédito: los cheques. El cheque es una orden al banco librada
por el propietario del depósito para que aquél entregue a cargo de su cuenta
una cantidad de dinero a la persona señalada en el cheque. Lo cheques posee
corto plazo de circulación.
El desarrollo de las relaciones
de crédito crea la posibilidad de amortizar las deudas mediante descuento
recíproco de compromisos de deuda sin movilizar dinero al contado.
El sistema de liquidación de
cuentas recíprocas en la economía basada en la propiedad privada de los medios
de producción encierra una contradicción que radica en la naturaleza misma de
las relaciones entre los productores privados de mercancías. Si el deudor no
puede vender a tiempo sus mercancías o, debido a la disminución de los precios,
la vende por una suma inferior a la esperada, no estará en condiciones de pagar
la deuda. Eso lleva implícita la imposibilidad de pago no sólo de este deudor,
sino de aquel a quien se debe. En virtud de la reacción en cadena, dicha
circunstancia afectará a los intereses de un gran número de productores que han
vendido sus mercancías z crédito, y repercutirá en sus destinos. Mientras los
pagos se amortizan mutuamente no hay necesidad de dinero contante y sonante.
Pero, pronto como en la cadena de las deudas recíprocas se deje de amortizar
una deuda, la cadena de la liquidación de cuentas se romperá y hará falta
dinero ala contado.
Esta
contradicción se manifiesta con especial fuerza en el período de las crisis eco nómicas de superproducción. El
incumplimiento de los compromisos de pago en varias transacciones socava la
confianza recíproca de los productores, y comienza el afán de conseguir dinero
al contado. Se descubre que el dinero efectivo en la economías capitalista no
son los compromisos de deuda, sino la mercancía monetaria real: el oro. Todos quieren vender sus
mercancías para obtener el dinero real, pero no todos, ni mucho menos, pueden
comprar la mercancía, ya que en esa situación el dinero contante se emplea para
pagar las deudas. Por consiguiente, el desarrollo de la función de dinero como
medio de pago, al reinar la propiedad
privada sobre los medios de producción, refleja la posibilidad de mayor
separación entre los actos de compra y venta y crea nuevas condiciones para el continuo recrudecimiento de las
contradicciones de la economía capitalista.
Dinero
mundial. A la naturaleza de los pagos internacionales le
corresponde el funcionamiento del dinero en su forma natural, en la forma de
lingotes de metal o noble. El dinero
mundial es el oro, que cumple la fu7nción de medida del v Alor y se utiliza
en el mercado mundial como medio universal de pago. En el comercio mundial, las
cuentas se liquidan en la mayoría de los casos mediante el descuento de los
compromisos de la deuda a través de los bancos. La necesidad de transportar el
oro de un país a otro sólo surge cuando los compromisos de la deuda no se
amortizan mediante ajustes recíprocos.
En este caso, el dinero funciona como mate en el mercado mundial como medio
universal de pago.
Cuando un trastorno de las
relaciones económicas o cualquier conmoción económica alteran la marcha normal
de los pagos surge la necesidad de pagar cada transacción mercantil con dinero al contado. Entonces, el
dinero mundial desempeña el papel de medio universal de compra.
El traslado del dinero de un país
a otro se registra también cuando los capitalistas transfieren una parte de
sus capitales al extranjero. En este caso, el dinero funciona como “…materialización social absoluta de la
riqueza en general…” 3
3. Carlos
Marx. El Capital. Carlos Marx y
Federico Engels. Obras, tomo 23,
página 154.
Con el
desarrollo del comercio mundial y las relaciones de crédito, la moneda del país que tienen gran
peso en dicho comercio y que otorga considerables créditos a otos países saca
ciertas ventajas, ya que los ajustes entre los países que posee cierto
monopolio en los pagos mundiales. Se presupone que dicha unidad
monetaria representa determinada cantidad de oro. El desarrollo de los vínculos
económicos mundiales origina la aparición de distintos medios internacionales
de liquidación de cuentas que sustituyen al oro. Visto que el dinero mundial,
por su propia naturaleza, debe funcionar directamente como oro, la divisa, que
representa el dinero mundial y los diversos medios de liquidación de cuentas,
debe convertirse libremente en oro. La ausencia de esa posibilidad caracteriza la crisis mundial de pagos.
Cantidad
de dinero necesaria para la circulación. La circulación de la mercancía determina la circulación de dinero.
Visto que en el dinero que funciona como medio de circulación, se hacen
realidad los precios de las mercancías, la cantidad de dinero indispensable
para la circulación depende, ante todo, de la suma de los precios de las
mercancías. Además hay que tener en cuenta que cada moneda puede pasar varias
veces de unas manos a otras durante un
período concreto, cumpliendo varios ciclos de circulación. Cuanto más rápido
circula el dinero tanto menos se le necesita para cubrir las demandas de la
circulación. De ahí se desprende que la
cantidad de dinero necesario para asegurar la circulación equivale a la suma de
los precios de las mercancías, dividida por la velocidad ciclo de circulación
de una unidad monetaria del mismo signo (rublos, marcos, dólares, etc.).
Por tanto, la cantidad de dinero (D) necesario para la circulación viene determinado por tres factores:
1)
la cantidad de mercancías (M), 2) sus precios (P) y 3) la velocidad de circulación (VC). Esta dependencia puede expresarse
con la ayuda de la siguiente fórmula:
D = MP, o sea:
VC
D es igual a la suma
de los precios de las mercancías dividida por la velocidad de circulación del dinero.
El estado de la circulación
monetaria refleja la influencia de varios factores condicionados por las
circunstancias que se hallan fuera de la circulación monetaria y que son objetivas para ella. El
proceso de compraventa de mercancías, su rapidez, al igual que la rapidez del
ciclo de circulación del dinero, depende de las condiciones de producción, del
desarrollo del transporte, de los nexos económicos entre la ciudad y el campo,
del estado del sistema de crédito, etc.
Cuando funciona como medio de
circulación el oro, se encuentra constantemente en circulación la cantidad de
dinero que es efectivamente necesaria para tal fin. Por cuanto el dinero de
pleno valor, cuando no participa en la circulación, se retira para fines de
atesoramiento, la cantidad de dinero en circulación depende enteramente de
circunstancias provenientes de las mercancías.
El dinero no cumple sólo
funciones de medio de circulación y medio de pago, por cuya razón, el
desarrollo de las relaciones de crédito, la fórmula la ley de circulación
monetaria adquiere la siguiente significación:
D = MP—Cr
+ Pag – PagR
VC
La cantidad de dinero en
circulación será igual a la suma de los
pre3ciso de las mercancías que han de venderse (MP), menos la suma de los precios de las mercancías vendidas a
crédito (Cr), más los pagos (Pag),
cuyo plazo ha llegado, menos la suma de los pagos recíprocos (PagR), dividido todo ello por el
numero de ciclos de circulación (VC)
de una unidad monetaria del mismo signo.
Papel
moneda.
Como hemos dicho ya, el desarrollo de la circulación monetaria revela la
posibilidad de sustituir el dinero con signos que no poseen valor propio.
Incluso las monedas se desgastan en el proceso de circulación y llegan a ser,
en realidad, signos de valor incompleto, símbolos de su valor interior. De ahí
la aparición de monedas de valor incompleto como sucedáneos de oro (monedas de plata, de cobre, de
níquel, etc.) y, luego, el papel moneda, lo mismo que las monedas de valor
incompleto, sustituyen en la circulación la mercancía-dinero: el oro. Sin
embargo, al regir la circulación del papel moneda la función de medida del
valor la cumple también el oro, por cuanto el papel moneda no posee valor
propio y no es más que signo del oro.
Es el Estado quien pone en
circulación el papel moneda y establece su cotización obligatoria. Pero el
valor efectivo que representa el papel
moneda depende de la ley objetiva de la circulación monetaria. Cuando el papel
moneda se emite en consonancia con la cantidad de dinero oro necesario para la
circulación, se mueve de acuerdo con el valor de las monedas de oro que
sustituye. Pero cuando la cantidad de papel moneda deja de corresponder a las
necesidades de la circulación mercantil
en dinero oro, la cantidad de oro que representa cada unidad de papel monedas
se diferenciará del valor nominal señalado en ella. Si se emite, supongamos, el
doble de papel moneda que lo necesario para la circulación de las
correspondientes monedas de oro, cada unidad del papel moneda representará sólo
la mitad del valor correspondiente unidad de oro. Como resultado, la suma de
los precios de las mercancías aumentará el doble.
La emisión excesiva de papel
moneda y su depreciación son en el mundo
capitalista uno de los medios para incrementar las ganancias de la burguesía y
diminuir los ingresos reales de los trabajadores, para hacer recaer sobre éstos
la carga del déficit presupuestario generado por la política agresiva de los
Estados imperialistas. *****
La
teoría nominalista burguesa del dinero, que justifica a menudo la emisión excesiva de papeo moneda, presenta
al dinero como una unidad nomina de cuenta carente de contenido material
alguno. Sus adeptos afirman que el dinero no es más que un signo convencional
que no tienen valor intrínseco, es
simplemente una unidad de cuenta, que el dinero es creación del pode
estatal el cual determina su valor. Pero esta teoría no puede dar repuesta a la cuestión de cómo
se mide el valor de las mercancías y se equipara por medio de objetos que no
tienen valor propio. En la práctica, el papel moneda es representante de la
mercancía dinero que posee valor. Esta circunstancia se manifiesta en la
depreciación del papel moneda cuando se emite en cantidades excesivas.
La
ley de valor. La esencia de la ley del valor. Su papel como regalador
espontáneo de la producción mercantil. La Ley del valor es una ley
económica objetiva del desarrollo de la producción mercantil. Cuando los
productos se destinan a la venta, las inversiones del trabajo social adquieren
ineludiblemente la forma de valor. La producción de mercancías hace necesario
que el cambio de éstas corresponda a la cantidad de trabajo social invertido en
su producción, es decir, que corresponda al tiempo de trabajo socialmente
necesario invertido en su producción. Dicho en otros términos, el cambio de
mercancías debe efectuarse con arreglo a su valor social. El, proceso de cambio
de las mercancías con arreglo al valor social, los productores cuyos gastos
individuales de trabajo en la producción de la mercancía dada son inferíos a
los socialmente necesarios salen ganando, mientras que los que invierten más
trabajo que el socialmente necesario, salen perdiendo. La esencia de la ley del valor consiste en la necesidad de cambiar las
mercancías en consonancia con su valor social, lo que obliga a los productores
a cuidar de que los gastos de trabajo en la producción no excedan de los
socialmente necesarios.
En la
economía asentada en la propiedad privada, la ley del valor es un regulador
espontáneo de la producción mercantil. En cualesquiera condiciones
sociales es indispensable la distribución proporcional del trabajo en las
distintas esferas de la producción. Al
regir la propiedad privada sobre los medios de producción, los productores de
mercancías se guían por sus intereses privados. El proceso de distribución
del trabajo entre las ramas de la producción viene regulado por la ley del
valor, que rige de manera espontánea.
El mecanismo regulador de la ley
del valor se expresa en la fluctuación espontánea de los preciso de mercado, en
que se apartan del valor social debido a la competencia. El precio sólo coincide con el valor de la mercancía cuando son iguales
la demanda y la oferta, o sea, cuando la producción de una mercancía
concreta corresponde a la demanda solvente de la misma. Si tal igualdad no
existe, el precio de la mercancía se apartará de su valor, lo que influirá en
la alteración de la correlación entre la demanda y la oferta y, por tanto, en
la redistribución del trabajo y los medios de producción entre las distintas
ramas. Cuando el precio de mercado es superior al valor crece la oferta y la
producción de la mercancía. El establecimiento del precio de mercado por debajo
del valor lleva a la reducción de la producción de las mercancías.
Las fluctuaciones de los precios
alrededor del valor no se deben sólo a las fluctuaciones espontáneas en la
esfera de la producción. Los cazmbios que se registran en la productividad del trabajo y determinan
cambios de magnitud del valor de la unidad de producvto originan, a través de la fluctuación de los precios, una
redistribución del trabajo entre las ramas. La disminución del valor de una
mercancía concreta puede suscitar la necesidad de disminuir la cantidad de
trabajo que se invierte en la respectiva rama. Empero, al propio tiempo, eso de
aumentar la demanda solvente de dicha mercancía
o de otras mercancías. Aquí son inevitables las fluctuaciones de precios
debidas a la disminución del valor, por una parte, y, por otra al aumento de la
demanda. Así, la propia magnitud del valor social del producto influye en la
distribución del trabajo entre las distintas ramas de la economía.
Cuando la producción la
producción mercantil basada en la propiedad privada de los medios
de producción abarca toda la producción social (como ocurre bajo el
capitalismo), la ley del valor se
convierte en regulador espontáneo de toda la producción social.
Por tanto, los precios de las
mercancías no se apartan de sus valores por la voluntad de los productores,
sino que por el efecto regulador objetivo de la ley del valor. Las
fluctuaciones espontáneas de los precios en torno del valor, al reinar la
propiedad privada sobre los medios de producción, son la única forma posible de
manifestación de la ley del valor y el único mecanismo posible de regulación de
la producción social.
Papel
de la ley del valor en el resurgimiento de las relaciones capitalistas de
producción. Su influencia en el crecimiento de las fuerzas productivas. La acción de la ley
del valor lleva a la profundización y la agravación de las contradicciones
entre los productos privas. Los productores ricos poseen una mayor cantidad de
medios de producción y, por añadidura, más perfectos. En las empresas que les
pertenece, las inversiones de trabajos vivos y materializados en la producción
son inferiores a las de otros productores de los mismos artículos. Al fluctuar
los precios en torno del valor, los ricos se ven en una situación ventajosa en comparación con los productores
medianos y pequeños. Necesitan mucho menos que estos últimos vender
inmediatamente sus productos y, por ende, pueden esperar una coyuntura más
propicia en el mercado.
Muy otra es la situación de la
infinidad de los productores pequeños y medianos, que ganan mucho menos al
vender sus mercancías en condiciones favorables
y salen siempre perdiendo en la competencia con los productores ricos.
La fluctuación espontánea de los precios en torno al valor causa necesariamente
la ruina del grueso de los productores pequeños y menos, su transformación en
proletarios pobres y desprovistos de medios de producción, forzados a buscar
trabajo en las empresas pertenecientes a otros. Al propio tiempo, un pequeño
número de productores se enriquece y se convierten en cpitalistas, en
explotadores de trabajo ajeno. Así, la acción de la ley del valor conduce a la
diferenciación de los productores simples de mercancías, al avance de las
relaciones capitalistas de producción.
La ley del valor desempeña en la
economía mercantil espontánea un gran papel en el crecimiento y el perfeccionamiento
de la producción, la elevación de la productividad del trabajo y la disminución
del valor de las mercancías, ya que su acción impulsa a los productores a
diminuir las inversiones individuales de trabajo en comparación con las
socialmente necesarias.
En la lucha por la disminución de
las inversiones individuales de trabajo en la producción de mercancías, la cual
posee grandes posibilidades para elevar la productividad del trabajo y
disminuir el valor de las mercancías. La ley del valor estimula el progreso de
las fuerzas productivas, pero, al regir
la propiedad privada sobre los medios de producción, eso origina inmenso
despilfarro de trabajo social. Las fluctuaciones de los precios en el mercado
determinan las proporciones de la producción, las cuales pueden no corresponder
a la demanda corriente ni a la de un período más largo.
Por consiguiente, la acción
espontánea de la ley del valor, a la vez que regula el despliegue del proceso
de producción merantil y estimula la elevación de la productividad del trabajo,
llevad a la agravación de las contradicciones antagónicas de la economía
mercantil asentada en la propiedad privada de los medios de producción.
El
fetichismo de la mercancía. Al dominar la propiedad privada sobre los medios
de producción, los nexos entre los productores de mercancías en el propio
proceso de producción, condicionados por la división social del trabajo, a
través del movimiento de las mercancías. Dicho en otros términos, el movimiento
de las mercancías, de las cosas, en el proceso del cambio expresa los nexos de
producción, las relaciones de producción
entre los hombres. Sólo en el movimiento de las mercancías se revela la
naturaleza social del trabajo privado, ya que el reconocimiento social del
mismo sólo tiene lugar en el proceso espontáneo del cambio. Por lo tanto, las
relaciones sociales entre los productores de mercancías revisten de manera
absolutamente objetiva la forma de relaciones entre cosas y se manifiestan en
el movimiento de estas últimas. Dicho en otras palabras, las relaciones de
producción se materializan. El carácter espontáneo de las relaciones sociales,
que ejerce su dominio entre los hombres, asume exteriormente el aspecto de
dominación de determinadas cosas sobre ellos. La dependencia de los productores
respecto al mercado se expresa en forma de
dominación de cierta fuerza sobrenatural de las cosas (las mercancías y el dinero) sobre ellos. Esta materialización
de las relaciones entre los hombres bajo la forma de relaciones entre cosas, la
calificó Marx de fetichismo de la mercancía.
En el fetichismo de la mercancía
hay que distinguir los aspectos objetivo y subjetivo. Las relaciones
monetarias-mercantiles, en tato que forma de expresión de relaciones entre
productores, se reflejan subjetivamente en su conciencia en forma de la idea de
que las cosas poseen una fuerza sobrenatural. De la misma manera que los religiosos atribuyen una fuerza sobrenatural
a las imágenes de Dios que ellos mismo confeccionaron, los productores de
mercancías atribuyen, al regir la propiedad privada sobre los medios de
producción, unas cualidades sobrenaturales a las mercancías y al dinero. Los
nexos objetivos entre los productores que se hacen realidad a través del
movimiento de las mercancías, crean la ilusión de que las relaciones entre los
hombres son en realidad relaciones entre cosas.
El culto del dinero es la máxima
manifestación del fetichismo de la mercancía. La mercancía-dinero –el oro--, lo
mismo que todas las demás mercancías, no es más que producto del trabajo
humano, pero en tanto que dinero, adquiere bajo el capitalismo una fuerza social, se erige en un instrumento de
dominación sobre los hombres. El
descubrimiento científico de la naturaleza del fetichismo de la mercancía, de
por sí, no lleva y no puede llevar a su destrucción. Mientras exista la
propiedad privada obre los medios de producción, los nexos sociales entre los
hombres sólo se harán en realidad a través del movimiento de las cosas. El fetichismo de la mercancía de las
mercancías es una categoría histórica.
Surge con la producción mercantil basada en la propiedad privada.
La teoría de la producción
mercantil y la teoría del valor por el trabajo fueron elaboradas
por Carlos Marx. Tras descubrir la
verdadera naturaleza de las contradicciones de la producción mercantil asentada
en la propiedad privada, Marx puso en claro las condiciones de su
transformación en producción capitalista y mostró que las relaciones
mercantiles son el punto de partida en el desarrollo de la explotación
capitalista. Partiendo de la teoría del valor por el trabajo, Marx creó la teoría de la plusvalía, piedra
angular de la doctrina económica marxista.
La teoría de la producción
mercantil y la ley del valor fueron desarrolladas en las nuevas condiciones
históricas por Lenin. Arrancando de la
doctrina económica de Marx, Lenin mostró
que la producción mercantil simple es la base más amplia y profunda del
capitalismo. El estudio de los procesos de desarrollo de la producción
mercantil, las leyes del desarrollo del capitalismo y los procesos de la
diferenciación de clase en el campo, la diferenciación de los campesinos
ofreció una importante premisa a Lenin
para argumentar la necesidad de una firme alianza del proletariado con las
grandes masas de campesinos trabajadores en la lucha contra el capitalismo.
Critica
de las teorías burguesas del valor. Sentaron el comienzo de la
teoría del valor por el trabajo os representantes de la Economía política
burguesa clásica (W. Petty, A. Smith y de. Ricardo). Sin embargo, los
clásicos de la Economía política burguesa no lograron desarrollar en forma
consecuente dicha teoría, puesto que confundían las relaciones sociales entre
los hombres con las relaciones de las cosas. En varios casos se apartaban de la
teoría del Alor por el trabajo, no eran consecuentes. No consiguieron poner en
claro la naturaleza del capitalismo.
Marx desarrolló con espíritu
competente la teoría del valor, puso al descubierto el doble carácter del
trabajo que produce mercancía y, partiendo de ello, descubrió a auténtica naturaleza de la explotación capitalista, su
mecanismo y la ley del desarrollo de la economía capitalista. Marx mostró
que la teoría de la mercancía y del valor por trabajo es la clave que permite
comprender las leyes del desarrollo del capitalismo. Ya antes de aparecer la
teoría del valor por el trabajo, los economistas burgueses querían hallar la
leyes a que obedecían el movimiento de los precios, pero no pudieron calar en
la profundad de los fenómenos. Por eso explicaban los precios ya bien haciendo
alusión a la correlación entre la demanda y la oferta, ya bien a la utilidad de
las cosas. En lo sucesivo, se hizo eco a dichas ideas de la Economía política burguesa vulgar, que
se propuso la defensa consciente del capitalismo. Los representares de l
Economía política vulgar se alzaron en contra la teoría de Marx del valor por el trabajo e intentaron oponerle su
propias teoría.
Una de ellas es la teoría de la
“demanda y la oferta”, cuyos adeptos suelen negar cualquier contenido interno
del valor, lo reducen a una correlación puramente cuantitativa. De conformidad
con dicha teoría, el precio coincide, de
hecho, con el valor, y el valor se define como resultado de las oscilaciones de
la demanda y la oferta. Los representantes de esta concepción no están en condiciones de explicar la esencia del
valor, no responden al interrogante de qué es lo que constituye el contenido
del precio cuando son iguales la demanda
y la oferta. Se mueven en un círculo vicioso, explicando las fluctuaciones de los precios mediante la
fluctuación de la demanda y la oferta, y para explicar las oscilaciones de la
demanda y la oferta se valen de las
fluctuaciones de los pecios.
Otra teoría vulgar del valor
explica los precios de las mercancías con ayuda de los gastos de producción.
Empero los gastos de producción en la economía burguesa constituyen cierta suma
de precios. Resulta que los precios de las mercancías vienen
determinados
por los gastos, y estos últimos, por los precios de las mercancías.
También esta teoría se ve en un círculo vicioso, al recurrir a los precios para explicar los precios.
Los economistas burgueses
contemporáneos hacen mucha propaganda de la teoría, criticada en su tiempo por Marx, según la cual, el valor es resultado de de la acción de
tres factores de producción: trabajo, capital (materializados en los
medios de producción y tierra. Los representantes de dicha teoría quieren
suplantar las relaciones sociales entre los hombres con relaciones entre los
factores de producción. Pero el enfoque científico exige que se distinga los
aspectos económico y técnico de la producción. Desde luego, en la producción
del valor de uso participan los tres factores de producción. Pero en ese caso
concreto, no nos interesa el valor de uso de las mercancías de por sí, sino el
valor, o sea, las relaciones que plasman entre los hombres 3en el proceso de
producción de mercancías. El valor no es un resultado de inversión de trabajo en general, sino el resultado de la
inversión de trabajo social. Unos invierten más trabajo, otros, menos, unos
trabajan otros no trabajan en absoluto, mientras que se apropian muchos más
productos que los que trabajan. La misión de la Economía política consiste en
poner al descubierto la esencia de la relaciones entre los hombres motivados
por la producción, la distribución, el cambio y el consumo de las cosas.
La
economía política marxista-leninista estima que el valor es la expresión de las relaciones sociales objetivas entre los
hombres en el proceso de trabajo. Y la teoría de los “tres factores de
producción” se plantea una misión a todas luces apologética y reaccionaria, ya
que procura probar la ausencia de explotación bajo el capitalismo. De
conformidad con dicha teoría, el obrero percibe
el equivalente de su trabajo–el salario-,
y los propietarios de la tierra y del capital, lo producido por el
capital y la tierra (la ganancia y la renta). Los
representantes de la teoría d los “tres factores de producción” pregonan la armonía de los intereses de clase bajo el
capitalismo.
Tiene mucha difusión en la
Economía política burguesa contemporánea la teoría de la “utilidad marginal”, que tiene por base la interpretación subjetiva
del valor. Con arreglo a dicha corriente de la Economía política vulgar, el valor es un fenómeno puramente psicológico,
es una apreciación subjetiva de la mercancía, a su vez, viene determinada
por su utilidad. Y el grado de esa última utilidad depende, como se pretende,
de la cantidad de las mercancías: cuanto menos son, mayor es su utilidad y, a
la
inversa, a mayor cantidad corresponde menor utilidad. El valor de las
mercancías viene determinado, como afirman los autores de la teoría, por su
utilidad marginal (mínima). Dicha teoría
hace caso omiso del carácter social de la producción y de las relaciones
sociales entre los hombres.
El valor es una relación
económica objetiva, y no resultado de apreciaciones psicológicas. Cualesquiera
que sean semejantes apreciaciones, por ejemplo, de un corte de tejido, éste
costará siempre menos qu3e un automóvil, por cuanto en la producción de este
último se invierte mucho más trabajo social. La teoría subjetivista del valor trata de refutar la tesis de la
existencia de leyes económicas objetivas que determinan el desarrollo de la
producción social. Suplanta el enfoque objetivo del estudio de los
fenómenos con el enfoque subjetivo; la
investigación de las relaciones de producción, clon el análisis de la psicología
de cada persona, y el planteamiento histórico, con el que cuenta la historia.
La
teorías burguesas contemporáneas del
valor suelen ser una mezcla de la ya examinadas: de la “demanda y la oferta”, los “gastos de producción, los “tres
factores de producción” y la teoría subjetiva del valor.
Algunos economistas burgueses
acusan a Marx de haber enfocado los fenómenos económicos desde un ángulo de la ética y le reprochan así la imaginaría ausencia de
planteamiento objetivo y científico. En realidad, Marx y Engels subrayaron reiteradas
veces que no partían de razones morales, de apreciaciones morales de la
importancia del trabajo, sino del sencillo hecho objetivo de que cualquier
nación morirá de hambre si se suspendiese el proceso de producción. Marx y
Engels arrancaban siempre de la apreciación objetiva del significado del
trabajo en la vida de la sociedad, que se manifiesta en todas las condiciones
sociales.
Los reformistas y los
revisionistas, siguiendo a la economistas
burgueses, predican asimismo toda clase de teorías anticientíficas del
valor y respaldándose en ellas, procuran refutar la teoría del valor por el
trabajo elaborada por Marx. Firman que no existe el “valor absoluto” (o sea, la sustancia del valor), que es una “abstracción excesiva” de Marx, que las contradicciones de la mercancía y del
trabajo, de las que escribiera Marx, son unas contradicciones puramente
lógicas. Mientras tanto, la experiencia diaria muestra que el valor social por
el trabajo es una cosa perfectamente real. Es
sabido que las empresas que invierten en la producción de la unidad de sus
productos más trabajo vivo y materializado que otras perecen en medio de la
competencia. Por cuanto existe real y objetivamente la contradicción entre el
trabajo concreto y el abstracto, no basta con producir la mercancía sólo como
valor de uso, hay que además venderla
como valor. Las observaciones de las leyes objetivas a que obedece el
cambio demuestran, y tienen que reconocerlo hasta los economistas burgueses,
que las proporciones en el proceso de cambio dependen, en última instancia, de
la magnitud de las inversiones de trabajo.
Crítica
de las teorías burguesas del dinero. Sin poner al descubierto la
auténtica naturaleza de la mercancía y el valor, los economistas burgueses
tampoco pudieron llegar a comprender la esencia del dinero. Ya en la fase
temprana del capitalismo surgió la llamada teoría
metálica del dinero, que comparten ciertos economistas burgueses incluso en
nuestra época. Con arreglo a dicha teoría, el oro y la plata son dinero en
virtud de su propia naturaleza y sus cualidades naturales. Pero, como se sabe, la naturaleza no crea dinero. Los distintos objetos
llegar a ser dinero sólo cuando las relaciones sociales engendran dinero. El
oro se convierte en dinero y cumple la función equivalente universal sólo en
ciertas condiciones sociales.
Los clásicos de la Economía
política burguesa, aun habiendo establecido que el dinero es una mercancía, no
llegaron a comprender su esencia de las relaciones sociales que encierran en el
dinero. Sin Comprender el doble carácter del trabajo que produce mercancías, no
pudieron revelar las contradicciones de la producción mercantil. Así se
explica que los economistas burgueses estiman que el dinero sea un medio técnico de cambio. Mientras tanto, el
dinero expresa determinadas relci9ones sociales entre los hombres. La
circulación monetaria no es un proceso técnico sino social. El dinero es mercancía, pero una mercancía
específica, que cumple una función social especial. Sólo se puede comprender la
esencia del dinero si se pone al descubierto la naturaleza del equivalente
universal y la necesidad del mismo.
Está muy en boga entre los
teóricos burgueses, además, otra teoría del dinero –la nominalista-, surgida
también en los albores del capitalismo. Para sus representantes, el dinero es
un unidad nominal de cuenta, carente de cualquier contenido material. Los
adeptos a la teoría nominalista del dinero afirman que éste no es más que signo
convencional, desprovisto de valor intrínseco, nada más que una unidad de cálculo: La teoría nominalista ya al
parecer en el siglo XVII, se utilizó para argumentar distintas manipulaciones del
Estado con el fin de disminuir el valor de la unidad monetaria. En el presente,
sus representantes quieren probar que la circulación de papel moneda bajo el
capitalismo puede sustituir perfectamente la circulación del dinero oro y
tratan de argumentar así la emisión excesiva de dinero. Los nominalistas
afirman que el dinero es obra del poder estatal y que su valor viene
determinado enteramente por el Estado. No advierten más que las formas
exteriores bajo las que se manifiesta el dinero, confunden el patrón de precios
con la medida del valor. El Estado puede fijar cualquier patrón de precios,
estableciendo la cantidad de metal que se toma por unidad monetaria. Pero no
está en condiciones de establecer el valor de la mercancía-dinero. Por
supuesto, también el papel moneda puede satisfacer las necesidades de la
circulación monetaria, pero dicho papel moneda no posee valor. Tras el dinero
ideal de cuentas oculta el dinero real, efectivo.
Una de las teorías burguesas del
dinero más difundid es la teoría cuantitativa
del dinero, según la cual, el dinero del valor viene determinado por su la
cantidad en circulación. Los adeptos a
dicha teoría afirman que las mercancías entran en circulación sin precio, y el
dinero, sin valor, que el precio se plasma enteramente sólo en el proceso de
circulación. La cantidad de dinero se cambia simplemente por la cantidad de
mercancías. En realidad el dinero, la mercancía-dinero, lo mismo que todas las
mercancías, poseen su propio valor, el
cual se forma ya antes del proceso de circulación, en el proceso de producción.
Es más, el valor de cada mercancía se mide en dinero ya antes del proceso de
circulación. Por consiguiente, el dinero desempeña su función de medida del
valor ya antes del acto de compraventa.
La cantidad de dinero de pleno
valor en circulación depende del valor de la mercancía-dinero y de factores que
se hallan fuera de la circulación monetaria. Cuando circula dinero de pleno
valor, el dinero sobrante se atesora, y cuando crece la necesidad del mismo,
vuelve a participar en la circulación. Los precios de la mercancías no varían
con arreglo a la cantidad de medios de circulación corresponde siempre a la
necesidad de los mismos.
Es igualmente errónea la teoría
cuantitativa del dinero en lo tocante a l circulación del papel moneda, puesto
que el valor señalado en del papel moneda depende de la correlación entre la
cantidad de este último y la cantidad de dinero-oro necesaria para la
circulación. Cuando circula el papel moneda, el oro sigue desempeñando la
función de medida valor. ******
* Bibliografía.
Compendio del Manual de Economía
política de un grupo de autores de dirigidos por el académico A. Rumiántsev de la AC de la URSS, traducido por el ruso I. Vládov.
** Para el desamparo de la humanidad
está noble nación de nuevo cuño, se ha derrumbado internamente por la pésima política de sus gobernantes, que
no han sabido luchar por los intereses generales de sus congéneres. Es decir,
se han aburguesado y saqueado el interés general de la mayoría, por interés
particular de una minoría. Muchos nos hacen creer que el derrumbe de esta
sociedad fue debido a las presiones externas del sistema capitalista aduciendo que los hombres no eran
libres ni respectaban los derechos
humanos y la pobreza existente era infrahumana. Estos mismos que aducían tal
cosa nada dicen ahora, que la pobreza está en manos de decenas de millones de
seres humanos, y que la ingente riqueza
del país está en manos de unos pocos jerarcas, que han copiado todos los males
y vicios del capitalismo. (A.R.P)
Los
productores simples de mercancías, en tanto que trabajadores, victimas de la
explotación en la mayoría de los casos, poseen intereses comunes con los
obreros asalariados en la lucha contra los explotadores. La mayor parte de los
productores simples de mercancías son los campesinos trabajadores. Estos, en
alianza con la clase obrera y bajo la dirección de ésta, luchan contra el
régimen capitalista.
Marx comienza por la mercancía el análisis de las relaciones
capitalistas. El apartado I del primer tomo de El Capital se dedica al análisis
de la mercancía y del dinero. Ello se debe a las siguientes causas. En primer
lugar, históricamente, el capitalismo brota de la economía mercantil simple. En
segundo lugar, el conjunto de mercancías constituye l riqueza de la sociedad
capitalista, y laz mercancía viene a ser la célula inicial del complejo
organismo de la economía capitalista, célula que encierra en germen todas las
peculiaridades y contradicciones y de la
que brotan constantemente relaciones capitalistas.
Abstraernos de las
formas económicas concretas que en determinadas condiciones sociales adquieren
los productos del trabajo, veríamos que la riqueza de la sociedad consta
siempre de valores de uso. El valor de uso de un producto del trabajo no expresa
directamente las relaciones sociales, pero posee un carácter histórico, por
cuanto su papel y significación varía con los cambios de las condiciones
sociales. Si el producto se elabora para el consumo de uno mismo es valor de
uso para el propio productor. Pero cuando en virtud de la división social del
trabajo, el producto no se destina al consumo propio del productor, sino a otra
persona, se convierte en valor de uso social, valor de uso para otros. En la
producción mercantil, el valor de uso debe satisfacer no ya las necesidades del
propio productor, sino de quienes compran la mercancía. Por consiguiente, en el
proceso de producción de la mercancía debe crearse un valor de uso social. Sin
embargo, no todo valor de uso social es mercancía, por cuanto ésta, como hemos
dicho ya, debe poseer otra cualidad más: la de ser cambiable por otra
mercancía. Por tanto, la peculiaridad histórica del valor de uso de la
mercancía consiste en que es portadora del valor de cambio.
*** Todavía el sistema inhumano del capitalismo esta vivo Sólo es
cuestión de tiempo. El penúltimo coletazo de tiburón lo ha creado el
neoliberalismo en 2008, con la gran estafa dado por del sector de la ingeniería
financiera de las grandes corporaciones bancarias del mundo capitalista. Para comprender
mucho mejor lo acaecido, recomiendo a Vladimir I. Lenin leer su inmortal
ensayo: el Imperialismo fase superior del capitalismo. (A.R.P.)
**** En la Rusia de fines del siglo XIX, la unidad monetaria era el rublo,
equiparado a 0,7742 g de oro puro.
***** Actualmente la políticas agresivas de los Estados imperialistas, se
circunscribe esencialmente al imperialismo económico, esclavizando a los países
más débiles. A todo esto, hay que añadir el tráfico de armas, el narcotráfico,
la prostitución y el supuestamente tráfico de órganos humanos. (A.R.P.)
****** En este compendio del Manual de Economía –
Capitalista, sólo se expone el modo capitalista de producción de la formación
socioeconómica capitalista, así como el examen de la teoría del valor por el
trabajo, que ofrece la clave para descubrir las leyes del modo de producción de
dicha formación socioeconómica. (A.R.P.)
Para
complementar todos los demás parámetros del ensayo sobre Economía Política –
Capitalista, recomiendo la adquisición de dicho Manual, traducido al español
por la Editorial Progreso en 1980. (A.R.P.)
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